Que la sociedad dé por hecho que debería haber una lucha territorial entre la madrastra y la exmujer es perjudicial por muchos motivos. Los niños no son posesiones. Son seres impresionables que sienten la necesidad de complacernos, de encajar y de sentirse queridos. La lealtad que tengan hacia uno de sus padres no debería afectar a la lealtad que tengan hacia el otro.
Mark y yo empezamos a salir cuando yo era muy joven. En el momento en el que nos conocimos, yo era una chica de 20 años con un deseo desesperado de ser querida. Mark era un camarero de 30 años con una predilección por escribirme poemas y mensajes de texto en los que me profesaba su amor bien entrada la noche.