Felipe VI se merecía no tener que sancionar el aforamiento de su padre
Si ninguno de los reyes europeos abdicados dispone de una potente coraza jurídica, ¿a qué vienen tantas prisas para aprobar un fuero excepcional para Juan Carlos I? Al galope, con una improvisación que busca disimular la impericia gubernamental, la Cámara Baja dará luz verde a ese aforamiento civil y penal.
Si ninguno de los reyes europeos abdicados dispone de una potente coraza jurídica, ¿a qué vienen tantas prisas para aprobar un fuero excepcional para Juan Carlos I? La mañana de este martes, la mayoría popular en la Comisión de Justicia del Congreso apretó a fondo el acelerador para que en 48 horas el asunto quede atado y bien atado.
Al galope, con una improvisación que busca disimular la impericia gubernamental, el jueves la Cámara Baja dará luz verde definitiva a ese aforamiento civil y penal de quien ha sido durante décadas jefe del Estado. El objetivo fijado por el Gobierno (consultada la Zarzuela obviamente) será ejecutado por el Grupo Popular gracias a su mayoría absoluta.
Contra ese rodillo se estrella cualquier argumento. Los del grupo socialista, que no cuestiona el fondo sino el procedimiento elegido. También, el Reglamento del Congreso. Pero como la mayoría del PP en la Comisión de Justicia ha considerado que, para este caso, los domingos son días hábiles, pues se han convertido en hábiles y punto.
Aunque CiU advierta de que se está actuando mal y el PNV deje constancia de que el tema levanta una masiva suspicacia entre la ciudadanía. ¿Qué más da? Si ésta ya contempla con desdén las actuaciones de determinadas instituciones del Estado, otro enjuague parlamentario no cambiará las cosas. Mientras se perfuma el ambiente con el incienso de la alabanza a la futura reforma fiscal.
Como el aforamiento determina que todos y cada uno de los aforados sean juzgados por el Tribunal Supremo, UPyD se desgañita sin éxito al advertir que este organismo está parasitado por los dos grandes partidos. Y en una nueva escapada hacia delante, IU reitera que el fuero retroactivo y vitalicio traslada la imagen de que algo se oculta.
Pues bien, si tanta prisa algo oculta, el tiempo acabará poniendo las cosas en su lugar. Este desgraciado capítulo tenía que estar resuelto mucho antes de la abdicación de don Juan Carlos. Ahora, será el nuevo rey el que tenga que sancionar el aforamiento de su padre, y Felipe VI bien se merecía haberse ahorrado esta papeleta.