Estar a cargo de diez niñas científicas es mucho más complicado de lo que pensé, y no por las razones obvias. Despertarlas temprano, llevarlas a clase y tenerlas en la cama a las 22:30 es la parte sencilla. Pero tenía dudas sobre si podría aconsejarlas, pues tienen intereses en áreas muy diferentes a la mía.
Las primeras piedras son, indudablemente, el escaparate perfecto para que un político se eche unas flores. ¡Casualmente se ponen muchas en época preelectoral! Y con mucha solemnidad y ceremonia. Son los actos ideales para resumir las bondades del protocolo como herramienta al servicio del poder, perfectas para su puesta en escena.