El desayuno es una de las comidas más importantes del día. Según los expertos, en él deberían incluirse una cuarta parte de las calorías y la energía que consumimos a lo largo del día. No obstante, estas calorías no deben ser ultraprocesados ni alimentos especialmente grasos.

Según la Fundación Española del Corazón, "el desayuno ideal debe ser variado y nutricionalmente equilibrado: lácteos, hidratos de carbono, grasas, vegetales o frutas, y proteínas".

En muchos casos, se opta por una opción sencilla y tomar cereales o una tostada. Sin embargo, los especialistas advierten de que esto puede ser contraproducente. La doctora Deborah Lee, de la empresa especialista en descanso Doctor Fox, apunta al medio tailandés Sanook que "comer un desayuno nutritivo puede ayudar a prevenir la irritabilidad y los cambios de humor causados por niveles bajos de azúcar en sangre". Pero comer alimentos como tostadas o cereales pueden generar malestar o cansancio a largo plazo.

"Elegir un desayuno que contenga carbohidratos y proteínas te ayudará a sentirte más alerta rápidamente. Los huevos son una buena fuente de proteínas. Si tienes tiempo para cocinar, una tortilla con proteína como carnes o quesos puede ayudarte a sentirte con más energía", explica la especialista.

El problema con los cereales o los hidratos refinados como el pan blanco es que pueden aumentar rápidamente el azúcar en sangre, pero descender a lo largo de la mañana: "Comer demasiada azúcar por la mañana, como cereales azucarados, puede aumentar el nivel de azúcar en sangre y hacer que te sientas más aturdido por la mañana".

Además, la especialista pide no tomar café nada más levantarse y esperar unos 45 minutos para obtener el mayor beneficio de la cafeína.

Dentro de las recomendaciones de los especialistas, las opciones son muy variadas y van desde tortillas a cuencos de avena con leche, yogures con frutas o frutos secos o tostadas de pan integral con requesón, aguacate o huevos revueltos.