Andrea Quintero : "El loco de la colina' empezó y terminó en una gran depresión"

Andrea Quintero : "El loco de la colina' empezó y terminó en una gran depresión"

La hija de Jesús Quintero habla con el HuffPost sobre el estreno de 'La colina del loco, la radio que inventó Quintero', un podcast sobre la vida y obra del periodista.

Andrea Quintero

Pasó el luto de su padre junto a 'El loco de la colina' y eso le curó un poco el alma. Ella, que creía conocer a Jesús Quintero en todas sus facetas, descubrió a través de horas y horas de entrevistas grabadas en cintas al hombre curioso, empático y vulnerable capaz de hacer del silencio un arte. Se refugió del dolor de su pérdida en todas y cada una de las trece noches que 'El loco' pasó con Antonio Gala. Entendió con su ausencia aquello que tanto le repitió él en vida: “Algún día, cuando no esté, agradecerás que no haya estado ahora, porque gracias a eso podré estar para ti eternamente”. Andrea supo leer en cada conversación los consejos que Quintero le dejó en herencia y quiso regalar un poquito de su padre a todos los demás.

Andrea Quintero es la hija mayor del presentador Jesús Quintero y también es periodista. Quizás un poco por lo primero y un poco por lo segundo lo que quiso hacer inmediatamente tras la muerte de su padre fue escuchar una a una todas las cintas de 'El loco de la colina' que nunca antes había reproducido. Encontró en ellas un tesoro al que quiso dar forma junto a la Cadena SER para crear un podcast sobre la vida y obra de su padre. Con 'La colina del loco, la radio que inventó Quintero', título con el que ha dado vida a su idea, Andrea ha querido explicar las influencias de 'El loco', contextualizar su revolución, analizar el arte de sus palabras y abrir en canal sus vulnerabilidades para entender mejor su historia.

¿Con qué intención nace este podcast sobre tu padre, Jesús Quintero?

El sueño de mi padre siempre fue volver a la radio y no lo pudo hacer porque ya no tenía casi voz. Por eso, cuando me encuentro con las cintas de sus entrevistas como ‘El loco de la colina’ se me ocurren varias cosas. La primera cumplir su sueño de esta manera y la segunda, a raíz de escuchar las cintas, conocer esa versión de mi padre y darme cuenta del tesoro que representan, querer enseñársela al mundo. Al final estamos hablando de Jesús Quintero, un personaje/persona que ha estado muy presente en la vida de varias generaciones de nuestro país. Su estilo se forja en un breve periodo de tiempo y en un contexto social complicado. Me parecía interesante hacer una radiografía de todo esto, de cómo se forjan el personaje y ese estilo tan particular -en el que tanto influye también Andalucía- y que le acompañaría ya toda la vida.

¿Nunca habías escuchado las entrevistas de 'El Loco de la colina' en la radio?

No, no. Nunca. Lo que yo sabía de ‘El loco de la colina’ es lo que mi padre y gente de mi entorno me contaba, incluso lo que admiradores suyos decían, eso de que dormían cada noche a su lado con el transistor debajo de la almohada. Yo conocía el mito, pero nunca había escuchado esas entrevistas. Imagínate, para mi escucharlas fue muy duro y bonito a la vez, muy intenso. Absolutamente terapéutico. Él respondía a cosas que yo no había alcanzado a preguntarle. Para mi tener presente a mi padre a través de esas cintas durante el proceso de duelo ha sido clave. No entendía otra manera de llevar mi luto.

"En las cintas él respondía a cosas que yo no había alcanzado a preguntarle"
Andrea Quintero

Lo primero que recordé el día que faltó es algo que me decía cuando yo le reprochaba de pequeña y de adolescente que no estuviera tan presente en nuestro día a día. Él decía: “Algún día, cuando no esté, agradecerás que no haya estado ahora, porque gracias a eso podré estar para ti eternamente”. Yo en ese momento detestaba que me lo dijera, me sonaba a excusa. Pero mira, cuando se murió lo primero que recordé fue esa frase y fui corriendo a refugiarme en esas entrevistas. Me refugié en ‘Las trece noches’ con Antonio Gala, que son curativas para el alma. Por eso encontrarme con esas cintas y con esa versión de mi padre que no conocía ha sido de las mejores cosas que me han pasado en la vida.

Supongo que en sus grabaciones has ido encontrando la palabra precisa para el momento exacto.

Totalmente. Hablaba de cuestiones trascendentales que me ayudan en mi vida. Para mí son sabios consejos de padre almacenados en cintas para que pueda recurrir a ellos siempre que los necesite. Yo, mis hijos y todos los que vengan después. Eso es una fortuna que poca gente puede tener y que le agradezco a Dios todos los días. Su trayectoria conllevó muchas renuncias y el sacrificio de no tener cerca a sus hijas, pero valió la pena.

"‘El loco de la colina’ surge de una gran depresión y termina en una gran depresión"
Andrea Quintero

Su manera de hacer radio marcó un antes y un después no solo en la comunicación, sino también en la sociedad española, ¿recuerdas en qué momento tomaste conciencia sobre el peso público que tenía tu padre?

