La vuelta a España en ocho alojamientos que han hecho historia
Por su carácter pionero, estos Paradores forman parte de la lista de los más emblemáticos: el más antiguo, el primero de la red, el primero que se abrió en una isla o el primer motel de carretera de nuestro país.
¿Sabías que sólo cinco años después de la apertura del primer motel de carretera del mundo, en California, se inauguró el primero en España? ¿Tenías idea de que el hotel más antiguo de nuestro país empezó siendo un hospital para peregrinos? ¿Conocías que el primer borrador de nuestra Constitución se gestó en plena sierra de Gredos?
Pues estas y otras muchas historias curiosas que forman parte de la memoria de nuestro país han ido escribiendo la biografía de Paradores, la red hotelera estatal que comenzó su andadura en 1928, con la inclusión de edificios singulares para el disfrute de los viajeros. Castillos, palacios, conventos, pero también otros alojamientos de moderna construcción y diseño contemporáneo, todos con personalidad propia y emplazados en entornos idílicos, han sido concebidos para disfrutar de una experiencia única.
Actualmente Paradores cuenta con 97 alojamientos en España y una franquicia en Portugal, convirtiéndose en todo un referente en conservación de patrimonio, gracias a la recuperación de edificios con siglos de antigüedad recuperados como alojamientos sostenibles y escaparates de la mejor cocina regional.
En esta ocasión, la propuesta pasa por descubrir aquellos que, por su carácter pionero y rompedor, forman parte de la lista de los más emblemáticos de esta red: el más antiguo, el primero que abrió sus puertas, el primer palacio que se convirtió en Parador, el primero ubicado en un edificio histórico, el primero en las islas Canarias, el que se abrió en una escuela de cirujanos, el primer motel y la primera hostería.
El hotel más antiguo de España
En 1488 los Reyes Católicos visitaron, en Santiago de Compostela, un viejo hospital de peregrinos que vieron necesario renovar. Con las arcas llenas, tras la toma de Granada, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón pudieron recurrir a parte de ese dinero para la construcción de un nuevo Hospital Real en el que aliviar a los miles de viajeros que llegaban al lugar. Abrió sus puertas en 1499 y, tal como hicieron indicar, este lugar era "capaz de dar cumplido y decoroso servicio a todos los devotos, enfermos y sanos que a la ciudad llegaren...”
Ubicado en la emblemática plaza del Obradoiro, aquel primer edificio, obra del arquitecto real Enrique Egas, traía a Galicia el Renacimiento. Varios siglos y ampliaciones después, ahora es un imponente alojamiento, inaugurado en 1954 como hotel de Estado y en 1986 como Parador de Santiago de Compostela, que atesora cuatro increíbles e impresionantes claustros y una colección artística de más de 140 piezas, para disfrutar como un auténtico museo.
Aquí empezó todo: el origen de la red hotelera y de la Constitución
Al César lo que es del César. Al Parador de Gredos (Ávila) le debemos no sólo su carácter pionero como primer hotel de la red de Paradores, inaugurado en 1928 por Alfonso XIII, sino también su valor histórico. En este edificio situado en el Alto del Risquillo se gestó el primer borrador de nuestra Constitución, tras la reclusión bajo sus recios muros de piedra de Miguel Herrero Rodríguez de Miñón (UCD), Gabriel Cisneros Laborda (UCD), José Pedro Pérez Llorca (UCD), Gregorio Peces Barba (PSOE), Manuel Fraga Iribarne (AP), Jordi Sole Tura (PCE-PSUC) y Miquel Roca Junyent (Convergencia).
Ese rincón del Parador, hoy conocido como Salón de los Ponentes, resultó clave para aunar puntos de vista, gracias a su maravillosa chimenea y las increíbles vistas a la naturaleza. El Parador, acogedor y señorial, exhibe la foto que inmortalizó aquel trascendental acontecimiento y una placa conmemorativa en honor a los citados siete padres de la Carta Magna quienes, por cierto, regresaron en 2003 de nuevo para conmemorar el 25º aniversario.
