La votación en la Asamblea General, esta semana, para condenar la anexión de regiones ucranianas por parte de Rusia rescata una pregunta vieja como la institución.
Tras lo peor de la pandemia, todos los líderes podrán participar en Nueva York de forma presencial, salvo Zelenski, que enviará un mensaje grabado desde Kiev.
La organización lleva años avisando de su "problemática" situación financiera y tratando de reducir costes, en gran parte porque los estados no arriman el hombro.