La nueva vida de Javi Martín de 'Caiga Quien Caiga': de los infiernos de su trastorno a ayudar a otros para que no caigan en el abismo
Ahora, se encuentra al frente de una compañía de teatro integrada por personas con diagnósticos de salud mental.
Todos con esmoquin y unas gafas que pasaron a ser una seña de identidad del programa. Caiga quien Caiga llegó a los televisores españoles a mediados de los 90 y se consolidó en la parrilla hasta 2010. Por su plató, pasaron cómicos que ya gozaban de fama y prestigio, como El Gran Wyoming o Pablo Carbonell, pero otros se la ganaron a partir de su paso por él, como Arturo Valls o Javier Martín.
Este último, entre 1996 y 2002, hizo las veces de presentador, pero también de reportero. Años después de su brillante paso por el programa, en 2022 publicó un libro, Bipolar y a mucha honra, en el que hablaba de salud mental y de cómo había lidiado con el diagnóstico de trastorno de bipolaridad. Además, dirige una compañía de teatro.
El proyecto se llama Arriba el telón y lo conforman íntegramente actores y actrices con diagnósticos que afectan a la salud mental. La idea surgió en 2002, "como una idea para ejercitar los déficits cognitivos, sociales y de ocio a través de una herramienta terapéutica más novedosa, dinámica e interactiva", detallan en su página web. Y no fue hasta 2018 que el ex de Caiga Quien Caiga pasó a estar al frente de su dirección.
El pasado mes de octubre, el día 28, con motivo de la jornada por la Salud Mental, la compañía actuó en una gala organizada por el mismo motivo.
Humor, salud mental y ayudar a los demás
En 2022, con motivo de la publicación de su libro charló con El HuffPost. "Soy una persona que tardo poco tiempo en aceptar lo que me pasa", comentó entonces, en referencia a su trastorno. "De repente me encontré con una etiqueta, la de trastorno bipolar, que la iba a llevar, la iba a ver mi familia, mis amigos...", apuntó. También comentó la importancia que tiene el humor en su vida y cómo, a partir de su situación, hacía comedia: "Yo soy el primero que se ríe de mi trastorno bipolar, me cachondeo de haber estado dos veces en un psiquiátrico".
Por otro lado, reconoció que, durante el proceso que vivió, pudo comprobar que le gustaba aprender. Asimismo, contó que le surgió la necesidad de ayudar a otras personas. "Con que mi historia a una persona le ayude a que no se quite la vida habrá valido la pena, y eso sí lo llevo con mucho orgullo", comentó.