Queridas tetas, hemos pasado mucho desde que hicisteis vuestra aparición en 1995. Llegasteis tarde: llevaba siglos preguntándome si ibais a aparecer algún día; yo llevaba tops mientras que las demás chicas desarrollaban melones de un día para otro. Y justo cuando empecé a plantearme el viejo truco del papel higiénico en el sujetador, aparecisteis.