Felipe y Letizia, 20 años de un matrimonio con una misión: salvar la Corona
Los reyes cumplen dos décadas de casados superando todo tipo de rumores y escándalos.
Si preguntáramos quién es la mujer más buscada y fotografiada de España en 2024, probablemente la respuesta para muchos sería la reina Letizia. Sus intervenciones y actos se analizan al dedillo para desgranar sus palabras, estilismos y hasta el más mínimo gesto. Hace veinte años, cuando se casó con el entonces príncipe Felipe, la expectación y la necesidad por saber cada paso de la que terminaría convirtiéndose en reina consorte era máxima.
Pero poco tiene que ver la situación de Letizia Ortiz a día de hoy con la de mayo de 2004. Su relación con el entonces heredero al trono estuvo en entredicho desde el primer momento por los sectores más conservadores y por la propia familia del novio. El rey Juan Carlos se opuso de manera frontal al noviazgo de su hijo con Letizia, como con todas sus novias anteriores.
La entonces periodista venía de una familia de clase media, era divorciada y de padres separados, algo que no entraba dentro de los estándares de Zarzuela para la futura reina de España. Felipe, que conoció a la reina en una cena organizada por amigos en común, se plantó ante su padre para casarse con Letizia lanzándole un órdago.
Fue el 12 de octubre de 2003, cuando todavía no era pública la relación de los reyes, y en una de las fechas marcadas a fuego en el calendario de la familia real para asistir al desfile del Día de la Hispanidad. Pero el príncipe Felipe no estaba en la tribuna de autoridades pese a ser el heredero. ¿La razón oficial? Un viaje con varios compromisos a Nueva York que, sin embargo, finalizaba el 10 de octubre, con tiempo suficiente para estar el día de la Fiesta Nacional en Madrid.
Años después, diversos periodistas especializados confirmaron que lo que hizo Felipe fue dar un ultimátum a sus padres para casarse con Letizia. En el episodio cuatro de Los Borbones: una familia real, disponible en Atresplayer, algunas fuentes aseguran que Felipe no solo se había quedado en Nueva York sino que lo había hecho con Letizia. Apenas diez días después, Zarzuela confirmó el compromiso del príncipe con la periodista y el 3 de noviembre comparecieron ante los medios.
A partir de ahí, el noviazgo de Felipe y Letizia pasó a ser de dominio público y comenzó el escrutinio, agudizado por el archicomentado ‘déjame terminar’ que la futura reina pronunció durante la petición de mano cuando el príncipe de Asturias la interrumpió. Dos palabras que sirvieron para tachar a Letizia de soberbia, altiva y controladora. Por culpa de esta frase también llegaron las decenas de comentarios machistas que aseguraban que Felipe era un hombre completamente manipulado por su mujer.
Esas elucubraciones han perdurado hasta el día de hoy, aunque desde que Letizia se convirtió en reina consorte ha ido ganando defensores por su labor dentro y fuera de España. “El gran sostén de la familia es ella. La plebeya que venía a cargarse la monarquía es la que la está salvando”, aseguró Pilar Eyre a El HuffPost en un reportaje sobre la figura de la reina.
La relación de los reyes no solo ha estado marcada por los comentarios clasistas hacia todo lo que representaba Letizia, sino que también ha tenido que soportar los continuos rumores de divorcio y crisis en la pareja. Unos rumores ante los que Zarzuela siempre ha optado por no comentar, tanto en la etapa de príncipes de Asturias como en sus casi diez años de reyes.
La crisis del 2013
Si han atravesado crisis en su matrimonio solo lo saben ellos, pero que la pareja no atravesaba su mejor momento fue evidente en el verano de 2013, un año antes de la abdicación de Juan Carlos I. Por aquel entonces, toda la familia real se reunía en Marivent durante casi un mes, pero ese año el príncipe Felipe llegó solo a Mallorca y Letizia voló a la isla una semana después con sus hijas para asistir a una visita con su marido y las niñas y a la tradicional recepción a las autoridades baleares en La Almudaina.
Al día siguiente Letizia dejó Mallorca, regresó a Madrid y no se volvió a saber de ella en todo el verano mientras Felipe se quedó en la isla con Leonor y Sofía. Esos movimientos llegaron precedidos de salidas en solitario de los entonces príncipes que ya habían avivado los rumores de una posible separación del matrimonio.
