El pasado sábado 11 de febrero se celebró el Día de la mujer y la ciencia. A veces, los días de, en vez de celebrarlos, dan ganas de llorar, porque que en pleno siglo XXI sigamos reivindicando el lugar de la mujer en la ciencia, que una mujer científica tenga igual de visibilidad que un hombre científico muestra que algo debemos estar haciendo muy mal cuando pasan los años y seguimos igual