Lección de vida y muerte del profesor Aramayona
Desde hace más de dos años, cuando lo conocí sentado en su silla de ruedas en la calle Alfonso de Zaragoza al pie de su diaria reivindicación en pro de una escuela pública y laica, sabía que la determinación tomada el martes por el profesor Antonio Aramayona formaba parte de su tránsito vital y mortal. Me lo dijo mientras comíamos en un modesto restaurante, cerca de su casa, antes de despedirnos.