Mucho más que mantillas: la lucha de las mujeres en una Semana Santa aún machista
En Sevilla aún no hay costaleras y en ciudades como Zamora hasta 2021 había cofradías que no permitían la salida de mujeres.
Esta Semana Santa es para María Medina, una malagueña de 32 años, la que con "más ganas espera" de toda su vida. El año pasado dio un paso que hasta hace menos de 10 años era impensable: salir de mujer de trono bajo los varales de su virgen, Nuestra madre y señora de la Merced y San Juan Evangelista, de la Cofradía de la Humildad (Ecce-Homo).
Ella misma recuerda que la idea le rondaba desde hace unos años, pero no fue hasta 2022 cuando se atrevió a hacerlo. "Desde que mi hermano, que es cinco años más pequeño que yo, dijo que lo sacaba yo pensaba ‘pero, madre mía, si es un enano y yo que siempre he tenido ganas y no soy capaz’. Es verdad que en ese momento, te hablo de hace cinco o seis años, a no ser que fuesen debajo del manto y no se les viese, no había ninguna mujer sacando el trono de la Merced", explica.
Pero fue por pura casualidad que en 2022, después de dos años sin procesiones por la pandemia, decidió tallarse (tomarse la medida del hombro para ajustar el puesto de los hombres y mujeres de trono a lo largo de los varales).
"Al final el año pasado acompañé a mi padre y mi hermano porque tenía ganas de ir a la casa de hermandad y estar ahí un rato. Vi cómo los tallaban y me entró el gusanillo y dije ‘¿hay hueco para mí?’ Nadie se lo creía y me miraban con cara de ‘María, qué estás diciendo’ y dije que era mi año, que quería salir, que quería llevarla. Y así fue", recuerda.
Aunque ella no es la primera y hay cada vez más mujeres de trono, hasta hace unos años era un puesto reservado en exclusiva a hombres. La primera en hacerlo fue en 2003 Adela Utrera, una abogada de 37 años que salió portando al Cristo de la Buena Muerte de la cofradía de Mena, popular por ir acompañada de un tercio de la legión.
Esto es un avance que ha tardado más en darse en otras zonas de España. Por ejemplo, en Zamora fue también en 2022 cuando salieron por primera vez mujeres en la Cofradía del Silencio acatando así la recomendación del Obispado de Zamora. Entonces desfilaron 90 hermanas de la cofradía en distintos puestos. Este año, la situación también ha animado a las mujeres a salir.
"Siguiendo el orden de la lista de aspirantes (o de espera) este año se han producido nuevas altas de hermanas en número muy similar al de nuevos hermanos y así seguirá siendo", explica a El HuffPost el presidente de la cofradía, Rufo Martínez de Paz.
Martínez de Paz destaca que no hay ninguna distinción en los estatutos con respecto al género de los hermanos que participen en el desfile y pueden participar tanto como jinetes, cargadores, portadores de banderas, tambores, heraldos, etc. "Como siempre, el aspirante se inscribirá en la correspondiente lista a la espera de vacantes que permitan su efectiva incorporación en el grupo de su elección. En este sentido debo apuntar que este año tres mujeres han entrado a formar parte del grupo de celadores, es decir de los encargados de la organización del desfile", explica.
Sin embargo, esta situación era muy distinta hace 10 años cuando ocho de las 15 cofradías de la Semana Santa zamorana no permitían la participación de mujeres. En otras ciudades como Sevilla hasta 2011 las mujeres no podían participar del cortejo procesional ni siquiera como nazarenas.
Bajo los pasos y los tronos, el espacio donde más discriminación hay
A pesar de las buenas noticias, no en todos los aspectos se ha avanzado. Mientras que la discriminación de género en trabajos o estudios se considera socialmente injusta, en la Semana Santa sigue existiendo cierta segregación. Por ejemplo, en Sevilla no está permitido que ninguna mujer salga de costalera (cargando el paso) y los amagos que se han hecho han acabado con sanciones. Cabe recordar el cese del capataz de la Cofradía de Monte-Sión en 2008 por permitir que participara una mujer costalera en un ensayo.
Para Lucía, responsable del perfil de Instagram Mujer Cofrade, esta situación parece lejana en la capital hispalense, pese a que en localidades de la provincia como Gerena o La Rinconada sí se ha producido. "Sigo sin verlo, en Gloria igual lo podríamos ver alguna mujer costalera, pero en Semana Santa no creo que vayamos a verlo", explica. Con respecto a algunos comentarios sobre si esto se debe a la falta de fuerza de las mujeres o la dificultad para las igualás (medir a la misma altura para colocarse en las trabajaderas). "En parte es no querer, si no se buscaría la forma", señala.
