Prestige: la impunidad como respuesta
Hemos tenido que esperar 11 años para conocer la sentencia del Prestige, una de las peores catástrofes ambientales de los últimos tiempos. Tras un juicio que comenzó cuando se cumplía una década del vertido que tiñó de negro 2.000 kilómetros de nuestra costa y que ha durado un año, hoy hemos sabido que no hay culpables y que todos los responsables actuaron de maravilla.
Hemos tenido que esperar 11 años para conocer la sentencia del Prestige, una de las peores catástrofes ambientales de los últimos tiempos. Tras un juicio que comenzó cuando se cumplía una década del vertido que tiñó de negro 2.000 kilómetros de nuestra costa y que ha durado un año, hoy hemos sabido que no hay culpables y que todos los responsables actuaron de maravilla.
¿Cómo es posible que la Fiscalía pida más de 3.000 millones de euros por los daños ocasionados y que el Tribunal estime que sólo hay que pagar 22? Algo no funciona bien. Si comparamos con el vertido provocado por el Exxon Valdez en Alaska, ya dan ganas de ponerse a gritar. La sentencia por aquel caso dictaminó el pago de 7,9 millones de dólares en compensación por los daños y la compañía, además, tuvo que pagar otros 5.000 millones de dólares. Pero eso es en Alaska, aquí han sido 22.
La sentencia determina que no hubo mejor decisión que alejar el barco de las costas gallegas porque el interés de los que tomaron la decisión fue "salvar vidas". Y yo me pregunto: ¿pero de qué vidas estamos hablando? Porque murieron 200.000 aves marinas y el daño a la fauna marina es incalculable todavía hoy en día. Yo sigo pensando que alejar el Prestige de la costa gallega fue la peor decisión posible.
La estupefacción que siento es inmensa y es sólo comparable a la impunidad que esta sentencia concede a todos los que quieran cometer delitos medioambientales en España.
Sin duda. Hoy es otro día negro para el medio ambiente.