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Los perros de Pushkar

Los perros de Pushkar

El somnoliento conserje contempló con estupor cómo volvía de mi excursión: con un cortejo de veinte perros, al que se habían unido dos muchachos que tocaban música con una especie de violín, con mi círculo rojo en la frente, la camiseta de Brasil y las chanclas en la mano, el día en que los perros de Pushkar me convirtieron en un dios.