Grecia, una de las fundadoras del colectivo Proyecto Palio por una Semana Santa disidente, recuerda que esto no es más que un avance como en tantos otros ámbitos de la sociedad, pero que todavía hay limitaciones como es el caso de las costaleras. "Que no haya presencia de costaleras es una tradición machista que tenemos interiorizada, hombres, mujeres y todos", enfatiza y califica como excusa el argumento de la fuerza.
"Si somos capaces de aguantar dolores como la menstruación que llega a ser en algunos casos incapacitante totalmente y cosas como un parto y el dolor que eso conlleva, cómo no vamos a ser capaces de sostener un paso. Eso está fuera de discusión a día de hoy", explica.
La fundadora de Proyecto Palio admite que pese a que la Semana Santa de Sevilla es referente nacional tiene ciertos aspectos todavía arcaicos que "mejor no copiar". "En otros lugares se entiende que es lo natural que hay que incluir a la mujer en todos los aspectos, mientras que en otros es por necesidad porque no hay suficientes hombres para montar una cuadrilla y hay que tirar de mujeres. Y, al final, se hace", explica. Para ella ese debe ser el camino a seguir y cree que ocurrirá.
"Creo que cada hermandad debe seguir su idiosincrasia a la hora de formar cuadrillas o marcar su sello propio, en general, pero no sé si Sevilla por ese afán de ser una referencia en el mundo cofrade se resiste más a los cambios. Al final, este cambio de conciencia, llegará aquí también y si no es por convencimiento será por necesidad de supervivencia", añade.
Medina recuerda que lo que la retenía para no llevar sobre sus hombros a sus titulares no era precisamente la fuerza. "Soy muy deportista al igual que toda mi familia y no era tanto el no aguantar por el peso o la fuerza, como aguantar en un espacio cerrado y el mareo, porque soy la típica persona que como me meta en un espacio cerrado con mucha gente me agobiaba. Decía ‘madre mía, si a mí me meten debajo del manto o algo así, no voy a ser capaz de aguantar el recorrido y si no lo aguanto, no me lo voy a perdonar", señala y recuerda que en todo momento recibió el apoyo de su cofradía para tomar la decisión.
A pesar de que en Málaga cada vez son más las mujeres que optan por este puesto en sus hermandades, los comentarios de que van muy pegados o que no son capaces de aguantar todo el recorrido con un peso que oscila los 20 kilos al hombro siguen siendo frecuentes.
De hecho, este año, todavía se han producido denuncias públicas de mujeres como Marta de Heredia, quien relató en TikTok que su cofradía la Oración en el Huerto no permite la salida de mujeres: "No podemos seguir un estatuto que tiene siglos, no permite que las mujeres saquen un trono, pero tampoco podíamos votar y votamos".
Grecia recuerda que ese argumento de los roces entre los costaleros también sirve como excusa en Sevilla para apartar a las mujeres de este puesto. "Que si se hace una cuadrilla mixta si la costalera va delante roza al que va detrás… Está claro que eso no es un problema de la costalera, es de el costalero que va pensando en lo que no debe. Ocúpate de lo que tienes encima y no de lo que tienes delante", se queja. "Al final cada vez que hay que hacer un cambio, hay que vencer este tipo de resistencias", señala y recuerda que las reticencias no solo se dan entre hombres, sino también entre mujeres de mediana edad que lo califican como "no natural".
Otras se han quejado de que los requisitos son muy distintos entre hombres y mujeres y a ellas se les exige una fuerza que a ellos no. Medina niega que en su cofradía se haya sentido así. "No hay ninguna distinción", recalca.
"Creo que es un trono en el que hay bastante buen rollo y es joven y no es de los que llevan gente muy mayor. Mi padre al final tiene 56 años y es prácticamente el más mayor. Al final es un sitio para todos y tenemos también cabida las mujeres. No sé las demás, pero yo no he notado ni miradas ni comentarios ni nada de nada y, sobre todo a nivel de la cofradía, todo lo contrario", explica.
Del mismo modo, no le pidieron ningún requisito extra ni ninguna prueba de fuerza. "No hay rollos de que te cambien o te pongan un taco (de madera para acercar el hombro al varal). Todo exactamente igual. A la hora de la vestimenta tampoco te especifican tienes que ir de esa manera. Tienes que ir como van todos, tu pantalón chino negro, tus zapatos negros de vestir, tu camisa blanca, tu corbata negra. Es lo único así más raro, pero al final es como un uniforme", añade.
