En el caso de los cánticos de los aficionados ultras del Betis, no hay duda de que los aficionados ultras han sobrepasado todos los límites de lo permisible moral y jurídicamente. Aquí ya no se podría tachar la respuesta por parte de las autoridades deportivas como puritana, sino que respondería a un adecuado y legítimo de la sanción deportiva.