Cualquiera que consulte la lista de los libros más vendidos puede comprobar que la novela negra goza de buena salud, que el terror tiene sus adeptos, que siempre habrá románticos, pero que el núcleo duro de los lectores compulsivos se vuelve loco con la fantasía. No se trata de una moda pasajera, para disgusto de los puristas.