La demoledora carta de una estudiante de enfermería sobre la precariedad en la profesión
Se encontraba fatal, pero aún así acudió a sus prácticas de enfermería en el hospital. Allí descubrió que su compañera tenía fiebre, así que tuvo que encargarse ella sola de más de 20 pacientes con enfermedades mentales. Así comenzó el (horrible) día que ha relatado una anónima estudiante de enfermería irlandesa en una carta sobre sus condiciones de trabajo que se está conviertiendo en viral.
Su texto lo colgó el 26 de septiembre la página de Facebook Support for Nurses, Midwives and Frontline Staff in Ireland y desde entonces ha sido compartida 4,6 millones de veces.
La crudeza de su relato ha encontrado muchos apoyos, como se puede ver en los más de 900 comentarios de la publicación. En ellos, muchos otros profesionales sanitarios se han animado a compartir sus casos.
Puedes leer la carta íntegra a continuación:
"Hoy, como muchas otras veces, me he derrumbado y he roto a llorar mientras me preguntaba por qué narices me molesté en hacer la carrera de enfermería. Soy estudiante de cuarto año de enfermería psiquiátrica y estoy en mis últimas prácticas como supernumeraria.
Esta mañana me he levantado con la garganta irritada, la nariz taponada y dolor de cabeza y, por si fuera poco, tengo vértigo. Me planteé la posibilidad de llamar para decir que estaba enferma, pero pensé que en el hospital ya estaban escasos de personal y sobrecargados. Me necesitaban.
He salido de casa a toda prisa para dejar a mi hija en el colegio (soy madre soltera) en un coche que no me puedo permitir y preguntándome cómo iba a pagar la gasolina, que se me estaba acabando OTRA VEZ. También me preocupaba cómo iba a pagar la comida del resto de la semana si sólo me quedaban 25 euros y necesito echar gasolina.
Cuando he llegado al trabajo, ha llamado por teléfono la única enfermera que estaba previsto que viniera aparte de mí y me ha dicho que estaba enferma y tenía fiebre. Sólo hacía tres días que me habían asignado ese hospital y me han dicho que hoy estaba a cargo de más de 20 pacientes que padecían enfermedades mentales.
Algunos están sumamente enfermos. Mis conocimientos sobre cómo se gestiona este lugar son mínimos; de hecho, mis conocimientos son prácticamente nulos y me parece que toda esa responsabilidad no debería recaer en una estudiante que nunca ha estado en un hospital de día.
Iba a llamar a todos los clientes para hacerles saber que se habían cancelado los grupos por falta de personal. Me parece muy injusto para los clientes porque los cuidados que reciben en el hospital de día son extremadamente importantes para su recuperación. El fantástico trabajo que hacen aquí las enfermeras es muy importante para todos ellos.
No pude desayunar, comer en condiciones ni ir a hacer pis todo lo que necesitaba. Me las arreglé para meterme un par de galletas (son todo lo que me puedo permitir) en la boca entre los avisos, que consistieron principalmente en asistir a personas que querían autolesionarse, gente angustiada y personas que necesitaban cuidados y apoyo de alguien más que de una estudiante que no daba abasto con la gestión de un hospital de día y que estaba enferma, cansada, hambrienta y necesitaba ir al baño. Hubo un momento en el que pensaba que me iba a desmayar.
No hay palabras para expresar lo abatida que me he sentido hoy y en otras ocasiones del pasado. Si alguien me pidiera consejo sobre hacer la carrera de enfermería, yo recomendaría no hacerla. Es de lejos la peor decisión que he tomado. El personal de las Autoridades de Salud y Seguridad de Reino Unido escasea y está sobrecargado.
Me duele saber que los conductores de autobús tienen de cuatro a seis semanas de instrucción básica y cobran más que un enfermero, que ha hecho una carrera de cuatro años agotadores. Estamos increíblemente infravalorados y nos resulta muy difícil hacer huelga porque puede que muera gente si la hacemos con la escasez de personal que hay. ¿¿¿Quién más va a cuidar de los pacientes si hacemos huelga???
No me han pagado ni un céntimo por el trabajo que he hecho hoy porque ni siquiera soy enfermera residente. Nada. Y cuando por fin tenga el título me pagarán cuatro duros por mi trabajo, igual que a las demás enfermeras cualificadas.
Apenas puedo dar de comer a mi hija y no puedo pagar el seguro del coche, ni la luz, y me paso los inviernos muriéndome de frío porque no me puedo permitir poner la calefacción. No me compro ropa, llevo los calcetines llenos de agujeros (no es broma), mi vida social es inexistente porque no me puedo permitir ir a ningún lado (sin exagerar).
Los libros de mi hija cuestan 270 euros ¡y no los tengo! No duermo bien por las noches porque estoy muy preocupada por el dinero y el trabajo y muy cabreada por haber elegido una carrera tan poco prometedora. Estoy tan deprimida, hundida y enfadada ahora mismo...
He llorado tanto en el coche durante la vuelta a casa que casi no veía la carretera. Mi hija no debería haberme consolado al llegar del trabajo con los ojos llenos de lágrimas, yo debería consolarla a ella cuando lo necesite. Me ha preparado un té y me ha escrito con una tiza en la taza: "Todo va a salir bien, te quiero". Estoy llorando mientras escribo esto. Me ha visto ya muchas veces en este estado. Ya he tenido suficiente.
¿Y qué es lo peor? Que cuando me gradúe seguiré pasando penurias aunque me paguen. Y no es justo que la única opción que tengamos mi hija y yo de tener la calidad de vida a la que tenemos derecho y que nos merecemos sea irnos de nuestro puñetero país. No tiene sentido. Hace que me hierva la sangre. Si me quedo aquí, va a afectar a mi salud mental y no voy a ser capaz de cuidar de la salud mental de nadie. Si me voy, dejo a mi familia, a mis amigos, a mi hogar y a mi cultura, y a mi hija le quito su colegio, sus amigos, su vida y las cosas que le gustan. Estoy llegando a mi límite. Estoy hundida, derrotada, desanimada y con el alma en los pies. Soy la sombra del ser social, feliz y con brillo en los ojos que era.
¿Cómo vamos los enfermeros a cuidar de los demás si no podemos ni cuidar de nosotros mismos? ¿Por qué el gobierno no se preocupa por nosotros? ¿Por qué estamos tan infravalorados?
De una enfermera desgastada a punto de rendirse".