Zarzuela inaugura era: los retos de Camilo Villarino, nuevo jefe de la Casa Real

La Zarzuela vive un momento de cambio, una pequeña revolución, aunque por el momento no perceptible de puertas para afuera. Desde este lunes Camilo Villarino es el nuevo jefe de la Casa Real, como ya se había anunciado hace un mes, tras la publicación del nombramiento en Boletín Oficial del Estado.

Releva así —sin ningún acto público de traspaso— a Jaime Alfonsín, figura histórica en Zarzuela que ha acompañado a Felipe VI durante casi 30 años. Y continuará haciéndolo, ahora en calidad de Consejero Privado, para que el monarca pueda "seguir contando con su valioso y leal consejo", según expresó en el comunicado oficial. Como reconocimiento a su labor, además, se le ha otorgado la Gran Cruz de Carlos III.

Se estrenó con la ceremonia de entrega de credenciales a embajadores en el Palacio Real, un acto solemne en el que acompañó al monarca en un segundo plano luciendo el uniforme de diplomático, mundo del que procede.

Un perfil diplomático y militar

Villarino, de 59 años y nacido en Zaragoza, es licenciado en Derecho e inició la carrera diplomática en 1989. Hasta ahora era director del gabinete del alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell. "El rey no se equivoca con este nombramiento: a mí me deja sin jefe de Gabinete, pero va a ocupar un puesto muy importante", aseguró el jefe de la diplomacia europea a El País tras conocerse la designación. 

Antes, fue jefe de gabinete de tres ministros consecutivos (y dato importante, de distintos colores) de Asuntos Exteriores —Dastis, el propio Borrell y González Laya— entre 2017 y 2021. Ese mismo año fue imputado por la entrada en España del líder del Frente Polisario Brahim Ghali en 2021 por razones humanitarias, aunque posteriormente la causa se archivó al no apreciarse delito. González Laya llegó a proponerle como embajador en Rusia, aunque su sucesor, Albares, retiró el ofrecimiento.

Quizá menos conocido es que Villarino también es oficial en la reserva voluntaria del Ejército de Tierra con rango de capitán y está destinado como capitán en el Cuartel General de la Unidad Militar de Emergencias (UME).

Entre sus distinciones, atesora la Cruz de Plata de la Orden del Mérito de la Guardia Civil, la Orden del Mérito Civil y la Medalla al Mérito Militar, además de ser comendador de número de la Orden de Isabel la Católica.

Qué hace el jefe de la Casa Real

En su nuevo puesto, le esperan grandes responsabilidades. Además de convertirse en la mano derecha del rey, las funciones principales del funcionario de mayor rango de la Casa Real vienen fijadas en la Constitución.

"Además de las que le corresponden con arreglo a la legislación vigente, serán todas aquellas que aseguren el normal funcionamiento de la Casa, así como el cumplimiento de las misiones asignadas a la misma". Pero, ¿qué significa esto en concreto?

La Carta Magna especifica seis funciones, que pasan por “ejercer la dirección e inspección de todos los servicios” de la Casa Real y mantener la comunicación con todos los departamentos ministeriales y demás organismos del Estado.

Su puesto también tiene una importante faceta económica, puesto que es la persona encargada de formular la propuesta de presupuesto de la Casa Real y de “disponer los gastos propios de los servicios”, así como de firmar los contratos relativos a asuntos propios. Todo ello, en el marco fijado por Felipe VI de extremar la transparencia de las cuentas de la Corona.

Por último, también se le atribuye la potestad de “establecer las normas de coordinación precisas entre la Guardia Real y el Servicio de Seguridad”.

Sus retos por delante

Villarino se inicia en el cargo en un año de lo más señalado por dos aniversarios redondos, puesto que en mayo se cumplirán 20 años de la boda de Felipe y Letizia y en junio, sus diez años de reinado tras la abdicación de Juan Carlos I.

Precisamente por el emérito, de 86 años pasa uno de los asuntos más espinosos que tendrá que abordar, puesto que sus cada vez más frecuentes visitas a España desde Abu Dabi, donde reside desde 2020, son una fuente de tensión. De hecho, salvo que vaya a Sanxenxo a casa de su amigo Pedro Campos, no llega a pasar la noche por la cuestión de dónde pernoctaría.

También habla por sí solo el hecho de que ni siquiera acudió a la jura de la Constitución de Leonor en el Congreso (sí a la fiesta privada posterior) por no ensombrecer a su nieta. A esto hay que sumar que desde su entorno se ha asegurado que quiere regresar de manera definitiva a España.

La amnistía y el independentismo catalán son otros dos frentes con cariz político, mientras que en la parte social, la desafección de los más jóvenes hacia la Corona es una asignatura pendiente. En este sentido, quizá la Casa Real aproveche para replantearse su estrategia en redes sociales, en las que apenas está presente. 

Por otro lado, internamente, también tendrá que gestionar que la heredera, que ya ha superado la mayoría de edad, vaya teniendo un papel más destacado y una agenda pública más cargada. Quizá esto sea más paulatino, hasta que la princesa finalice su formación militar, de la que le quedan dos años más, y después inicie estudios universitarios. Sin embargo, aún hay incógnitas, como si recibirá una asignación propia o si más adelante contará con su propia estructura, al igual que tuvo su padre cuando era príncipe de Asturias. Tampoco hay que perder de vista que su hermana, la infanta Sofía, pronto llegará también a los 18.