"Con el tema del pelo y eso por comodidad, me hago mis moñetes o trenza o lo que sea, pero no hay una norma específica para unos y otros. Son las normas típicas para salir, las mismas para todos, pero no te dicen nada", detalla.
En la Cofradía del Silencio, pese a haber tardado más, no existen diferencias para cargar los pasos. "La igualdad no tiene más que una lectura. Lo único que se requiere para que un miembro de la Cofradía acceda a la carga es que, convenientemente inscrito con anterioridad, exista una vacante disponible respetando, como es lógico, la antigüedad en la lista", señala Martínez Paz. Eso sí, la antigüedad de estas hermanas siempre será menor que la de sus hermanos hombres.
Mucho más que mantillas, hermanas o madres
Estos nuevos roles no solo se han dado bajo los titulares de las hermandades, también en otros puestos de las procesiones, como el de acólito, también cercano a los pasos, donde se van viendo cada vez más mujeres y que también estaba restringido a hombres. No fue hasta 2005 cuando desfiló la primera mujer acólito en la Semana Santa sevillana, pero esto sigue siendo una excepción.
Para Lucía, en la imagen pública de la Semana Santa es donde se hace más patente el sexismo. "Ahí es cuando se van dando pasos atrás, sí que es verdad que mayoritariamente encuentras encuentras hombres como acólitos. Pocas mujeres o adolescentes vas a encontrar en Sevilla, el puesto de la mujer es en otros cultos, no tanto en la estación de penitencia o el cortejo procesional de Semana Santa", recuerda Lucía.
Las mujeres han estado en muchas ocasiones relegadas al rol de mantillas, madres acompañantes de los pequeños nazarenos o esposas relegadas a un segundo plano. "Ya no se tiene esa imagen por ejemplo de que la mujer es la que coloca el costal al hombre y va solo de mantilla, sino que ya se ve participación activa dentro de las cofradías. Se tiene en cuenta", señala.
Este rol dentro de las hermandades y en los desfiles procesionales, aunque en muchos casos como el de Sevilla y Zamora se haya visto provocado por la fuerza por parte del Obispado, ha hecho que se valore el rol de las mujeres más que como un mero complemento.
"A fuerza de ir conquistando espacios y puestos dentro de las hermandades se va demostrando que lo cortés no quita lo valiente y lo mismo que puedes coser unos botones, un escudo o llevar unos bocatas, puedes llevar las cuentas de la hermandad o tomar decisiones que condicionen su rumbo. Es un cambio de mentalidad", resume Grecia.
La experiencia de Medina es muy distinta, en la Humildad, donde ha estado implicada toda su vida junto a su familia y empezó con solo seis años de nazarena.: "He pasado por todo, de estar con los chiquitillos a controlarlos o estar con la vela pequeña, con la grande... He hecho un poco de todo dentro de la cofradía".
Sin embargo, sí que concluye que al igual que en Sevilla hay puestos a los que la mujer no ha llegado, aunque apunta a que puede deberse a una falta de experiencia y se muestra optimista con que llegarán pronto como son los capataces, quienes guían los pasos o los tronos por las calles.
"Para un puesto de capataz, no me veo con la capacidad que tendría mi padre que lleva 25 años sacándolo. Quiero creer que si todavía no hay mujeres capataces es porque no llegamos a tener aún el recorrido para serlo porque llevamos solo cinco, seis o siete años viendo a mujeres debajo de un trono", explica.
"Creo que es algo que necesita mucha experiencia en el varal, a cualquiera que viene de fuera puede parecer sencillo, poner de acuerdo a 200 o 300 personas al mismo paso para ir al ritmo no es tan sencillo. Igual en cinco años que ya tengan unos 10 años de experiencia debajo de un trono, pueden serlo las mujeres", señala.
Grecia recuerda que, pese a que las mujeres fueron acercadas a la Semana Santa sevillana a partir de 1997 y finalmente se exigió la participación de nazarenas en el cortejo en 2011 por parte del Obispado, en el siglo XVII las mujeres estaban plenamente aceptadas como parte activa de muchas cofradías.
"En las reglas de la Vera Cruz del siglo XVII aparece el término ‘cofradas’ para referirse a las hermanas cofrades, entendemos que cofrades es una palabra neutra, pero existía esa palabra y se dejó de usar cuando se fue alejando a la mujer de las cofradías", recuerda y explica que desde Proyecto Palio han vuelto a reivindicarla desde su cuenta de Instagram.
