Degradación ambiental y crisis económica: dos caras de una misma moneda
Greenpeace ha realizado por primera vez una radiografía social del medio ambiente en España, un análisis por comunidades autónomas, donde evidencia que detrás de las agresiones que ha sufrido el medio ambiente y los recortes legislativos y económicos durante estos años de crisis se esconden duras consecuencias sociales.
Sin duda alguna, existe una íntima relación entre la crisis económica que nos ha llevado a unas cotas de desigualdad e injusticia social sin precedentes desde la instauración de la democracia en España y la degradación del medio ambiente. El desmantelamiento del sistema de protección ambiental experimentado en estos últimos años costará mucho tiempo recuperarlo.
El paro, la corrupción, los recortes en educación o sanidad ocupan la centralidad de las preocupaciones de la ciudadanía; y no es para menos, visto lo visto. Pero me pregunto cómo han afectado la crisis y las políticas desarrolladas durante los últimos años al medio ambiente.
Greenpeace ha realizado por primera vez una radiografía social del medio ambiente en España, un análisis por comunidades autónomas, donde evidencia que detrás de las agresiones que ha sufrido el medio ambiente y los recortes legislativos y económicos durante estos años de crisis se esconden duras consecuencias sociales.
Destrucción de la costa, política energética, gestión forestal son sinónimos de corrupción, despilfarro, enfermedades, pobreza energética, privatizaciones o pérdida de derechos laborales. En definitiva, esta radiografía social del medio ambiente permite demostrar que el medio ambiente ha sido y es víctima de la crisis.
También se pone en valor iniciativas y políticas medioambientales que generan multitud de empleos verdes puestos en marcha por emprendedores que generan empleo a la vez que conciencian y movilizan a la sociedad. Iniciativas pioneras, movimientos sociales que trabajan por la protección del medio ambiente, modelos sostenibles de gestión ambiental.
La realidad es tozuda. Mientras se alarga la vida de instalaciones contaminantes y obsoletas, miles de personas se ven afectadas por las emisiones y vertidos tóxicos. Los casos de corrupción se cuentan por centenares y muchos de ellos dejan tras de si una naturaleza enterrada en hormigón y contaminada con residuos tóxicos. Las puertas giratorias proliferan por doquier como círculos viciosos donde los políticos gobiernan en favor de las empresas a cambio de un cargo cuando abandonen la política activa en las compañías a las que benefician al final de su vida política.
Un sistema enlodado por la corrupción y las puertas giratorias frena la aplicación de modelos sostenibles alternativos de pesca, energía, bosques o agricultura.
Pero por muy descorazonador que parezca el panorama, la ciudadanía ha demostrado estar a la altura de las circunstancias, movilizándose para exigir cambios, proponer alternativas, frenar la destrucción del medio ambiente o luchar contra la pobreza y la desigualdad. Porque el medio ambiente importa y no nos van a frenar ni políticos mediocres, ni corruptos, ni puertas giratorias por mucho que abunden en este laberinto de despropósitos que se extiende por nuestro país.