La argucia de Cervantes
La argucia de Cervantes no es otra que la de la locura de un empeño: el de escribir la obra total. Y una manera de fugarse y abstenerse ante el duro golpe que el Concilio de Trento asestó a la literatura de la imaginación al condenar en bloque a los libros "lascivos", en una condena indiscriminada del tema amoroso.