Más familiarizados, pero poco preparados: qué hemos aprendido de la pandemia cinco años después
Tres expertos señalan qué lecciones se han interiorizado tras la pandemia de covid-19 y por qué todavía son necesarios planes de prevención estratégicos.

Cuando la pandemia de coronavirus llegó a España a principios de 2020 y el gobierno tuvo que decretar el Estado de Alarma el 14 de marzo, la mayoría de españoles no tenían ni idea de qué era una PCR y, fuera de los hospitales, lo más cerca que habían estado de una mascarilla probablemente era un capítulo de Anatomía de Grey. Cinco años después de que arrancara el confinamiento, estos conceptos ya no resultan extraños para los españoles pero, ¿hemos aprendido algo de la pandemia?
“Soy un poco escéptico de que hayamos aprendido algo de esta pandemia”, reconoce Salvador Macip, médico y Catedrático de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC. “Parecía que esta pandemia iba a ser un toque de atención y una manera de ponernos las pilas ante este tipo de amenazas para la salud pública que requieren una coordinación global”, recuerda el médico.
De hecho, en algunos aspectos, Macip cree que la situación no solo no ha mejorado, sino que es más complicada. “Demostramos que no estábamos preparados para la coordinación global, pero es que ahora la tendencia va aún peor. Ahí tenemos a Estados Unidos que se va de la OMS y cosas que demuestran que no entendemos que hay problemas como la emergencia climática o las posibles pandemias que hay que tratarlas en conjunto. Está claro que no lo hemos aprendido”, lamenta.
Para Daniel López Acuña, epidemiólogo y exdirector de la Acción Sanitaria en Crisis de la OMS, también se podrían haber incorporado más aprendizajes después de la gravísima pandemia. “Nos dejó muchas lecciones, pero no necesariamente hemos aprendido de esas lecciones. Bajamos con mucha facilidad la guardia y pensamos que ha pasado el peligro pandémico. No de una pandemia de covid, sino de cualquier otro tipo”, explica el epidemiólogo.
“También ha habido una bajada de guardia con el uso de mascarilla o con la distancia social cuando llegan épocas de gran incidencia”, lamenta López Acuña.
Algo más optimista es el catedrático de Microbiología Raúl Rivas: “Lo que hemos aprendido como sociedad es que no somos inmunes a las pandemias. Pensábamos que era algo que teníamos superado y ha quedado claro que no. Hay amenazas latentes, como podría ser el caso del sarampión, que los datos dicen que está subiendo muchísimo y se debe en parte a mensajes antivacunas, algunos lanzados desde organizaciones gubernamentales como puede ser el caso de Estados Unidos”.
“Hay muchísimos microorganismos que están ahí y la mayoría que provienen de animales. Tenemos que enfrentarnos a esta situación. Existen factores que hace décadas no estaban presentes y que ahora son masivos como la deforestación, la construcción descontrolada, las explotaciones masivas, el tráfico de especies o el cambio climático”, cuenta el microbiólogo, que cree que es importante estar preparados.
Rivas asegura que después de una pandemia que terminó con la vida de millones de personas, lo natural es que “lo malo lo tendemos a olvidar rápido”, pero también piensa que estamos más familiarizados con ciertos conocimientos. “Hemos aprendido conceptos: ahora sabemos lo que es una PCR, para qué sirve una mascarilla, que la higiene de manos es imprescindible, igual que la distancia social cuando estamos enfermos. Poco a poco ha ido calando todo”, defiende el microbiólogo.
La revalorización de la ciencia contra el negacionismo de las vacunas
Después de meses de confinamiento, millones de muertos y un impacto psicológico que cambió la vida de varias generaciones, las vacunas arrojaron un poco de luz para intentar reconducir la situación y dejar atrás lo peor de la pandemia.
“Creo que ha habido una revalorización de la ciencia en el sentido de que se ha visto que cuando hay un problema serio la ciencia te lo puede solucionar o intentarlo. Ha habido más apreciación creo para las vacunas, se entendió que sin las vacunas habríamos tardado mucho más en salir y hubiera habido muchos más muertos”, cuenta Salvador Macip.
El desarrollo de las vacunas contra el covid no supuso únicamente un freno a la enfermedad, especialmente en sus casos más graves, sino un paso de gigante en el desarrollo de la tecnología ARN mensajero, que está permitiendo investigar nuevas vacunas para enfermedades neurodegenerativas, algunos tipos de cáncer y otros virus como el Nipah. “Nos va a dar muchas alegrías en el futuro. Si podemos sacar algo bueno de la pandemia es el desarrollo de esa tecnología de esas vacunas”, celebra Raúl Rivas.
A pesar de los avances científicos, el microbiólogo lamenta que ciertos sectores hayan promovido “una demonización de las vacunas” y cree que "la desinformación contra las vacunas ha hecho un daño importante contra el que tenemos que luchar todos”.
