¿Por qué me ha costado tanto publicar este segundo artículo sobre Duolingo, una aplicación para aprender lenguas con 120 millones de usuarios? Lo escribo tras hablar con Gina Gotthilf, VP de desarrollo en Duolingo, después de asistir a una charla de su fundador, Luis Von Ahn, y sin dejar de reflexionar sobre los comentarios cínicos o entusiastas de nuestra comunidad profesional.
Generalmente, los españoles tenemos particulares dificultades para hablar inglés. Éstas se reducen en el lenguaje escrito y solemos comprender bien; sin embargo, aumentan en el lenguaje oral y, especialmente, a la hora de producirlo. Aquí señalamos los principales rasgos, problemas y causas de nuestro mal inglés.
Ahora comenzamos a saber que las personas que hablan idiomas adquieren grandes ventajas cognitivas que repercuten en su vida cotidiana. Sus cerebros experimentan cambios que se expresan en una mejora en el aprendizaje y ejecución de las llamadas funciones mentales complejas, aquellas que permiten llevar a cabo con éxito una tarea con un propósito determinado.
Admiro a los creadores de Duolingo, como a tantos emprendedores en el mundo del aprendizaje de segundas lenguas en internet. Sólo espero que sigan preocupándose por la calidad de su producto, por el beneficio para la sociedad, tanto o más que por hacer dinero.
Es cierto que el futuro está caro. Cubierto por una gruesa niebla (londinense) de incertidumbres. Pero, desde hace decenios, los españoles sin más patrimonio que las ganas de trabajar y algunos certificados educativos tenemos la seguridad de que no hay futuro sin inglés.
El aprendizaje de segundas lenguas mueve más de cien mil millones de euros en el mundo. Sin embargo, pocos conseguimos hablar una segunda lengua con independencia (nivel B1) después de estudiarla durante meses o incluso años. ¿Por qué?