El experimento de una estrella de la televisión con el nombre de su hijo termina en drama
La periodista Kirsten Drysdale decidió poner a prueba al Registro Civil y ha generado un debate sobre los límites y regulaciones en cuanto a los nombres de las personas.
La elección del nombre de un hijo o una hija es una decisión significativa que puede marcar la identidad de las nuevas generaciones. Algunos padres optan por nombres tradicionales, mientras que otros se inclinan por opciones más inusuales. Buen ejemplo son los de los bebés con nombres de personajes de La Guerra de las Galaxias o Juego de Tronos o de artistas que por alguna u otra razón se ponen de moda.
En España, el Registro Civil tiene una serie de restricciones sobre los nombres de bebé que pueden registrarse. Se prohíben, entre otros criterios, los que puedan considerarse ofensivos, denigrantes o extremadamente largos. Por ejemplo, nombres como Hitler, Lucifer, Caca o Osama Bin Laden se consideran indignos y no pueden registrarse.
En Australia, el registro de los nombres de niños recién nacidos también tiene sus limitaciones. Sin embargo, la periodista Kirsten Drysdale, estrella de la televisión española, ha llevado al límite las limitaciones del Registro Civil como parte de un experimento y, de paso, ha sembrado la polémica al registrar a su tercer hijo con el nombre de Metanfetamina Mola. Algunos consideran que se debería ser más estricto en el control de los nombres mientras que otros se amparan en la libertad de elección de los padres para llamar a sus hijos como deseen.
Drysdale y su pareja, según explica el diario británico The Guardian, consideraron otras opciones como Nangs Rule -la forma coloquial para referirse al gas de la risa en Australia- pero se decidieron por una opción tan extravagante, estaba convencida de que el Registro Civil lo rechazaría: "Elegimos la metanfetamina pensando que no hay forma de que alguien vea esa palabra y piense que está bien". Sin embargo, para su sorpresa, Metanfetamina Mola pasó todos los filtros y las autoridades lo aceptaron sin problema.
Los funcionarios del Registro Civil australiano han admitido que "se les coló" el nombre y aseguran que están trabajando junto a la familia para encontrar una solución. Pese a ello, el experimento de Kirsten Drysdal y su pareja puede acabar en drama porque aunque consigan cambiarle el nombre, una vez registrado formalmente, permanece en el sistema para siempre.