De eso he sido consciente siempre, desde muy pequeña. El cariño que le tenía la gente a mi padre se lo expresaban por la calle y de manera muy natural y genuina. Recuerdo cómo le paraban y le contaban sus historias. Todavía, a día de hoy, me siguen llegando testimonios de gente que cuenta que mi padre les ayudó a superar una depresión o que ha sido su única compañía en el momento más duro de su vida.

El primer capítulo del podcast analiza el arte de sus entrevistas... ¿Para ti cuál era su mayor cualidad? ¿Qué fue lo que hizo para romper los esquemas?

Creo que fue clave el huir de la superficialidad y no renunciar a la profundidad. Recordar que el periodismo debe ser un camino para llegar al corazón de la gente. No entender la sensibilidad o la emoción como una debilidad. Entender que educar sentimentalmente es un ejemplo de valentía. Y la escucha. Sé que un sello muy reconocible de Quintero es ese, el silencio, pero hay mucho más allá de eso. Entendió la comunicación como un género artístico más. Además, él tenía mucha curiosidad por todo. Quería entender cómo funcionaba el mundo, cómo funcionamos por dentro... Tenía claro que la sabiduría estaba muy repartida y que cualquier persona, hasta la más iletrada, tenía mucho que contar sobre la vida. No le importaba la profesión, el título que acompañaba a la persona o la trascendencia pública que tenía. Llevaba toda la vida llevando el periodismo a esos márgenes.

"A Vicente Núñez recuerdo que le preguntó: “Es usted poeta ¿no? ¿Y no le da vergüenza?"
Andrea Quintero

Le venía de familia lo de hablar con todo el mundo. Siempre contaba que mi abuelo, su padre, cuando cogían el tren para ir a Huelva desde su pueblo iba preguntando a todo el mundo a dónde iba, de dónde venía, qué opinaban de un tema u otro... Es gracioso que fuese mi padre el que se enfadaba y le decía: “Pero ¿por qué haces eso? ¿Por qué no paras de preguntar?”. Luego él hizo de la pregunta su vida y me enseñó, por ejemplo, a hablar siempre con los taxistas. Él iba por la vida siempre con los oídos abiertos.

Siempre he percibido en sus preguntas una profunda sensibilidad y capacidad de reflexión... ¿Crees que esa empatía y esa búsqueda continua del sentido de las cosas lo sumió en los problemas de salud mental que padeció en su vida?

Sí, totalmente. Precisamente en el sexto episodio del podcast, que habla de la salud mental, se desentraña todo esto. Al final, ‘El Loco’ es una declaración de intenciones como nombre y hay que hablarlo. Yo no sé decirte qué fue antes, si el huevo o la gallina. Él ya había experimentado depresiones a lo largo de su vida. De hecho, ‘El loco de la colina’ surge de una gran depresión y termina en una gran depresión. Esos momentos de sombra eran sus momentos motor, de construcción personal, y de donde salía una versión nueva, mejorada y más sabia de él. A él le interesaban ciertos temas porque él los tenía dentro. Pero al mismo tiempo el interesarse por esos temas e ir ahondando le iba arrastrando también a todo ello. Su interés y su sensibilidad se retroalimentaban con la depresión.

No sé qué fue primero, pero mi padre ya había hecho psicoanálisis antes y tengo la certeza de que eso influyó muchísimo en su estilo a la hora de entrevistar. Él quería callarse, escuchar y hacer preguntas dirigidas a las heridas muy abiertas. Dejar que el otro hable. Eso lo aprendió en el psicoanálisis.

El periodista Jesús Quintero.EFE

El exceso de empatía a veces trae consigo a la tristeza y viceversa, ¿no?

Sí, totalmente. Él acabó usándola de herramienta porque cuando ahondaba en los temas más delicados lo hacía desde su propia vulnerabilidad. Él dejaba claro que se estaba desnudando ante ti y frente a eso las defensas del otro se caían. Su empatía era pura. Quería entender y ayudar al otro para ayudarse y entenderse a él mismo también.

¿Sabes cómo acostumbraba a prepararse las entrevistas? Cuentas en el podcast que en tu casa había carpetas y carpetas dedicadas a todo tipo de ‘personajes’ y causas.

Sí, porque estaba trabajando siempre. Cuando enseñé el primer episodio se pensaban que la parte en la que hablo de sus estanterías llenas de carpetas con nombres era una metáfora, pero para nada. Eso era así. Recuerdo que el salón de mi casa estaba repleto de carpetas etiquetadas. Siempre estuvo rodeado de un gran equipo que antes de cada entrevista hacía una labor de investigación para averiguar qué no se le había preguntado antes a ese ‘personaje’ en caso de que fuese alguien público.

