Éste debería ser tu nivel de colesterol según tu edad
La alimentación es fundamental para mantenerlo a raya, en especial, a partir de los 40 años.
Lo necesitamos para que nuestro organismo funcione adecuadamente, pero si tenemos demasiado sufren nuestras arterias coronarias, lo que es peligroso para nuestra salud. Hablamos de la pesadilla que supone para muchos el colesterol. Se trata de un tipo de grasa que se encuentra en todas las células del cuerpo y también en algunos alimentos que ingerimos, como la carne y los productos lácteos.
El nivel de colesterol, como muchos ya sabemos, se mide a través de un análisis de sangre. Éstos indican distintas variables que determinan si los niveles que tenemos son los adecuados. Y nos permiten saber la cantidad que tenemos de colesterol total; colesterol LDL (el que llamamos colesterol malo), que es el que se deposita en las arterias y puede obstruirlas; colesterol HDL (el bueno), que contribuye a eliminar el colesterol de las arterias , finalmente el llamado No-HDL, que surge de restarle al colesterol total, la cantidad del bueno.
En estos análisis nos miden, además, la presencia de triglicéridos, que es otro tipo de grasa que se encuentra en la sangre y que puede incrementar el riesgo de patologías cardíacas. Pero la cuestión es que el colesterol que debemos tener tiene que ver, además, con nuestra edad.
La primer medición, si se tienen antecedentes familiares de colesterol alto, se debería realizar entre los 9 y los 11 años y conviene repetir la prueba se debe repetir cada cinco años. En estos casos (para que sirve como referencia en la juventud), el colesterol total debe ser de menos de 170 mg/dL; el No-HDL, de menos de 120 mg/dL; LDL, de menos de 100 mg/dL, y el HDL, de más de 45 mg/dL
Pero la edad a partir de la cual la medición del colesterol debería ser imprescindible son los 40 años. La Organización Mundial de la Salud (OMS) nos recuerda que las enfermedades cardiovasculares son desde hace más de dos décadas la principal causa de muerte en el mundo, y el colesterol alto es un síntoma de riesgo.
Y tanto en la prevención como en el tratamiento del colesterol alto, la alimentación es una pieza clave. Entre los alimentos que son buenos están, por ejemplo, los almidones. Podemos optar por cereales integrales (arroz, avena, maíz, trigo), sémola, polenta, harina de trigo, choclo, papa, batata, legumbres como lentejas, judías y soja. Y deberíamos evitar los cereales procesados (copos) las galletitas (dulces y de agua) y los panificados con grasa.
Otra buena opción son las frutas y verduras, sobre todo crudas, y deberíamos evitar los enlatados o los encurtidos. También podemos optar por los lácteos, pero evitando los más grasos y escogiendo siempre leches descremadas, con fibras, con omega 3, yogures y leches cultivadas y probióticas descremadas.
Respecto a los alimentos a evitar, todos los que tengan grasas y un exceso de sodio. Podemos elegir, por ejemplo, carne de vaca magra, carne de cerdo y cordero muy magra, carne de ave sin piel y los pescados (como las sardinas, salmón, atún caballa y otros ricos en Omega 3). Pero nos tenemos que controlar con la ingesta de huevos. Y, como decíamos, eliminar de nuestro menú todas las sustancias grasas, en especial las saturadas. Tenemos acostumbrarnos al aceite de oliva (sin abusar), la soja, el girasol, los frutos secos y las semillas.
