El pueblo de Segovia que parece 'los Alpes españoles' donde las cigueñas campan a sus anchas
Está compuesto por seis núcleos diferenciados.
En España podemos encontrar lugares que parecen sacados de otros lugares del mundo. Desde playas paradisiacas que recuerdan al Caribe más puro a cascadas que te trasladan a algún lugar de Islandia.
Apenas a una hora de Madrid se ubica El Espinar, un pequeño municipio de la provincia de Segovia, que nos retrotrae a los Alpes suizos por sus paisajes y sus construcciones. Esta localidad está formada por pequeños núcleos que se unen formando El Espinar. Estos son: San Rafael, Espinar, La Estación de El Espinar, Los Ángeles de San Rafael, Gudillos y Prados.
Con una población de unos 9814 habitantes y rodeado de la sierra de Guadarrama destaca también por su población de cigüeñas. Para conocerlas incluso cuentan con paseos acompañados por ornitólogos y biólogos especializados.
Lo que más destaca de esta localidad es su enclave natural por el que se pueden hacer cantidad de rutas y paseos, ya que sus núcleos son declarados Reserva de la Biosfera. Es por este motivo por el que está prohibido también retirar los nidos de las cigüeñas que vuelan por la localidad.
El núcleo de San Rafael cuenta también con un importante patrimonio histórico, fue fundado durante el siglo XVIII, debido a que Carlos III decidió construir una vía de comunicación entre Madrid y La Granja de San Ildefonso. Allí se convirtió en un asentamiento con potencial turístico para las familias acomodadas de la capital, entre ellos el poeta como Rafael Alberti, quien se quedó allí durante tres días.
Se recomienda visitar, además de sus alrededores enclaves históricos como la Iglesia de San Eutropio, patrón de la localidad, de origen románico pero reconstruido tras un incendio en 1452; la Torre de la Cigüeña, de 1901, o la Ermita de la Virgen de la Soledad, construida sobre las ruinas del convento del mismo nombre.
También se recomienda visitar la localidad durante las fiestas de Los Gabarreros, en homenaje a los leñadores que sacaban leña del monte y las transportaban sobre caballos para venderlas, que tiene lugar a principios de marzo.