Luego estaba obsesionado con formular la pregunta perfecta. No paraba de apuntar preguntas y preguntas. Para eso él salía mucho a la calle y todo lo que le despertaba curiosidad o dudas lo apuntaba. En la época de ‘El loco de la colina’ él no permitía que le hiciesen fotos, jamás. Esto era porque él quería mantener el mayor anonimato posible para poder seguir perdiéndose en la calle, hablando con todo el mundo y encontrando tesoros. No dejaba de preparar nunca la entrevista, pero luego no había un guion en el programa. Solo apuntaba la primera frase y a partir de ahí todo el equipo sabía que todo era una improvisación. Entendía que era así como surgía la magia, como la que surge cuando quedas para tomar un café.

"Jesús Quintero quiso entrevistar a Rocío Carrasco, pero en ese momento ella estaba quemada con el mundo"
Andrea Quintero

¿Hay alguna pregunta de tu padre que te haya marcado especialmente?

Uf, es que son muchísimas. La primera que recuerdo me pareció muy poderosa sobre todo por a quién se la hace, a Blas Piñar, un fascista absoluto, fundador de Fuerza Nueva. A él le dijo “Antonio Machado decía mi verdad, no tu verdad, ¿por qué cree usted que su verdad es más verdad que la de otros? Me parece que preguntarle eso a un fascista es determinante. También me lo parece preguntarle a un duque si ha robado alguna vez un libro o preguntarle a María Jiménez si guardaba la comida de un día para otro. Me parece brillante preguntarle eso a una artista y es una pregunta aparentemente tonta.

También le preguntó a un psiquiatra que dónde habían quedado esos mundos sutiles de los que hablaba Machado o la de “¿tú eras ya libre cuando llegó la libertad?”. A Imperio Argentina, que había conocido y había tenido alguna anécdota con Hitler, le preguntó si no se sentía culpable. Hay que haber hecho sentir muy cómodo al otro durante toda la entrevista para poder lanzar eso y que la otra persona no se sienta juzgada y reaccione a la defensiva. A Vicente Núñez recuerdo que le preguntó: “Es usted poeta ¿no? ¿Y no le da vergüenza?"

¿Sabes si se le quedó alguna entrevista ‘pendiente’? Alguien con quien le hubiese gustado hablar.

Le hubiese gustado entrevistar a muchas personas que no pudo, muy variadas. Especialmente yo siempre recuerdo que le hubiese encantado entrevistar al Papa Francisco para empezar preguntándole si creía en Dios. Es una gran pena habernos perdido esa conversación.

Si le hubieses podido entrevistar tú a él, ¿Qué le habrías preguntado?

No lo sé, me limitaba a escucharle. Ahora lo pienso y le hubiese preguntado que qué entrevista le había marcado, pero es que él ya lo expresaba e incluso creo que llegamos a hablar de ello. Yo lo que le preguntaba siempre era si estaba satisfecho, si era feliz, pero su respuesta siempre variaba según el momento de la vida en el que estuviese. Creo que más que con una pregunta pendiente me he quedado con más ganas de callarme y escucharle más.

"Dijo que iba a escribir un libro sobre el funcionamiento de la televisión que se llamara ‘Mis queridos hijos de puta’"
Andrea Quintero

¿Se buscó algún enemigo público por carecer de prejuicios y tratar temas ‘tabú’ en plena transición? Habló de transexualidad, homosexualidad, heroína, prostitución, religión...

Pues fíjate que creo que precisamente por esos temas creo que no. Le respetaban políticos de signos muy diferentes. Creó un lugar seguro donde podía soltar y preguntar lo que le diese la gana y nadie se le puso en contra por eso. A mí también me sorprende. Incluso cuando le metió mucha caña al tema de la telebasura la gente siguió respetando su opinión. No se lo tomaban como algo personal. Además, él hizo una cosa interesante. A pesar de meterse muchísimo con el formato de la telebasura, porque lo detestaba profundamente, luego cogía a sus personajes y los llevaba a su programa u los trataba como acostumbraba a hacer a todos los demás. Quería demostrar así que el problema era el formato y no las personas. Más que buscarse enemigos fue al contrario, incluso cuando dijo que iba a escribir un libro sobre el funcionamiento de la televisión que se llamara ‘Mis queridos hijos de puta’... Pregunta a alguien del mundo de la tele ahora, todos hablarán maravillas de él.

¿Nadie se negó a que le entrevistara Quintero? ¿Nadie le tuvo miedo?

Si, eran pocos, pero siempre hay gente que le tiene temor a las entrevistas. Mi padre también es que tenía peligro, quisieras o no quisieras te iba a hacer sacarlo todo. Hay gente que le tenía mucho cariño y que tenía buena relación con él pero que no se atrevía y es totalmente respetable.

¿Quién?

Titania
Titania
Santander

Pues por cariño y cercanía y por la admiración pública que le hizo en determinado momento de su vida... Rocío Carrasco. Él la quiso entrevistar y preguntarle todo, pero él también tenía una lista de entrevistas imposibles donde estaban desde Fidel Castro hasta el Papa como te decía. Ella sé que ahora lo siente muchísimo, pero en ese momento estaba quemada con el mundo. Se la había tratado tan mal... Sabía que Quintero le iba a tratar diferente, pero ella no quería salir de su escondite y es totalmente lícito. Y hablaban por teléfono continuamente eh, no se dio simplemente porque ella no estaba preparada en ese momento de su vida.