Estas son las razones por las que no recordamos nada antes de los tres años
Robert N. Kraft, profesor de psicología cognitiva en la Universidad de Otterbein, ha tratado de aportar luz sobre este asunto.
Los recuerdos de la infancia son, en la mayoría de los casos borrosos o distorsionados. Sin embargo, estos suelen ser a partir de los tres años ya que nadie es capaz de recordar lo que sucedió antes de cumplir esa edad.
Esto se debe, tal y como ha explicado Robert N. Kraft, profesor de psicología cognitiva en la Universidad de Otterbein, en una investigación del Psychology Today a lo que se conoce como "amnesia infantil". Sobre este concepto, el especialista ha querido explicar qué factores pueden fomentar ese inicio de la memoria a determinada edad como el desarrollo cerebral y cognitivo que se da a esa edad, aunque también lo que se va "aprendiendo" del entorno.
Según señala, el cerebro se encuentra en desarrollo y la corteza cerebral está madurando los primeros años de vida. "En particular, el hipocampo, que es fundamental para la formación de los recuerdos, experimenta un desarrollo considerable, no solo en los humanos sino también en otras especies", detalla, además en este área se reemplazan las conexiones cerebrales antiguas por las nuevas.
"El único momento en el que podemos recordar la primera infancia es durante la primera infancia, antes de la neurogénesis. Los niños de dos años y medio pueden recordar fácilmente acontecimientos que ocurrieron seis meses antes, aunque no puedan recordar los mismos acontecimientos dos años después", explica.
El experto también apunta a que en una primera infancia los niños no tienen especial interés por recordar y tienen que aprender a hacerlo. "A medida que interactuamos con las personas mayores que nos rodean, se nos enseña que recordar es importante", señala.
En este sentido, se aprende también lo que se considera importante a la hora de recordar. "Cuando somos niños muy pequeños, no sabemos lo suficiente como para detectar qué es distintivo. Todo destaca y, por tanto, nada destaca", detalla Kraft.
También se necesita tener un concepto de uno mismo que se salga de lo autobiográfico. "A medida que envejecemos y se acumulan recuerdos, adquirimos un sentido de identidad aún más elaborado, lo que conduce a una memoria autobiográfica más elaborada y más fuerte", sentencia.
Los niños con esta edad aprenden también a generar una "narrativa de la vida" ordenando en importancia los principales hitos que pueden darse en la vida para recordarlos más tarde.
La generación de recuerdos está muy relacionada con cómo se procesa la información, según Kraft, "en este marco, la memoria sólo funciona cuando nuestros esfuerzos de recuperación se alinean con la forma en que codificamos originalmente la información". "Como no podemos recrear el contexto de codificación de la infancia y la primera infancia, las señales de recuperación no funcionan cuando nos hacemos mayores", añade.
Kraft apunta que, aunque algunos expertos también apuntan como fundamental el desarrollo del lenguaje para generar recuerdos, esto no es necesariamente así. "Otros argumentan que si bien el lenguaje ciertamente organiza y apoya la memoria, no es necesario para crear y recordar recuerdos duraderos, con adultos o con animales sin lenguaje", detalla.
"De hecho, los recuerdos olvidados hace mucho tiempo pueden recuperarse fácilmente mediante señales no lingüísticas, como un olor distintivo, el juego de luces en el rostro de una persona o una vieja melodía", añade.