Más allá de toda esta anécdota histórica que fascina a todo el que lo visita, el alojamiento resulta perfecto para disfrutarlo también de puertas para afuera. A sólo 15 minutos se encuentra la Plataforma de Gredos, desde donde parten infinidad de rutas de montaña. Además, los huéspedes pueden acercarse hasta el cercano Puerto del Pico, donde dejarse sorprender por una bien conservada calzada romana.
El primer Parador en un edificio histórico
Fue todo un lujo que el castillo de los Álvarez de Toledo, que muestra su poderío a la cercana Gredos y a la vecina Extremadura, abriera sus puertas como Parador de Oropesa (Toledo) ostentando el título de ser el primero en un edificio histórico y el segundo que abrió la red hotelera. Fue en 1930, poco después de ser declarado Monumento Nacional y Monumento Histórico-Artístico.
El edificio es una auténtica maravilla arquitectónica que invita a trasladarse al medievo, a los tiempos de su señor, Francisco Álvarez de Toledo y Figueroa, quinto virrey del Perú por Felipe II y el hombre que acompañó a Carlos I en sus campañas por África y Europa.
El conjunto, que incluye una fortaleza que levantaron los árabes entre los siglos XII y XIII, el Castillo Viejo y el citado Castillo Nuevo, levantado en 1402 como palacio de los Condes de Oropesa, conserva cautivadores elementos de aquella época, como la torre del homenaje, de cinco plantas, con una escalinata del siglo XVI.
El Parador es además perfecto punto de partida para trasladarse en el tiempo y visitar lugares cercanos de gran interés como Puente del Arzobispo, Talavera de la Reina, el Geoparque Villuercas-Ibores-Jara o la propia población de Oropesa, cargada de huellas medievales.
Un palacio en el que pasar la noche
No sólo es uno de los edificios más emblemáticos de Paradores, también lo es de Úbeda, Ciudad Patrimonio de la Humanidad, junto a la vecina Baeza. Su regio porte renacentista, originario del siglo XVI, que servía de residencia al Deán Ortega, llamó la atención tres siglos después de su construcción, en 1929, cuando pasó a manos del estado para transformarse en el Parador de Úbeda, el primero de la red hotelera estatal que se emplazaba en un palacio. Y este es solo uno de los muchos que tiene la bella localidad jienense, en la que también hay iglesias, museos y todo un racimo de atractivos que invitan a visitar Úbeda y perderse por sus históricas callejuelas.
Volviendo al Parador, si la fachada ya es seductora, su interior no desmerece, especialmente su patio central, una auténtica maravilla y uno de los más bonitos de la ciudad. Es el rincón perfecto para sentarse a tomar algo y disfrutar de la historia que brinda este escenario y de un mágico momento de paz. Sus arcadas y columnas, ejemplos del llamado módulo nazarita, porque recuerdan al arte granadino de la Alhambra, sumergen en la vida palaciega de otra época.
El primer motel de España
A finales de los felices años veinte, los arquitectos Carlos Arniches y Martín Domínguez acuñaron en prensa el termino de “autoturistas” y vieron la necesidad de crear una red de establecimientos para ellos. Así empezó todo.
En 1931 abrió sus puertas en Manzanares (Ciudad Real) el primer albergue de carreteras del país —justo seis años después de que lo hiciera el primero del mundo en San Luis Obispo (California)—, para satisfacer la demanda de turistas en coche que empezaban a proliferar en una red de carreteras que también iba en aumento.
Y lo hacía con mobiliario importado: frigoríficos de la General Motors, cabinas de teléfono americanas y colchones de muelles del Reino Unido. Todo lo que el viajero, que no podía quedarse más de tres días, pudiera echar en falta. Un concepto y diseño rompedor para la época del que aún conserva su forma circular la parte trasera de aquel albergue.
