Estas son las influyentes mujeres que forman parte de la historia secreta de Paradores
Escritoras, enfermeras, pintoras, reinas, damas cortesanas... Un recorrido por el desconocido legado femenino de estos edificios únicos.
Castillos, palacios, conventos y hospitales han sido convertidos por Paradores en espléndidos alojamientos y restaurantes que, además del descanso y el disfrute, invitan a bucear en la historia de nuestro país.
Historia en la que importantes mujeres dejaron su impronta y que también dejaron huella en algunos de estos establecimientos. Desde Isabel II a Zenobia Campubrí, pasando por Blanca de Borbón y Adela Páramo, la primera directora de un Parador, la historia de Paradores también se tiñe de morado por el 8M.
Isabel La Católica colocó la primera piedra del Parador de Granada
Su destino no era reinar, pero la muerte de su hermano Enrique IV la colocó en el trono y terminó siendo una de las figuras clave de la historia de España: Isabel La Católica fue la responsable, entre otros importantes capítulos, del descubrimiento de América —sufragó el viaje de Cristóbal Colón— y de la conquista Granada.
Tras la toma de la ciudad andaluza, se erigió, por orden de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, el primer convento cristiano sobre un antiguo palacio nazarí, el de Los Infantes, en la Alhambra, que terminaría albergando la tumba de los monarcas hasta que fueron trasladados a la Capilla Real de Granada.
Ese edificio ahora alberga el Parador de Granada, uno de los alojamientos míticos de la red, del que se conservan la sala árabe y la qubba —característica estructura arquitectónica de planta cuadrada y cúpula— y el patio, donde ellos luego ubicaron el claustro. En la qubba es donde se colocó la tumba provisional y aún se conserva la losa de mármol bajo la cual pidió ser enterrada la reina, según consta en su testamento, con el hábito de la orden franciscana.
Pero además de estar vinculada con este parador, Isabel I tiene una conexión especial con el de Santiago. De ella fue la idea de crear el Hostal Dos Reis Católicos, destinado a albergar a los miles de peregrinos que llegaban a Santiago de Compostela y a niños huérfanos, donde hoy se levanta el Parador de la capital gallega.
La huella imborrable de Rosalía de Castro e Isabel Zendal en el Parador de Santiago
El Parador de Santiago, el hotel más antiguo de España, presume de cuatro maravillosos claustros y de ser el establecimiento con la mejor colección de arte, pero también de estar ligado a dos importantes mujeres de la historia de nuestro país.
La primera, la escritora Rosalía de Castro, la señora de las letras gallegas que devolvió a su lengua su carácter culto, además de ser una pionera del feminismo. En el Parador fue bautizada, ya que era hija de una mujer de familia hidalga y de un sacerdote que no la reconoció oficialmente y el hospital también acogía a niños sin padres. Aún se conserva la pila donde el 24 de febrero de 1836 recibió el nombre de María Rosalía Rita.
Los muros de ese hospital también tienen mucho que ver con Isabel Zendal, considerada la primera enfermera de la historia en misión internacional, que llevó la vacuna de la viruela a América y que sería el punto de partida para la erradicación de la enfermedad. Precisamente, en el Hostal Dos Reis Católicos nacieron muchos de los niños que formaron parte de esa expedición y que viajaron, haciendo de vacunas humanas, bajo sus cuidados para mantenerlos sanos y vivos.
Blanca de Borbón y su encierro en el Parador de Sigüenza
La vida desdichada y trágica de la reina consorte Blanca de Borbón le llevó a pasar cuatro años entre los muros de la fortaleza medieval que hoy es el Parador de Sigüenza.
El 3 de junio de 1353 contrajeron matrimonio Blanca de Borbón, noble francesa emparentada con el rey de Francia, y Pedro I El Cruel, después de muchas vicisitudes que ya pronosticaban el fatal destino de la pareja. Sólo dos días después del enlace, el rey de Castilla repudió a su mujer, la abandonó y la confinó en este castillo durante cuatro años.
