La ‘fachosfera’: la verdad sobre su escasa (y dudosa) audiencia
The Objective, Vozpópuli y El debate dicen tener entre 5 y 20 veces más usuarios que seguidores en redes sociales. En los diarios de prestigio ambas cifras son parejas.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha popularizado en España el término “fachosfera”, acuñado por vez primera en el 2019 por la Asamblea Nacional francesa en un informe sobre la lucha contra los grupúsculos de extrema derecha. Le Monde la ha definido como “una nebulosa de sitios web y cuentas en redes sociales cuyo objetivo es difundir desinformación y, en resumen, propaganda dirigida a los activistas que los animan”. Por eso merece la pena detenerse en lo que representa en España, en términos de audiencia, el brazo mediático de la 'fachosfera'. Spoiler: mucho menos de lo que aparenta.
Para entender mejor los datos que se desgranarán más adelante es necesario conocer algunas especificaciones técnicas.
La audiencia de los medios de comunicación procede de distintas fuentes, entre las que destacan el tráfico orgánico (los usuarios más fieles a la cabecera, que la consultan casi a diario), los buscadores como Google y, en particular, las distintas redes sociales: Instagram, X (Twitter antes del desembarco de Elon Musk), Youtube, Facebook, Tik-Tok… Cientos de millones de navegantes digitales de todo el mundo se informan a través de sus redes favoritas y, cuando una noticia les interesa, ‘aterrizan’ en el portal informativo que la ha publicado.
La visibilidad que tienen en estas redes las noticias que publican los medios de comunicación depende de distintos factores. Por una parte, los opacos algoritmos de estas plataformas sociales, que, al nutrirse de la publicidad, procuran maximizar su audiencia y lo hacen, a menudo, impulsando contenidos controvertidos o divisorios, cuando no directamente fake news.
Otro factor, mucho más transparente, es el número de seguidores que los portales informativos tienen en estas redes sociales. Cuantos más followers tiene una cabecera a más usuarios alcanzan sus noticias, y cuando estos las comparten con sus propios seguidores el eco de las informaciones aumenta de forma exponencial.
Si un mayor volumen de seguidores en redes se corresponde con una audiencia digital más vasta, la ecuación debería funcionar en el sentido inverso: a menos followers, menos usuarios únicos. Pues resulta que los medios de la 'fachosfera' desafían esa lógica, entre otras muchas.
El HuffPost ha cotejado la suma de todo el ‘público’ que sigue a diferentes periódicos en sus principales redes sociales con la cifra de los usuarios únicos que reportan mensualmente a GfKDAM, el medidor oficial de consumo digital en España, y a Comscore, en el caso de los de Estados Unidos. Y los resultados son muy reveladores.
En el caso de El País, sus seguidores en las redes ascienden a casi 20,5 millones, y los usuarios únicos registrados en el último mes de 2023 fueron 17,8 millones. Es decir, la principal cabecera española tiene un 15% más de followers que de usuarios.
Algo similar sucede con el líder mundial en audiencia, TheNew York Times. El periódico estadounidense cuenta con un total de 97,7 millones de followers en sus redes sociales, y en el mes de diciembre fue visitado por 71,2 millones de usuarios únicos. De nuevo, la cifra se seguidores supera con creces a la de usuarios, un 37%, en este caso.
Otras cabeceras, como El Mundo o The Washington Post, presentan ratios negativas del 26%. El primero tiene cuatro millones de seguidores menos que de visitantes: frente 16 millones de usuarios únicos que reportó en diciembre, sus redes cuentan con el respaldo de 11,8 millones. A escala, la cabecera de referencia en Washington presenta similares guarismos: 51,4 millones de usuarios únicos, según Comscore, por 38,3 millones de seguidores.
A medio camino se encuentra La Vanguardia. El periódico catalán cuenta con algo más de 9,9 millones de followers en sus redes sociales y, sin embargo, la audiencia mensual reportada a GfK hace un mes fue de 16,4 millones. La diferencia entre un factor y otro da como resultado una ratio de un -40%. Una cifra considerable si se traduce en influencia digital.
Pero las cifras verdaderamente llamativas son las obtenidas por otros periódicos españoles de tendencia conservadora, algunos con ínfulas liberales, otros conservadores y unos pocos, desacomplejadamente de extrema derecha. La cabecera que dirige Pedro J. Ramírez reportó en diciembre 18,6 millones de usuarios únicos, una cifra siete veces superior a la de seguidores: 2,3 millones. La de Eduardo Inda acreditó 12,5 millones de usuarios, multiplicando por más de seis el número agregado de sus followers: 1,9 millones.
Ya en el furgón de cola del ránking de audiencia se sitúan digitales El Debate, The Objective o Vozpópuli. Medios, por cierto, de cuya irrelevancia ya dio fe el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) a través de una encuesta con entrevistas a 27.000 ciudadanos en la que las tres cabeceras registraron… cero lectores.
Fundado a finales del 2021 por Bieto Rubido, exdirector de ABC, El Debate ha experimentado un crecimiento de audiencia vertiginoso, inédito en el sector: en dos años ha multiplicado por ocho la cifra de usuarios únicos, reportando 6,9 millones el pasado diciembre. Aún más dudas suscita la comparación con su audiencia social: 342.000 seguidores. Esto es: tiene 20 veces más usuarios únicos que followers.
Mucho más modestas son la repercusión y la influencia de The Objective, encabezado y tutelado, respectivamente, por Álvaro Nieto como director y por Antonio Caño, como presidente del consejo editorial. Despedidos ambos de El País, han dado cobijo en la sección de opinión de The Objective a algunos articulistas que en su día colaboraron con el diario líder en español. Este digital cuenta con poco más de dos millones de usuarios únicos, pero aun así esa cifra multiplica por cinco la de seguidores en redes sociales: 454.000.
El úlltimo proyecto editorial del periodista Jesús Cacho (Villarmentero de Campos, Palencia, 1943) ha sido Vozpópuli, que fundó en el 2011 con el apoyo de algunos empresarios que prefirieron mantenerse en la sombra. Redactor de la sección de Economía de El País, en 1988 fue despedido del diario por publicar una fake news al servicio de los intereses del financiero Javier de la Rosa, posteriormente condenado por apropiarse de 375 millones de euros del grupo KIO. Más adelante Cacho ejerció como director de El Confidencial durante una década. En el 2011, cuando fue despedido, interpuso demanda. Y perdió el juicio.
La cabecera que después fundó, ahora dirigida por Francisco Rosell, alcanzó en diciembre 4,1 millones de usuarios únicos (con una caída intermensual del 10%), pese a ser prácticamente testimonial en las redes sociales: 338.000 seguidores. La cifra de usuarios de Vozpópuli, pues, multiplica por 12 la de sus seguidores.
Lógicamente, los diarios longevos, con redacciones sólidas y mejores profesionales, distribuyen en las redes sociales más y mejores contenidos que los digitales de nicho, lo que les permite construir distintas comunidades de interés y amplificar sus audiencias. El misterio es cómo estos digitales peor dotados periodísticamente, casi ignotos en las redes sociales, logran reportar a GfK audiencias a veces millonarias que, a todas luces, no se compadecen con su verdadera repercusión social.