Así se rompió el sueño de Ares y Errejón
Hace una semana, del encuentro ultrasecreto entre Iñigo Errejón y Rodolfo Ares salió un rayo de esperanza, un "quizá puede ser" que durante tres días -hasta el encuentro del trío PSOE, Podemos y Ciudadanos- elevó los niveles confianza de Sánchez, ya de por sí optimizados, e hizo arquear las cejas con sorpresa a los más escépticos de sus hombres. Pero en la reunión a tres del jueves, la dureza de Carolina Bescansa dejó perplejos a los asistentes.
El lunes se cumple una semana de la cita que pudo cambiar la historia de la formación de Gobierno: el encuentro entre Iñigo Errejón, teórico numero dos de Podemos y portavoz del Grupo Parlamentario y Rodolfo Ares, el socialista vasco del equipo negociador que nombró Pedro Sánchez, el negociador experimentado por excelencia en las filas del PSOE y que cuenta con la unanimidad casi total entre la vieja, la mediana y la joven guardia del Partido Socialista.
De la cita ultrasecreta entre Errejón y Ares salió un rayo de esperanza, un "quizá puede ser" que durante tres días -hasta el encuentro del trío PSOE, Podemos y Ciudadanos- elevó los niveles confianza de Sánchez, ya de por sí optimizados, e hizo arquear las cejas con sorpresa a los más escépticos de sus hombres. Errejón hablaba en nombre de Podemos, y aunque algunos advirtieron de que la guerra interna continuaba e igual el portavoz no contaba con todo el apoyo de Iglesias, le creyeron. Errejón volvió con las buenas nuevas y durante 36 horas el entorno del líder transmitió la idea de que efectivamente estaban más abiertos que nunca a buscar un acuerdo.
LA REUNIÓN DEL JUEVES
Con ese tono de prudente esperanza se inició el encuentro del jueves. Primero habló Antonio Hernando, simpático, amable, optimista; luego Pablo Iglesias -el único líder presente de los tres partidos- y estuvo "encantador", según uno de los socialistas; "zalamero" según uno de los de Ciudadanos. Iglesias anunció que él hablaría poco tiempo, que luego lo harían Carolina Bescansa y después Iñigo Errejón. No bien hubo terminado, y aunque no estaba previsto, Errejón tomó la palabra sin aportar gran cosa, quizá para marcar territorio y en ese tono amable que se había instalado en el que las palabras estaban medidas y sopesadas. El resto de los asistentes tomaron nota de que se había colado y empezaron a ver claro que la tirantez entre Iglesias y Errejón podía marcar posteriormente el encuentro.
La dureza de Bescansa un instante después dejó perplejos a los presentes. Con ese tono árido que la caracteriza jugó el papel encomendado por su jefe. Desplazada del centro de poder por Rafa Mayoral e Irene Montero, trata de satisfacer las demandas de Iglesias para mantenerse a flote. "No dio pie a discutir nada. Directamente dijo que el documento firmado PSOE-Ciudadanos debía ser sustituido por sus 20 medidas. Íbamos preparados para que plantearan que de las 200 medidas, 100 por ejemplo no las aprobaban. Pero fue radical. Nada servía", explicó sorprendido uno de los negociadores de Ciudadanos.
Fuentes de Podemos presentes en la reunión insisten en que "nos dejaron meridianamente claro que el documento estaba labrado en mármol y éramos convidados a retocar aspectos mínimos. Lo triste fue no encontrar un espacio para negociar de verdad, sin un documento que prefigure de antemano cualquier posición y no se pueda modificar".
Sin embargo , los socialistas insisten en qué no saben qué pasó en el camino desde que Iglesias abandona la reunión hasta el despacho, después de negociar que en la rueda de prensa iba a decir que la negociación podía seguir, para media hora mas tarde llamarles y comunicarles que Podemos cancelaba la rueda de prensa hasta el viernes por la mañana, tras la reunión de sus dos órganos ejecutivos.
Ese viernes y tras escucharles, el PSOE tuvo claro que todo se había acabado. Esta vez no hubo mucho que debatir entre el equipo de los negociadores socialistas. El camino se había cerrado, con alivio por una parte para unos porque "intentar un gobierno con ellos era lo honesto, lo obligado aún sabiendo lo difícil que era, puesto que hubiéramos gastado el 90% de ese tiempo gobernando juntos en convencerles de muchas cosas obvias" detalla uno de los negociadores.
Pedro Sánchez se tomó esa tarde libre y el sábado también, aunque siguió dando vueltas con su núcleo de confianza por teléfono sobre la decepcionante actitud de Podemos. La teoría de uno de los más escépticos de que Iglesias trataba de 'blanquear' su imagen tras el deterioro de la bronca interna que tienen montada se relevaba acertada.
Este domingo 10 de abril, el grupo negociador se ha dedicado a discutir los términos de la carta que ha enviado Antonio Hernando, en recopilar las medidas en las que coincidían -como detalla la carta de Hernando- y en terminar de intercambiar opiniones: hay unanimidad en que el tiempo de Podemos y PSOE forma parte del pasado. La mitad de los negociadores sostienen que incluso aún cuando Pablo Iglesias se acercara, en un giro de 180 grados, "ya no es fiable". "Ha dinamitado la última gota de confianza que teníamos en ellos", reflexiona otro de los hombres de Sánchez.
Ahora, lo importante es cerrar con Ciudadanos el "protocolo" para sentarse con Rajoy si es que este les llama. Los socialistas acudirían "por educación" y por deferencia hacia los de Ciudadanos, puesto que ellos se sentaron con Podemos.
Sobre Susana Díaz, se encogen de hombros. Si quiere, que suba; si se atreve, que acuda a la pelea de la secretaria general, pero tendrá que afrontar una decisión dura. Para ser candidata de Gobierno por el PSOE tendrá que dimitir como presidenta de la Junta en un momento en que nada asegura que el PSOE vaya a obtener más de los 90 escaños que tiene ahora. Más bien al contrario.