Instagram, el foro en el que proliferan testimonios sobre violencia sexual: qué hay tras las cuentas y su impacto legal
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Instagram, el foro en el que proliferan testimonios sobre violencia sexual: qué hay tras las cuentas y su impacto legal

Responsables de algunas de estas cuentas, una jueza y una divulgadora feminista analizan el juicio social que se está dando en las redes.

Un collage de un móvil a modo de altavozEl HuffPost/Getty Images

"Estos movimientos lo que evidencian es que las mujeres estamos identificando la violencia sexual", explica a El HuffPost la divulgadora feminista Júlia Salander. Habla acerca de la oleada de perfiles que han surgido en las últimas semanas en Instagram. Se desconoce quién se encuentra tras ellos, pero acumulan decenas de testimonios de mujeres, también anónimas, que están narrando episodios de violencias y abusos que aseguran haber vivido.

Algunos de ellos ya han tenido consecuencias. El primero fue el de la periodista Cristina Fallarás, que lleva años haciendo este ejercicio de recogida y difusión de relatos de estas características a través de las redes sociales. Primero, con el hashtag #Cuéntalo, y ahora, desde su perfil de Instagram. Uno de ellos precipitó la dimisión del portavoz de Sumar en el Congreso de los Diputados, Íñigo Errejón

Más recientemente, algo similar ha ocurrido con el dúo de raperos granadino Ayax & Prok. Después de que una de estas cuentas publicara varios relatos en los que acusaban a ambos —a pesar de que los nombres de las personas de las que hablaban aparecían ocultos— de violencia sexual, su agencia de representación, Taste The Floor, se desvinculó de ellos y se suspendió el concierto que tenían programado en el WiZink Center el próximo 28 de marzo.

Pero no todos los relatos señalan a personalidades de relevancia en el panorama político o social. Algunos reflejan episodios intrafamiliares, con compañeros de trabajo, en lugares de fiesta, en encuentros casuales, etc. Varias siguen contándolo en el perfil de Cristina Fallarás, pero otras tantas lo están haciendo a través de estos nuevos perfiles.

Los hay que se centran en profesiones concretas, como la industria publicitaria en el caso de SeTeníaQueDecir, o de la musical, como Contra los abusos en el Rock. Y también los hay por provincias. Denuncias Vigo, Denuncias Bizkaia, Denuncias Granada, Denuncias Barcelona y Denuncias Asturies son algunas de esas cuentas. Sin embargo, desde el punto de vista jurídico, lo que están difundiendo "no son denuncias, son testimonios". Lo precisa la magistrada y miembro de la coordinadora de la Asociación Mujeres Juezas de España Carla Vallejo en conversación con El HuffPost.

"Son relatos que se publican en la oportunidad dan las redes sociales", continúa la experta, en un ejercicio que "forma parte del derecho fundamental que tiene toda persona a la libertad de expresión". "Además, en el caso concreto de la violencia sexual", a ojos de la magistrada, estos canales han servido para "establecer un espacio seguro, compartido, donde las mujeres puedan expresar cuestiones que llevaban muchos años silenciadas", apostilla.

Cuentas con distintos orígenes

No todas las cuentas de Instagram de este tipo han surgido a partir del mismo momento. La de Denuncias Granada nace "a raíz de una de las publicaciones de Cristina Fallarás", señala a este periódico una de las mujeres que está detrás de la misma, que prefiere mantenerse en el anonimato. Algo similar ocurrió entre el equipo que trabaja detrás de SeTeníaQueDecir, que, además de "inspiradas" por la periodista, se decidieron a abrir el perfil "motivadas por la situación insostenible en la que se encuentra la industria publicitaria y de la comunicación", confiesan

Testimonios Artes Escénicas, sin embargo, tuvo un germen distinto. Fue a partir de que "una compañera denunciara la agresión sexual en el Estudio Juan Codina", detallan también en conversación con El HuffPost. En cualquier caso, las tres acumulan ya decenas de relatos.

Desde la cuenta dedicada a recopilar testimonios del mundo de la cultura afirman que el rango de edad de las personas que les escriben "es muy amplio", mientras que en la de Granada han detectado que está algo más acotado. Y en todos ellos tanto los datos de las supuestas víctimas como de los presuntos agresores están protegidos.

Sobre las repercusiones legales que podría tener difundir los nombres o dar a entender a quién se refieren los testimonios Vallejo explica que, en primer lugar, conviene distinguir "cuándo estos relatos refieren hechos que son delictivos" de los que recogen "experiencias traumáticas" que no tienen por qué ser delictivas, dado que hay de los dos tipos.

En algunos de estos relatos "se habla de conductas machistas, de conductas abusivas, o de conductas muy poco empáticas, pero que no tienen por qué ser delictivas", prosigue la magistrada, que incide en el derecho que "cualquier persona" tiene a expresarse. 

