Si el baile me ha permitido que se me escuche, que se valore lo que digo, bienvenido sea. Porque quienes tenían que abrir el baile del diálogo, la negociación y el pacto, Mas y Rajoy, han sido incapaces de hacerlo. Porque en el baile reside buena parte de lo que nos pasa. Hemos estado demasiado tiempo en un diálogo de sordos. De muros que se han levantado uno frente al otro. No me paren ahora, justo en el momento en el que ha de empezar, de verdad, el baile.