Los alimentos prohibidos por Carlos III en Buckingham Palace
Algunos de los vetos son herencia del mandato de su madre, la reina Isabel II.
Ya ha pasado más de un año desde que Carlos III ascendió al trono británico. Desde entonces, el hijo de Isabel II rige el país, pero también lo que ocurre en el Palacio de Buckingham y en las cocinas del mismo. El monarca tiene prohibidos algunos alimentos, en función de sus gustos y preferencias.
Uno de los vetos más sonados, en este sentido, fue al foie gras. Carlos III decidió que este alimento, elaborado a partir de hígado de pato o de ganso, dejara de comprarse por la Casa Real y que no se volviera a servir en ninguna de las residencias de la monarquía británica.
El motivo principal que llevó al monarca a tomar esta decisión radica, según The Telegraph, en que Carlos III está concienciado con conseguir unos mejores niveles de bienestar para los animales destinados a la agricultura, recoge el rotativo británico.
Pero más allá de los motivos ideológicos que hay detrás de algunos vetos, hay otros que no se toman en Palacio porque no resultan agradables al paladar del rey. Así ocurre, por ejemplo, con el café y el chocolate.
En el hogar real tampoco se consume marisco ni ajo, según El Debate. El veto a este último alimento, recoge el tabloide, ya existía cuando Isabel II todavía reinaba. Los royal preferían no consumirlo por el regusto y olor que tiene este vegetal.
Otra de las iniciativas en esta materia que mantiene Carlos III, que también ha heredado de su madre, es la no consumición de arroz, ni de pasta ni de patatas.
En cualquier caso, no todo son prohibiciones. Según la cabecera, uno de los imprescindibles en la dieta del que fuera marido de Diana de Gales es el huevo duro, aunque cocinado durante no más de tres minutos, que le gusta añadir a las ensaladas.