"Sólo nos enseñan sobre dos mujeres que no sean esposas de": por qué ellas aún son menos en carreras de ciencias
Cinco estudiantes analizan cómo los roles de género o la falta de modelos influyen en la ausencia de mujeres en las carreras de ciencias.
La falta de referentes. Los estereotipos de género. O el escaso conocimiento del abanico de posibilidades que se abre al llegar a la universidad en materia científica. Estos son algunos de los motivos que encuentran una serie de estudiantes en distintas disciplinas de ciencias para que las más jóvenes sigan sin decantarse por los estudios de las ramas científicas. Porque, a pesar de que las mujeres continúen abriéndose paso en cada vez más ámbitos de la sociedad, en las titulaciones Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas representan un 36% del alumnado, según los últimos datos de la Fundación Conocimiento y Desarrollo.
La presencia femenina se acentúa en ámbitos como la Biología y la Química o Arquitectura, mientras que en las ingenierías es donde menor presencia hay. Cinco estudiantes de cuatro grados distintos han analizado esta situación con El HuffPost. Muchas de ellas coinciden en que la trayectoria profesional que han escogido ahora no es la que imaginaban hacía años. Los motivos son variados, pero la falta de información y de referentes ha influido. Tanto, que algunas casi se decantan por una rama de estudios totalmente distinta.
"Yo en Bachillerato no sabía que Física era una carrera", reconoce a este periódico Rocío Molina, que ya ha culminado su grado universitario en esta materia y se encuentra haciendo un máster en Materiales Avanzados, Nanotecnología y Fotónica en la Universidad Autónoma de Madrid. Ella cuando era pequeña quería ser sanitaria o criminalista. Pero, por distintas cuestiones, no podía desempeñar ninguna de las dos profesiones. "Entonces, me iba a cambiar a algo como Derecho".
Y Rocío no es la única que desconocía que podía hacer una carrera como la suya. A Teresa L. Cerezo le ocurrió algo similar. "Me enteré de que existía la Biotecnología –que es lo que está cursando actualmente– en 1º de Bachillerato", cuenta a este periódico.
En ese mismo punto fue precisamente cuando Sandra García decidió qué era lo que quería estudiar. Ella, actualmente, está haciendo Veterinaria. "Siempre me han gustado mucho los animales", dice, "y desde mi familia me decían que era lo mío, que tenía que hacer algo como peluquería canina, cuidadora de animales del zoo…". Sin embargo, hasta que no llegó a 1º de Bachillerato no pensó que "podía hacer una Medicina" y dedicarse "de una forma más científica a ello". De hecho, antes de tomar esta decisión, llegó a plantearse la posibilidad de cambiar su itinerario de estudios de ciencias para enfocarse a estudiar Filosofía.
El día a día en las aulas: no siempre son más chicos pero, a veces, sí hay un trato diferente
La representación entre géneros en las aulas de las disciplinas de ciencias es variada en cada uno de los grados. "En mi clase, sin duda, hay más chicos", subraya Rocío. "Recuerdo que en primero de carrera entramos alrededor de 50 personas y éramos 10 chicas", prosigue. "Y yo, por lo menos, he tirado por la parte de Física de materiales, que es en la que más mujeres hay, pero en la parte de Física teórica es que no hay prácticamente ninguna mujer", añade.
Teresa, por su parte, cuenta que en su aula hay más féminas. Aunque en la de Sara C. García, que también estudia Biotecnología, no es ese el caso. En la clase general, "hay más o menos mitad chicos y mitad chicas"; sin embargo, en su especialidad, que es el itinerario de plantas, la cosa cambia. "Somos unos 10 alumnos en total y, de ellos, tres somos mujeres". En lo que sí que asegura que "más o menos" hay equidad es en la proporción de profesores y profesoras.
En la clase de Sandra "hay muchísimas más chicas que chicos". Sin embargo, cree que algunos de los docentes hacen distinciones entre sus compañeras, en las que se incluye, y sus compañeros. "Es una carrera que requiere mucha fuerza física", explica, "hay que tratar con grandes animales: desde mover una vaca a subir a un mastín a una camilla". "Y es muy fuerte", opina, ver cómo algunos profesores piden únicamente ayuda para estas labores a sus compañeros chicos.
Las aulas de Enfermería también suelen acoger más estudiantes chicas que chicos. Y así lo corrobora Aitana Ramírez-Antón, de 23 años y graduada en esta materia. El motivo de que la proporción en su caso sea esta, según la enfermera, radica en que "siempre se ha ligado un poco el cuidado de las personas a las mujeres" y por ello cree que "siempre ha habido más mujeres enfermeras".