Pocas hermanas mayores y presencia en los órganos de gobierno
Al igual que en las grandes empresas, dentro de las organizaciones de las propias cofradías las mujeres tienen un puesto que, en muchos casos, no llega al de mayor responsabilidad: la presidencia o ser hermana mayor.
En Sevilla a lo largo de su centenaria Semana Santa, solo ha habido una hermana mayor en 2012. En Málaga, donde poco a poco se van abriendo paso en este puesto las mujeres, actualmente solo hay dos hermanas mayores entre las más de 40 cofradías de la Agrupación de Cofradías.
"Falta voluntad principalmente para que haya una hermana mayor y derribar prejuicios infundados", explica Grecia. "Los Javieres tuvo a Maruja Vilchez, siendo la única hermandad de penitencia en Sevilla que ha dado este paso, además fue la primera cofradía que sacó mujeres nazarenas en 1986. No hubo ningún problema. No salieron ardiendo, no fue el fin de la hermandad ni mucho menos el fin de la Semana Santa", señala. "Esto debería bastar para demostrar que la presencia femenina enriquece el conjunto y no lo contrario", sentencia.
Para Lucía, en el caso de Sevilla, es más fácil que se dé este escenario que haya una mujer costalero. "Te diría que de aquí a 10 años habrá alguna, en pueblos y en otras provincias de Andalucía ya hay casos de mujeres hermanas mayores", relata.
Sin embargo, Grecia cree que todavía en la capital hispalense falta mucha presencia en las juntas de gobierno, ya que la que hay es simbólica: "No podemos imaginar a día de hoy una junta paritaria y no digamos una mayoritariamente femenina". "Tengo la sensación de que se nos permite ‘asomar el hocico’ en estos ámbitos, pero en demasiados casos no se nos termina de ver como iguales en capacidad y en ámbitos", recalca.
En Zamora, aunque se haya segregado hasta hace relativamente poco, las cofradías que sí incluyeron antes a las mujeres tienen puestos directivos. "En la nuestra, una vez que adquieran la necesaria experiencia, lo harán también. De hecho, la presidencia de la Junta de Cofradías (aquí denominada Junta Pro-Semana Santa) es una mujer, que a su vez es presidenta de una Cofradía y que, con anterioridad, ya había ostentado la vicepresidencia del máximo órgano de las cofradías", explica Martínez de Paz.
Medina admite que echaría de menos más mujeres en la Agrupación de Cofradías. "Creo que es necesario". "Pero no sé si es por falta de interés de las mujeres o porque no se les permitan. Tengo amigas con puestos importantes de su cofradía y son hermanas que llevan toda la vida en las cofradías, van a sus juntas, a todos lados y tienen sus puestos importantes", señala.
Ella no tendría problema, según cuenta, si viviera en Málaga en optar a un puesto en la junta de su cofradía. Además, anima a todas las mujeres cofrades a que se postulen como mujeres de trono, rompiendo una de esas barreras que todavía siguen en algunas hermandades.
La Semana Santa va cambiando a paso corto, como avanzan los pasos y los tronos por las calles de Domingo de Ramos a Viernes Santo, y esto incluye nuevas visiones entre las que entran la lucha feminista y LGTBI, colectivo especialmente presente en la cultura cofrade andaluza. Proyecto Palio, tal y como recuerda Grecia, es uno de los altavoces de esa nueva corriente disidente y reivindicativa.
"Nos han dado las gracias y ya era hora, nuestro pensamiento era muy sentido en el mundo cofrade, pero escasamente expresado en voz alta porque contradice el discurso oficial. Romper con lo establecido siempre es complicado y más si hay religiosidad de por medio", recalca. "La ofensa no es lo nuestro, lo único que reclamamos es la inclusión de toda la sociedad, algo fundamental en algo tan idiosincrático y popular como es esta fiesta", añade y recuerda que las críticas que han recibido han sido por "incomprensión" o por "prejuicios".
Para seguir avanzando, las mujeres tienen que seguir ocupando puestos, con ilusión y con ganas como hace Medina, quien anima a otras a ser mujer de trono en la Semana Santa malagueña. "Hay mujeres cofrades, que son con las que más hablo, que no se ven capaces porque hay comentarios, o es que la mayoría son hombres, o es que no voy a poder o tal. De verdad, que lo prueben, que una vez que lo pruebas es una experiencia superbonita que no se puede describir", recalca. Para este Domingo de Ramos ha vuelto a recorrerse los 600 kilómetros que separan su residencia en Madrid hasta Málaga para volver a colocarse su túnica blanca bajo los varales de la Virgen de la Merced.