Las tetas de Andrea, Marisa, la pelirroja de 'Mad Men' y las mías
Aquella bonita noche Andrea Levy, Marisa Gallero y yo queríamos salir a quemar Madrid. No descartábamos salir de algún antro (incluidos puticlubes) a veinte uñas. Nos vestimos con minifalda, que es como se visten las mujeres inteligentes cuando quedan. El motivo de aquella salida nocturna tan desesperada, es que estábamos hartas de hombres con neuronas y decidimos que nos íbamos a entregar a facilitadores de amor, que además salen gratis y tienen el beneplácito de sus empáticas y encantadoras mujeres: claramente, queríamos mambo con futbolistas.
La noche se presentaba redonda. Nada podía fallar. No necesitamos reservar en Lucio, allí siempre somos bien recibidas. En realidad fuimos a otro sitio porque Lucio es muy caro y nosotras somos mujeres y por lo tanto ganamos menos dinero que los hombres. Me hace ilusión pensar que podíamos pagar el famoso plato de huevos, como si fuéramos Reverte y su manada de amigotes. Soñar con unos huevos rotos es el objetivo aspiracional de cualquier mujer.
Hablamos de lo que hablan las mujeres en cuando están solas: curva de Phillips, objetivos económicos de Naciones Unidas, sostenibilidad medioambiental y tamaño de testículos.
De repente las tres tuvimos un respingo simultáneo. Sentimos una pequeña excitación, que compartimos con la mirada. Fue súbito, corto, pero muy intenso. Las mujeres tenemos corazonadas y supimos que alguien espectacular acababa de entrar en Lucio, entre el revuelo lógico que genera una superestrella.
Era Juan Manuel De Prada. Si te digo esto, no sabrás quien es, pero si te digo que es el periodista de las tetas grandes, seguro que le pones cara. Se sentó. Miramos a Levy, (sabemos que ella está loca por él, las tres lo estamos) pero De Prada es el biógrafo no oficial de la joven política. Le dijimos: "ve y pídele una foto, hazlo por nosotras". Estas cosas las solemos hacer. El último que inmortalizamos fue a Edu Galán, que es nuestro amor platónico, ¿y de quién no? Es un poco gilipollas, pero es del todo atractivo e irresistible.
Lo echamos a suertes y antes de que cayera cara o cruz, ya estábamos dándonos codazos las tres delante de De Prada. Fue justo en aquel preciso instante, en el que reparamos en su actitud acaramelada con alguien. Los pechos turgentes de De Prada casi eclipsan a los de su acompañante. Si te digo que es la pelirroja de "Mad Men" no sabrás quien es, pero si te digo que es Christina Hendricks, seguro que caes enseguida.
Le pedimos un autógrafo a ella y nos lo negó. Al parecer, un tal Pérez-Reverte, habló mal de ella en un artículo que nadie leyó. Ella sabía que le conocemos porque sabía que estuvimos en el evento de Zenda y XL semanal, en el círculo de Bellas Artes. Pero ¿quién se lo habría podido contar? Nada de lo que hace el tal Reverte tiene el más mínimo impacto mediático.
Nunca pudimos confirmarlo, pero sospechamos que fue De Prada, que estaba en el mismo evento y nos preguntó muchas cosas. Solo un hombre que no quiere hacer el amor con una mujer pregunta tanto.
La de las tetas gordas salió de Lucio llorando, al recordar el trauma del tal Reverte y el de las tetas hipnóticas, la siguió sin mirar atrás.
Lógicamente, Lucio tuvo que cerrar . Ningún negocio puede aguantar la mala publicidad que desde Hollywood se hizo. Cerró para siempre. Todo por culpa de un tal Arturo Pérez-Reverte, que destroza todo lo que toca. Qué vergüenza de país.
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