La influencia de los estereotipos de género
Las cinco jóvenes que han hablado con este periódico coinciden en que los estereotipos de género influyen en que las niñas se decanten por una rama u otra. "Yo ni siquiera sabía que existía una carrera como Física y sí que tenía un compañero de clase que tenía muy claro que quería estudiarlo, pero yo no me había enterado nunca", explica Rocío. En este sentido, cree que estos estereotipos "sí que, al final, te llevan a que a lo mejor la mujer está más está destinada a cuidar a otras personas en lugar de a investigar, por ejemplo".
Y, aunque Sara confía en que "a estas nuevas generaciones les influyen menos" los roles de género, Sandra está en sintonía con Rocío. "Yo creo que, sobre todo, hay dos factores que influyen", comienza a enumerar. "Por un lado, las expectativas sociales: desde una edad temprana a nosotras se nos espera más comprensivas, se nos desarrolla mucho la inteligencia emocional y esto nos puede llevar a inclinarnos por carreras que involucren habilidades lingüísticas, una interacción más humana", apunta. Y, por otro, "los modelos a seguir", sostiene la futura veterinaria.
Las referentes, en el día a día: desde cualquier mujer científica a las amigas
Las cinco coinciden en que han echado en falta referentes. "En mi familia no hay ninguna mujer que haya estudiado ni que se dedique a nada relacionado con la Ciencia", empieza a explicar Sandra. "Y a nivel académico sólo nos enseñan acerca de dos mujeres en la Ciencia que no sean mujeres de o esposas de", prosigue.
Y aunque reconoce que ha tratado de informarse y de conocer, lo que le ha inspirado ha sido "hablar con mis amigas", asegura. "El ver que ellas también tenían intereses por cosas relacionadas con la Ciencia", enumera, así como "el aprender con ellas, crecer con ellas, ir a clase y debatir juntas es lo que a mí me ha hecho ilusionarme otra vez por esto", continúa Sandra.
Sara, por ejemplo, opina que "toda mujer científica es una inspiración", pero sí que ha echado en falta que fueran biotecnólogas, como ella lo será en un futuro próximo. Rocío está con ambas: la escasez de mujeres científicas, especialmente, en el campo de la Física, le ha llevado a fijarse en las chicas de su entorno. "Está el ejemplo famoso de Marie Curie, pero hasta que no estás dentro" del mundo de las ciencias, cree que no se encuentran muchos más referentes.
"No son muy conocidas muchas mujeres físicas, como Lise Meitner –que fue la persona que dio con la fisión nuclear y que sirvió como precedente para la creación de la bomba atómica–, que pasa desapercibida en la película de Oppenheimer", subraya. "Emmy Noether, por ejemplo, tampoco es conocida. Es superimportante. Además, la conocí como Noether y no sabía que era una mujer", añade.
En la cultura popular, también faltan
Rocío destaca el ejemplo de Oppenheimer. Pero todas ellas coinciden en que, en la cultura popular, la representación que se hace de las mujeres científicas no contribuye a que las niñas quieran parecerse a ellas. En series como The Big Bang Theory "o, incluso, en las películas de Disney", puntualiza Sandra, "se hace una representación de una mujer que no sabe relacionarse, con un aspecto que no se considera socialmente atractivo".
"Yo de pequeña me acuerdo que siempre prefería ser la protagonista popular a la que le invitaban a las fiestas, a no a la pringada que le daba clases de mates al quarterback del equipo de fútbol", sostiene. Una representación que la estudiante encuentra "completamente atroz" a la que, además, se le suma "toda la presión estética".
Pero hay excepciones. Sara destaca el ejemplo de Bones. En la serie, sucede que hay una gama de "estándares que los hombres no cumplen", pero que los personajes femeninos, sí. O en Anatomía de Grey y Hospital Central, que "son series que me encantan, que me han marcado y que han aumentado aún más mi vocación", señala Aitana. "Yo veía esas series y veía reflejado lo que yo quería ser o algo que yo quería vivir", añade.
A las niñas: "Nos lo merecemos"
"Adelante", "que luche por su vocación" o "aunque el camino a veces es duro, al final merece la pena" son algunas de las palabras de ánimo que las cinco estudiantes transmitirían a una joven que se quiere decantar por una carrera del ámbito científico. "A pesar de que ella igual no lo vea, porque no hay mucha representación en puestos de poder, en las aulas, nosotras somos las que ocupamos todo", destaca Sandra.
La futura veterinaria confía en que "dentro de unos años, igual que los hemos ocupado estudiando, los podamos ocupar ejerciendo y que los puestos de poder serán nuestros, porque nos los merecemos".