Después fue enviada a Toledo y, más tarde, en Andalucía donde murió, según dicen, asesinada por orden de su marido, que fue libre para volver junto a María Padilla. Con esta dama castellana, de la que realmente estaba enamorado el soberano, mantenía frecuentes encuentros amorosos en el antiguo alcázar de Carmona, donde hoy se levanta otro Parador.
La infanta Sancha de Castilla y la pintora Juan Francés, entre los muros del Parador de León
Fue una donación de la hermana y una de las principales consejeras del rey Alfonso El Emperador, la infanta Sancha de Castilla, la que hizo posible la construcción de un templo-hospital para los peregrinos del Camino de Santiago y los más desfavorecidos que se convirtió en residencia de la Orden de Santiago en tierras leonesas. Ese sería el germen sobre el que, más de tres siglos después, se levantaría el soberbio convento de San Marcos.
Muchos años después, el edificio se transformó en el Parador de León que hoy presume de una importante muestra de obras de arte, más de 500 creaciones. Entre ellas, en el comedor privado, se exhibe una muestra de bodegones de la primera etapa de la pintora Juana Francés, una de las artistas españolas de vanguardia más importantes del siglo XX y la única mujer del grupo El Paso, un movimiento que logró vigorizar el arte español, estancado en la posguerra.
La rejoneadora Conchita Cintrón y la primera directora de Paradores, historia del Parador de Oropesa
El Parador de Oropesa ha sido escenario de numerosas producciones cinematográficas y su patio sirvió de coso taurino en algunas de ellas. Pero además de en la ficción, durante años también fue plaza de toros de la localidad toledana por donde pasaron grandes figuras del toreo,
En ella, Conchita Citrón, la mejor rejoneadora de la historia, firmó uno de los episodios más importantes de la tauromaquia: en el marco del Festival de Oropesa desafió a las normas y toreó de pie, cuando estaba prohibido que las mujeres lo hiciesen.
Además, este Parador presume de haber tenido la primera mujer directora de la red hotelera. Adela Páramo se encargó de gestionar esta establecimiento desde su apertura, en 1930, hasta que se jubiló en 1964, cuando era toda una excepción que una mujer ocupase un cargo directivo.
Zenobia Camprubí, la decoradora del Parador de Gredos
El Parador de Gredos fue el primero de los alojamientos que abrió sus puertas. Fue en 1928 y el atractivo del lugar era indudable: rodeado de la generosa naturaleza de la Sierra de Gredos y levantado en piedra y pizarra.
Sus espacios interiores guardan una especialísima conexión con Zenobia Campubrí, la mujer y musa de Juan Ramón Jiménez. La escritora, traductora y profesora fue miembro del Lyceum Club Femenino y reivindicó la presencia de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad. Fue una de las pioneras del feminismo y una adelantada a su tiempo —incluso, fue una de las primeras mujeres que se sacó el carnet de conducir—. Sacrificó su carrera para apoyar a su marido y fue una emprendedora para sacar adelante a su familia.
Se convirtió en empresaria rehabilitando casas para alquilar y fue la encargada de decorar el Parador para su apertura. Para ello se inspiró en la tradición castellana, donde la madera noble juega un papel fundamental.
Santa Teresa de Jesús, una niña jugando en el Parador de Ávila
El Palacio de Piedras Albas, levantado en el siglo XVI, se adosa a las espléndidas murallas de la ciudad castellana y desde 1966 acoge el Parador de Ávila.
Este alojamiento presume de un cuidado y vistoso jardín en el que Santa Teresa de Jesús jugaba cuando era niña, pues su tía era el ama de llaves de este palacio. La religiosa, fundadora de la Orden de las Carmelitas Descalzas, fue una mujer muy adelantada a su tiempo y la primera Doctora de la Iglesia. Hoy se considera a la religiosa una figura cumbre de la literatura mística del Siglo de Oro.