Sobre la posibilidad de reconocer, a través de los testimonios, a los presuntos agresores, la magistrada aclara: "Incluso aunque se trate de conductas que pudiesen, en principio, ser delictivas, que de alguna manera se pudiese entrever o acreditar o sospechar de la identidad de las personas también eso entra dentro de la libertad de expresión". "Siempre y cuando sea una información de carácter relevante", puntualiza.

"Y, por supuesto, si esa persona que luego es identificada se considera afectada por ello, puede ejercer las acciones penales correspondientes", continúa su explicación. La manera sería ejerciendo acciones por un presunto delito de injurias o uno de calumnias, "si cree que le están atribuyendo una conducta que es delictiva o que le desmerece en su prestigio y en su consideración", añade.

"En suma, no es cierto que la única vía legítima que tenga una víctima de violencia sexual sea denunciar ante la policía y ante el juzgado", concluye la magistrada, que asegura que una mujer tras una circunstancia así "puede expresarse también de otras maneras y eso no significa que haya una caza de brujas o que las personas que puedan ser identificadas no estén protegidas". "Que denuncien", insta, antes de incidir en la existencia del procedimiento de calumnias e injurias, "en el que se prevé específicamente que no existe tal delito si la víctima acredita en el proceso la verdad de las acusaciones".

¿Cuál es la respuesta que recibe alguien que cuenta su testimonio?

Desde Denuncias Granada, cuando una persona se pone en contacto con ellas la primera respuesta pasa por "escuchar su historia y ofrecerle apoyo emocional si lo necesita", cuentan. Y lo hacen "sabiendo que de verdad podemos acompañar adecuadamente a estas chicas y no dejarlas a medias", indican, antes de precisar que dos de las personas del equipo son psicólogas.

Algo similar hacen desde SeTeníaQueDecir. "Lo primero que hacemos es transmitirle que su anonimato SIEMPRE está a salvo con nosotras", cuentan desde el equipo que hay detrás de la cuenta, que también señalan el "miedo de hablar" de las mujeres, pero "en una primera instancia" buscan transmitir que han recurrido a "un espacio seguro". 

Pero estas cuentas no sólo están recibiendo mensajes en los que las mujeres buscan encontrar ese espacio en el que hablar y contar sus testimonios. También hay quien contacta con ellas para prestar ayuda. "La gente se está volcando mucho, estamos recibiendo muchísimos apoyos", afirman las chicas de Denuncias Granada. Entre ellas, personas del mundo de la abogacía, de la psicología, un estudiante de educación social e "incluso gente que no tiene por qué tener estudios en estos ámbitos, pero de manera voluntaria se ofrece a ayudar en lo que necesite", añaden.

Ellas, además, también han hablado con algunas de las otras cuentas que han surgido. Desde algunos perfiles similares les han pedido consejo "y nosotras hablamos con ellas encantadas", asegura. 

¿Por qué en las redes sociales?

Los motivos que han encontrado tanto Salander como Vallejo para que tantas mujeres se hayan decidido a compartir sus respectivos relatos, que no necesariamente a denunciar, a través de las redes sociales son variados. Por un lado, la magistrada opina que es que estas "ofrecen un canal que se percibe mucho menos invasivo y más seguro".

"Creo que también tiene que ver con la forma en la que las mujeres socializamos y la forma en la que contamos y nos contamos las cosas", considera la miembro de la Asociación Mujeres Juezas de España. "Entonces, entiendo que hayan podido ver en las redes sociales estos espacios seguros, donde víctimas o mujeres que han vivido algún tipo de violencia sexual comparten sus experiencias", dice, y considera que "lo que se está produciendo es un espacio que favorece la recuperación y la sanación de esas mujeres". "Opera en otro plano distinto del plano en el que opera la justicia y por eso creo que tiene que respetarse", apostilla.

Por su parte, Salander ve que, frente a la "monopolización" de los altavoces de los medios tradicionales de comunicación, las redes presumen de una "democratización" de los mismos: "Las redes sociales lo que nos aportan es poder viralizarnos, poder llegar, poder colocar un mensaje y que lo vea muchísima gente sin estar detrás de un medio de comunicación".

El otro punto a favor que ha encontrado en estos espacios es el anonimato, como ya adelantaba Vallejo. Sin embargo, le ha encontrado a este "una parte buena y una parte mala": "La parte mala es que se pone en duda lo que estamos diciendo las víctimas. La parte buena es que nos ayuda a muchas víctimas a poder hablar".

"Hay muchas mujeres que no quieren dar su nombre", señala la divulgadora. Y así se puede comprobar en muchos de los mensajes que se están haciendo públicos. "Luego, nos hemos de preguntar como sociedad por qué tenemos nosotras el miedo, por qué nosotras tenemos la vergüenza y la culpa de que se sepa que nos ha ocurrido a nosotras", esgrime Salander.

