Destapamos a Iberdrola
Iberdrola está impidiendo, con todas las herramientas de que dispone, que un modelo energético favorable con el medioambiente, con el empleo y con las personas pueda avanzar en España. Ese modelo necesita ser renovable, porque hemos cruzado la línea roja del cambio climático.
Iberdrola está impidiendo, con todas las herramientas de que dispone, que un modelo energético favorable con el medioambiente, con el empleo y con las personas pueda avanzar en España. Ese modelo necesita ser renovable, porque hemos cruzado la línea roja del cambio climático, alcanzando la mayor concentración de CO2 del planeta desde hace unos 4,5 millones de años, de la inseguridad nuclear como demostró Fukushima, y de la crisis económica y del paro en España.
Sin embargo, el sector renovable sobrevive a duras penas a las normativas aprobadas por los últimos Gobiernos y que sólo benefician a empresas como Iberdrola que contaminan y generan cambio climático, que hipotecan al consumidor, que paralizan el liderazgo en tecnología e innovación, que destruyen empleo, y que impiden el cambio hacia un sistema energético 100% renovable en España.
Iberdrola lidera esta lucha contra las renovables, a pesar de que es una de las grandes empresas con más porcentaje de estas (casi exclusivamente eólica) y cuya publicidad habla sin parar de energía verde. Pero eso es sólo fachada porque sus verdaderos intereses están ligados a las energías sucias, no a las renovables, y el avance de estas afecta a sus auténticos beneficios ligados al gas, el carbón y la energía nuclear. De 2005 a 2012, tanto fuera como dentro de España, Iberdrola produjo con renovables solo el 14,99% de su electricidad; el resto, un 85,01%, lo hizo con tecnologías convencionales.
El informe Iberdrola: empresa enemiga de las renovables, con los datos oficiales de la empresa, demuestra cómo el avance de las renovables está perjudicando las enormes inversiones que en su día hizo en centrales térmicas de gas. Por esta razón Iberdrola emprendió una campaña política de acoso y derribo a las renovables, a las que acusa de ser responsables del déficit de tarifa y de la supuesta ruina económica de su empresa. Sin embargo en los años en los que se ha estado produciendo el déficit, Iberdrola ha obtenido unos beneficios de 23.731 millones de euros.
Es bien conocido que Iberdrola usa todo su poder para influir en políticos. El ejemplo más reciente ha sido el trato de favor a su central nuclear de Garoña para que pueda permanecer sin desmantelar a pesar de haber sobrepasado todos los plazos legales, pero no es el único. Tiene una intensa actividad de lobby con la que ha logrado que la legislación y normativas les sean favorables a sus intereses econónomicos. Sus relaciones con políticos es evidente, solo hace falta ver que personas que fueron antiguos cargos públicos figuran en su empresa : Ángel Acebes (exministro de Administraciones Públicas, Justicia e Interior con el PP), Georgina Kessel (ex secretaria de Estado de Energía en México), Fernando Becker (exconsejero de Economía y Hacienda de la Junta de Castilla y León en la época de Aznar) o Manuel Marín (expresidente del Congreso de los Diputados con el PSOE).
España necesita otro modelo energético por cuestiones ambientales, económicas y de empleo. Si Iberdrola no quiere invertir más en renovables en España, está en su derecho, pero no se puede permitir que cierre el camino al esfuerzo de aquellos que quieren que este país recupere el liderazgo que tuvo.
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