Zarzuela ni confirmó ni desmintió los rumores pero periodistas del entorno de Casa Real como José Antonio Zarzalejos aseguraban que Letizia estaba “incómoda” en su papel dentro de la institución. Mientras, otros medios apuntaban a que la princesa quería evitar la foto con la infanta Cristina después de que se anunciara que los Urdangarin se mudaban a Ginebra por el Caso Nóos.
La tranquilidad parece que volvió al matrimonio antes de terminar el año y para la proclamación en junio de 2014 Felipe y Letizia parecían más serenos que nunca, incluso dedicándose alguna muestra de afecto pública como la caricia de la reina a su marido en el coche. Más recientemente, durante la jura de la Constitución de Leonor, la seriedad de la consorte era evidente, y hace apenas una semana el gesto del rey con su mujer, agarrándola por la cintura, también llamó la atención. Imágenes que simplemente demuestran los altibajos de cualquier matrimonio o familia.
Un matrimonio obligado a salvar la Corona
Como en la mayoría de casas, la familia ha sido un gran motivo de tensión entre Felipe y Letizia, especialmente por los escándalos del rey Juan Carlos e Iñaki Urdangarin. Tras la abdicación del emérito en junio de 2014 los nuevos reyes colocaron el futuro de la Corona sobre su matrimonio recortando los miembros de la familia real y, progresivamente, apartando al emérito de toda actividad pública.
El mensaje era claro: la institución son ellos y sus hijas, especialmente la princesa Leonor, que representa el futuro de la monarquía. “Ellos en el momento en el que el rey Juan Carlos abdica se dan cuenta de que tienen que hacer algo para que la gente piense que son diferentes a lo que ha habido antes. Sobre todo con lo que viene de Botsuana, las cuentas en suiza... Fue un punto y aparte y la medida de crear una familia real más corta que la familia del rey fue uno de los momentos clave que nos iban enseñando que las cosas estaban cambiando en la monarquía española”, explica Diana Rubio, doctora en comunicación, politóloga y experta en protocolo, imagen y etiqueta, sobre el ‘aislamiento’ de Felipe y Letizia del resto de miembros de la familia del rey.
“Creo que todo lo que han podido tener a nivel familiar, todas las familias tenemos algo y no iban a ser la excepción, pero ellos tienen que rendir cuentas por todo lo que pasó y lo que hicieron fue romper con eso y demostrar que se abría una nueva etapa para la monarquía española”, asegura la experta.
Esas disputas familiares se hicieron públicas en 2018, durante el famoso rifirrafe entre la reina Letizia y la reina Sofía en la Catedral de Palma cuando la emérita intentó sacarse una foto con sus nietas y la consorte trató de impedirlo. Las imágenes corrieron como la pólvora y en Zarzuela se vieron obligados a escenificar una reconciliación entre las dos reinas, que solo tienen en común a Felipe VI, por el que la reina Sofía siente absoluta devoción.
“A ellos como pareja siempre se les ha visto bien, relativamente unidos. A lo mejor se les ha visto muy serios en algunos momentos de estos últimos años, pero realmente creo que a día de hoy se complementan perfectamente. Creo que hay muchas imágenes en las que la complicidad se puede palpar entre ambos y hacen un tándem bueno, tanto a nivel interno en España como a nivel de representación en el exterior”, defiende Rubio.
Es algo que también comparte la periodista Mábel Gálaz, autora del libro Letizia Real, que declaró en un reportaje de El HuffPost sobre el papel de la consorte en la institución que “lo que está haciendo como reina es ayudar a Felipe a recuperar el prestigio perdido y a demostrar al mundo que en el siglo XXI la monarquía es una institución que tiene sentido”. “Es una buena compañera de equipo de Felipe VI, que es lo que tiene que ser, porque ella no tiene papel marcado por la Constitución”, aseguró la periodista.
“Creo que en los momentos en los que el rey ha estado más bajo de reputación o de imagen la reina ha estado muy alta e incluso viceversa. Sabemos que la reina es un valor muy importante en la casa real por todo lo que nos está enseñando en los actos y creo que entre los dos, desde que se casaron hasta hoy, han tenido una evolución bastante importante pero siempre en la línea de complicidad entre ellos y la propia imagen de la monarquía”, concluye Rubio.