Con el algoritmo ocurre lo mismo que con el bisturí. Considerado como herramienta podemos pensar que es neutral, pero depende de las manos que lo empuñan.
Los "algoritmos", según la RAE "Conjunto ordenado y finito de operaciones que permite hallar la solución de un problema", han obtenido un revestimiento de objetividad e infalibilidad desde que han migrado su entorno de ejecución de la mente humana a los circuitos digitales. Pero olvidamos que tanto su diseño como la selección de datos que maneja son tareas realizadas por humanos.
Google ha cambiado otra vez su algoritmo. Esta vez los cambios han afectado a Penguin, un algoritmo lanzado en abril de 2012 con el objetivo de combatir el spam en los resultados de su buscador, a través de penalizar aquellas webs que tratasen de posicionarse utilizando técnicas no demasiado éticas de linkbuilding.
Cuando se le preguntó cuál creía que era la idea que iba a ser más influyente en los próximos 50 años, Harari respondió: "Sin duda, el algoritmo", y añadió que la biología actual puede resumirse en cuatro palabras: "Los organismos son algoritmos". El mundo de la inteligencia artificial, la biología e incluso la neurociencia están ebrios de esta idea.