El temor vietnamita a que China aproveche su nuevo estatus de superpotencia para ganar posiciones en la región a costa de las demandas de los pequeños países del sudeste asiático empuja a Vietnam a responder a las querencias de Washinton, empeñado desde hace tres lustros en reconducir las relaciones con Vietnam, pieza fundamental de una estrategia de contención de China con reflejos añadidos en Seúl, Tokio, Manila o Canberra.