Han pasado más de quince días desde que Penélope Tyraki votó no con las dos manos en el referéndum convocado por Tsipras, tal y como se había jurado a sí misma, a sus diez hijos y a sus 17 nietos. Ha soportado los 22 días de corralito sin una queja, porque a una niña que sobrevivió al encierro en una iglesia de Creta donde los nazis les iban a quemar no se la doblega.