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¡Castro ha muerto!

¡Castro ha muerto!

¡Castro ha muerto! Ese era el mensaje que vi a las tres de la madrugada del sábado pasado en mi teléfono móvil. No me lo creí. En los últimos años han anunciado la muerte de Fidel Castro decenas de veces. Pero esta vez era verdad. Y yo estaba en Miami, desde donde firmo este articulo. Vestirse y correr a la calle 8 de la Pequeña Habana fue todo uno. Centenares de personas estaban ya en el café Versailles celebrando.