Los desahucios son una verdadera catástrofe que, al igual que tornados, huracanes y terremotos, requieren de los gobiernos unas medidas inmediatas y eficaces que solucionen la situación de desesperación y absoluto desamparo de sus víctimas. Han hecho falta dos suicidios para que Rajoy diga "espero que paralicemos el lunes los casos de familias vulnerables", aunque viniendo de él esto puede significar cualquier cosa.