Tres palabras, tan solo tres palabras escritas en un SMS, condenaron a Roger Mbede a vivir una pesadilla que, desgraciadamente, ha llegado a su fin con la muerte de este joven, de tan solo 34 años, en un país, Camerún, en el que ser gay es un delito que se castiga con la cárcel.
Roger, Esther, Pascaline y Marc son auténticos héroes en un país en el que son señalados con inquina en los medios de comunicación, repudiados en las calles y vejados en las celdas. Los cuatro dan la cara en una iniciativa del Projet d'Assistance et d'Encadrement des Minorités Homosexuelles.