Amazon recibe palos por todos los sitios, a pesar de que cada vez tiene más fieles. O quizás por eso. Se le acusa de prácticas laborales seudoesclavistas, de no pagar impuestos y de haber pulverizado las librerías. Sin embargo, la mayoría de los que la critican son los mismos que compran en Amazon hasta maquinillas de afeitar.
A los niños estadounidenses se les enseña que uno es especial si se siente especial y le hacen sentir especial, no necesariamente porque haga cosas especiales. Y este movimiento, yo diría mundial, a juzgar por las cosas que veo cuando voy a España, ha tenido su matriz en Estados Unidos.
Desde hace tres años y durante una semana del mes de agosto, un número creciente de voluntarios llegan de los alrededores a poner sus manos al servicio de la recuperación del lugar, a arrancar los escombros y seguir descubriendo lo que aún es y, sobre todo, lo que un día fue Santa María.