"Nos hemos de preguntar como sociedad por qué tenemos nosotras el miedo, la vergüenza y la culpa de que se sepa que nos ha ocurrido"
Júlia Salander

Por otro lado, ha señalado que estas vías, en las que se están compartiendo tantos testimonios, "ayudan a la identificación". "Al ver que hay mujeres que han vivido lo mismo que tú", según la divulgadora, sirve para entender "que no estamos solas, que lo que nos ha ocurrido no es algo individual, no es un caso aislado"

De hecho, considera que esta oleada sucede ahora porque considera que la sociedad, pero sobre todo las mujeres, están "más informadas, más concienciadas e identificamos mejor esta violencia". Salander cree que, gracias al feminismo, se han ido haciendo una serie de preguntas que antes no. En definitiva, "empezamos a poner encima de la mesa ideas clave como nuestro deseo, nuestro placer", considera la divulgadora. "Violencia sexual ha habido siempre", concluye, "lo que pasa es que ahora le sabemos poner nombre".

"Violencia sexual ha habido siempre. Lo que pasa es que ahora le sabemos poner nombre"
Júlia Salander

"Al final, al ver que muchas chicas cuentan lo mismo que tú dices 'ostras, no soy la única", apunta el equipo de mujeres detrás de Denuncias Granada. "Y, aunque no es consuelo, por lo menos dices 'vale, no estoy loca', 'la gente me cree', 'no estoy sola", continúan. En este sentido, consideran que "no se hace un tipo de justicia penal, pero sí que puede llegar a hacerse una justicia social". "Y que sea sabido por todo el mundo que las mujeres ya no nos vamos a callar ante los abusos, ante las violaciones, etc", sentencian.

Un proceso "áspero"

La magistrada Vallejo incide en que aconseja a "a todas las víctimas a que denuncien y acudan a la Justicia"; sin embargo, "puedo entender los motivos por los que no quieran o no puedan hacerlo y nos las juzgo". En este sentido, "lo último que voy a decir es que no tengan derecho a exponer su experiencia de alguna manera que ellas perciban como menos invasiva".

Sobre el procedimiento judicial, "no lo vamos a negar, puede llegar a ser áspero", sostiene y el motivo lo encuentra en la "serie de garantías que hay que cumplir". Entre ellas, cita la presunción de inocencia de los acusados, así como "la posibilidad de que el testimonio de la víctima sea puesto en duda por la defensa y se establezcan versiones alternativas".

"Entiendo que puede ser un elemento de estrés dentro de las garantías que también se establecen de que nunca se llegue a límites en los que se pueda afectar a la intimidad de las víctimas o hacerles preguntas que no tengan nada que ver con los hechos denunciados", apostilla Vallejo. "Lo que sí es seguro y cierto es que el único que te puede ofrecer la verdad oficial es la justicia", sentencia.

Los últimos datos en esta materia, recogidos en la Memoria elevada al Gobierno de la Fiscalía General del Estado, apuntan que en 2023 se registraron un total de 199.282 denuncias por violencia sobre las mujeres. En el mismo texto queda detallado que, de todas ellas, sólo un 0,001% han terminado sentenciadas como denuncias falsas, un dato que la Fiscalía ha denominado "ínfimo". Si este mismo porcentaje se extrapola al total de denuncias registradas desde 2009 al pasado año, el porcentaje se queda en un 0,0084%.

En cualquier caso, la magistrada apunta que para "denunciar ante la policía y afrontar un procedimiento judicial, es verdad que [las mujeres] necesitan sentirse seguras y fuertes". "Y esto se consigue con un acompañamiento que muchas veces no consiguen o no se les está procurando", prosigue la magistrada.

"Para denunciar ante la policía y afrontar un procedimiento judicial, necesitan sentirse seguras y fuertes"
Carla Vallejo

Por su parte, Salander "como feminista", quiere "animar a que las mujeres denuncien y lo expliquen, pero tampoco podemos ejercer presión sobre ellas", afirma. En este sentido, indica que, al tratarse de casos de violencia sexual, "a muchas mujeres les ha marcado de por vida". "Hay otras que no, depende de mil variables, pero a muchas sí, y les ha impactado en la construcción de su sexualidad y hasta en su salud mental". De hecho, las chicas detrás de Denuncias Granada aseguran que varias de las personas que han contactado con ellas están acudiendo a terapia.

Espacio Eco
Un proyecto de Ecoembes

"Estamos hablando de algo muy serio", prosigue Júlia Salander, e insiste en que "no podemos presionar a las mujeres y poner el foco en ellas". "Hay mujeres que no van a querer denunciar y esto lo hemos de aceptar", afirma. Para ella, "lo máximo que podemos hacer como feministas es intentar cambiar estos elementos del sistema que nos generan rechazo al denunciar e intentar allanar el terreno lo mejor posible". 

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Aitana Villegas es redactora de LIFE en El HuffPost. Se graduó en Periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid y ha pasado por las redacciones de Público y Diario AS. Puedes contactar con ella escribiendo a: avillegas@huffpost.es