carolina bescansa
Así se rompió el sueño de Ares y Errejón
Hace una semana, del encuentro ultrasecreto entre Iñigo Errejón y Rodolfo Ares salió un rayo de esperanza, un "quizá puede ser" que durante tres días -hasta el encuentro del trío PSOE, Podemos y Ciudadanos- elevó los niveles confianza de Sánchez, ya de por sí optimizados, e hizo arquear las cejas con sorpresa a los más escépticos de sus hombres. Pero en la reunión a tres del jueves, la dureza de Carolina Bescansa dejó perplejos a los asistentes.
Sopas del niño, o el bebé que irrumpió a 'tetajarro' en el señorío de sus señorías
Sí, va a ser una legislatura diferente, no hay duda. Una legislatura donde las rastas van a expresar su opinión sin miedo a que la policía les golpee la cabeza, y a compartir espacio con quienes siguen trazando a tiralíneas la raya del pelo y de las ideas. Y, sobre todo, una legislatura donde algunas mujeres valientes, por fin van a hacer oír su voz y la de aquellos a quienes representan.
Micropolítica gestual: ¿qué fondo detrás de las formas?
Nada que objetar de las opciones meramente escénicas de cada cual en la representación con la que legítimamente les han investido los ciudadanos. Pero sí de quienes, desde el puente de mando, el cuaderno de bitácora o la sala de máquinas de los medios de comunicación, piensen que procede ignorar o descatalogar a quienes no hacemos campo de batalla de la impugnación de las formas.
Reivindicación del matiz
Pasados unos días, a pesar del riesgo, me atrevo a emitir una opinión. Debo decir que la utilización de menores, incluso en causas nobles, me produce muchos reparos, y que me parece confuso el mensaje de quien, como la señora Bescansa, tiene a su disposición una escuela infantil en el mismo lugar de su actividad laboral completamente gratuita. Y entre todos los argumentos que se han apuntado para justificar el gesto de la diputada de Podemos, quizá el más sorprendente sea el de que la presencia del niño "ha servido para poner sobre la mesa un problema".