Las vacunas siguen siendo imprescindibles en la estrategia contra la covid-19 en personas de mayor riesgo y, según Daniel López Acuña, la campaña de vacunación no está siendo tan relevante como debería. “No se están teniendo buenas coberturas de vacunación ni de gripe de ni covid en las épocas estacionales de otoño/invierno. Se requieren refuerzos anuales”, avisa el epidemiólogo.
López Acuña destaca que estos refuerzos son especialmente relevantes ante posibles nuevas variantes más peligrosas. “Por el momento las nuevas variantes de covid que han ido surgiendo tras la variante OMICRON no han sido más virulentas ni más letales, pero no podemos descartar el que pueda surgir alguna variante más agresiva y más peligrosa. Lo que sí es importante es entender que debemos estar protegidos con un refuerzo anual de la vacuna con las variantes más recientes que vayan surgiendo”, explica.
Planes y estrategias de prevención
Una de las pocas conclusiones en las que hubo unanimidad durante lo peor la pandemia fue el hecho de que ni los servicios sanitarios no estaban preparados. Ni había material suficiente, ni los profesionales tenían manos para atender a todos los enfermos ni los servicios de vigilancia epidemiológica eran capaces de detectar o rastrear todos los casos.
Por eso, cuando comenzó la desescalada en verano y parecía que lo peor había quedado atrás, los expertos en salud pública insistieron en la necesidad de tener reservas estratégicas de materiales y planes estratégicos con sistemas de prevención para afrontar futuras pandemias.
“Hemos abandonado lo que podía ser la preparación para la siguiente pandemia, porque pandemias siempre habrá. No sabemos cuándo, a lo mejor tarda 50 años, y los políticos no piensan a 50 años vista”, lamenta Salvador Macip. Es algo en lo que también coincide Daniel López Acuña, que lamenta que no haya más colaboración institucional: “Es prioritario hacer un plan y que sea un Pacto de Estado, no de un gobierno. Está faltando más énfasis en preparación pandémica. Hay que asegurar la inversión en servicios de salud pública de diagnóstico y vigilancia epidemiológica que estaban muy descuidados antes del covid. Además, hace falta un marco jurídico con directrices claras que dejen lugar de interpretación a jueces o políticos”.
De hecho, el epidemiólogo cree que queda mucho por hacer por falta de voluntad institucional. “No hemos aprendido que no se debe jugar políticamente con los riesgos pandémicos. Se requieren acciones unificadas. Se nos ha olvidado mantener la inversión en materia de salud pública y de atención primaria. No hemos puesto en marcha planes para estar preparados para una posible pandemia que incluyan prevención o reservas estratégicas de material o vacunas”, insiste.
Por su parte Macip también recuerda que “no somos autónomos a la hora de producir mascarillas o EPI", algo que pasó factura durante los primeros compases de la pandemia, cuando era misión imposible encontrar material para que los sanitarios pudieran hacer su trabajo. “Hay muchas cosas pendientes que además no creo que nadie esté preparado por solucionarlas. Como no hay ninguna pandemia en marcha, no tiene peso, la gente no hace presión tampoco, con lo cual los políticos están pensando en otras cosas”, lamenta el médico.
A pesar de todo el trabajo que queda por hacer y de que hay mucho camino por recorrer en la preparación a una posible pandemia, Raúl Rivas sí cree que se han dado pasos en la buena dirección. “Hemos aprendido lo que es la vigilancia activa, que es muy importante para atajar el problema en las primeras etapas. Es importante para identificar qué patógenos hay en diferentes animales, para poner en marcha sistemas de control o detección que permitan alerta temprana...”, señala el microbiólogo.
“Ya se están poniendo en marcha sistemas en diferentes partes del mundo cuando se detectan subidas de las enfermedades respiratorias. Aquí, por ejemplo, determinados centros de salud que llamamos centinelas, tienen un sistema sobre todo con los virus respiratorios”, valora positivamente Rivas.
Si se atienden los consejos de los expertos, la próxima pandemia, ya sea más pronto que tarde, o su incidencia sea más o menos grave, llegará. Por ese motivo la preparación es fundamental para evitar un impacto tan intenso como el de la primera ola del coronavirus y evitar repetir errores de pasadas pandemias. “Ya en el 2005 y en 2009, la OMS o el ECDC enviaron directrices firmes de preparación estratégica, de tener unas reservas estratégicas para una posible pandemia. Los países se lo tomaron en serio el primero año y luego ya no, y con el covid ha pasado lo mismo”, lamenta López Acuña, que insiste en aprender la lección. El epidemiólogo recuerda que las amenazas siguen estando latentes: “Podemos tener no necesariamente otra pandemia de covid, pero sí de otro agente”.