Hoy, convertido en el Parador de Manzanares, ofrece a los viajeros la tranquilidad de un entorno único, perfecto para disfrutar de auténticos paraísos naturales como las Lagunas de Ruidera, las Tablas de Daimiel o el Parque Natural de Cabañeros. Una casa castellana que recoge la esencia de La Mancha, con jardines, piscina de temporada y todo lo que necesitas para disfrutar de una merecida escapada.
Abriendo camino fuera de la Península
El Parador de Cruz de Tejeda no sólo fue el primero en emplazarse fuera de la península Ibérica, también fue pionero en Canarias. Hace ya la friolera de 87 años que la red de hoteles irrumpió en el archipiélago, pues aunque fue construido en 1936, no fue hasta 1945 cuando abrió como hostería.
El proyecto de los hermanos Néstor y Miguel Martín Fernández de la Torre ha conservado siempre aquel original diseño de casa tradicional canaria. Incluso tras su reforma y reapertura en 2009, ya como Parador —estuvo cerrado, 13 años desde 1996—, acondicionado con 43 habitaciones, un increíble spa y un gimnasio.
Hoy, su principal atractivo son precisamente esas espectaculares vistas a toda la isla de Gran Canaria, con especial atención a los Roques Nublo y Bentaiga y al Barranco de Tejeda, gracias a su elevada posición, a 1560 metros de altitud. Panorámica maravillosa que se puede contemplar desde la mayoría de las habitaciones, desde las terrazas comunes, desde el restaurante y desde el maravilloso y ya mencionado spa.
La primera escuela de cirujanos de España
“En este hospital se llevó a cabo por primera vez en los reinos de España la disección del cuerpo humano, por especial privilegio de Roma”.
Así reza la placa del Hospital de Hombres o de San Juan Bautista, un edificio del siglo XVI que junto al edificio del Colegio de los Infantes o de Gramática —ambos dependían del cercano monasterio— forma parte, desde 1965, del Parador de Guadalupe (Cáceres). El hospital, con hasta 80 camas, fue uno de los centros con más prestigio científico, ya que sólo allí los monjes (fratres phisici) podían ejercer la medicina y formar a los legos, que además se encargaban de la botica, el herbolario y el jardín. También allí trabajaban médicos laicos y se convirtió en la primera y única escuela de cirujanos de España. Influencia que llegó hasta la corte.
Hoy, este Parador es un auténtico remanso de paz, de esencia mudéjar, que invita a disfrutar de sus magníficos espacios abiertos: su patio a modo de claustro, su jardín con juegos de agua y su bonito huerto. Un histórico refugio perfecto para la desconexión.
Una hostería pionera
Dos años después de fundarse la red de Paradores, en 1930, abrió sus puertas, en Alcalá de Henares, La Hostería del Estudiante, inaugurada por Alfonso XIII. Pero que esta fecha no te confunda ya que puede considerarse uno de los restaurantes más antiguos de España, en lo que se refiere a su emplazamiento, ya que ocupa el Colegio Menor de San Jerónimo, que fundó el cardenal Cisneros en el siglo XVI.
Una gran chimenea central, vigas de madera, un bello patio de caballos… El encantador lugar, punto de encuentro de Gregorio Marañón o García Lorca en los años previos a la Guerra Civil, traslada a sus orígenes, a los tiempos de Miguel de Cervantes y Lope de Vega.
Y, lo mejor de todo, es que este santuario gastronómico, donde disfrutar de sabrosos platos clásicos como las migas, los duelos y quebrantos o la sopa boba alcalaína, forma parte del Parador de Alcalá de Henares, que asoma enfrente. Un conjunto histórico formado por tres colegios-convento del XVII que ha sabido actualizarse con elementos muy contemporáneos que conviven con respeto con los vestigios del pasado. Historia, gastronomía y diseño contemporáneo cautivan a partes iguales en este enclave tan puramente literario.