SFDK: "La política es una movida que debe ser justa para la gente. Ni partidos ni pollas"
El dúo sevillano que se convirtió en un pilar indiscutible del rap en España, Zatu y Acción Sánchez, regresa con su último trabajo, 'Inkebrantable'.
Son casi 30 años de esa relación fiel que sólo entienden bien aquellos que saben que el banco del parque o un pequeño estudio son el mejor auditorio para que brote el hip-hop. Ese matrimonio en el que no cabe más conveniencia que satisfacer el amor por el micrófono, por los versos en la libreta, por el crujir de los platos, por la promesa de volver a hacerlo real sobre cada sample y bombo caja. Son casi tres décadas de Saturnino Rey y Óscar Sánchez. Quizás no les conozcan por esos nombres, pero Zatu y Acción Sánchez (SFDK) están de vuelta.
En el interior del cuartel general de Altafonte, dos de los maestros de la Escuela de Sevilla reciben a El HuffPost para hablarnos de su nuevo disco, Inkebrantable. Nos regalan cerca de una hora de su tiempo en el que conversamos sobre cada detalle musical y lírico de un proyecto maduro, que destaca por su infinidad de registros, trucos y estilos musicales que pasan desde el rap más puro al blues, flamenco o el rock, a través de un elenco de colaboraciones de escándalo. Pero también hablamos de política y, por tanto, de todo lo que está (y ya estaba) mal en la sociedad.
Zatu responde con la misma ilusión en los ojos de aquel Niño güei que desde Pino Montano salió a comerse el mundo, con la determinación de El ingeniero, pero con la sinceridad del que entiende la justicia sin etiqueta alguna. Acción Sánchez, como siempre, vuelve a tender el colchón perfecto a las palabras de su compañero de viaje desde que en 1994 comenzase a acuñarse el acrónimo que quedó grabado a fuego en muchas generaciones de jóvenes. Como una filosofía a seguir para salir con vida de cada odisea en el lodo. Es decir, grabado a konciencia.
-Empecemos por el principio. ¿“Siempre Fuertes de Konciencia”, SFDK, empezó como un lema, un mantra, como una promesa? Si esto es así, ¿’Inkebrantable’ es una reafirmación?
Zatu (Z.): Es una reafirmación. Y empezó como un juego de niños, como algo que era emocionante para nosotros y sigue siéndolo. Lo único que me sigue levantando algo de ganas es irme los miércoles con mi amigo [Acción Sánchez] a hacer música y salir a tocar. Lo que es hobbies o salir de fiesta… yo todo eso lo resumo en la música. Si tengo que ir a algún lado a pasármelo bien voy al estudio. Allí puedo fumar y hacer lo que me dé la gana, pero cuando me voy a casa tengo un trabajo hecho además. Inkebrantable resume eso.
Óscar, ‘Acción’, Sánchez (Ó.S.): hicimos un pacto de objetivos, en cierto modo. Vamos a por todas. Decir: ‘La música es lo primero’. Hemos dejado trabajos, hemos desechado todo lo que nos molestaba, estorbaba para lograr el objetivo, siempre educadamente, pero hemos ido a una en el objetivo y en creer en nosotros.
Z.: Ni familia, ni parejas, ni trabajo… nada hemos dejado que se interponga nunca.
-Cuando hablamos de este compromiso, de este proyecto, ¿de cuánto tiempo estamos hablando?
Z: Tres años. Desde que salimos del confinamiento. En este hice alguna letra sobre bases que él [Sánchez] las llama sparring, como en el boxeo, son bases simples sin muchos adornos donde ahí sacas toda la chicha.
Ó. S.: Para que no moleste. Así puedes desarrollar métricas, líricas… un colchón.
-Z: Ahí hice algo, pero ése nuestro método. Para crear este disco cogimos nuestro local, montamos nuestro estudio, porque la música se hace juntos. Yo no puedo llegar con una letra y tratar de encajarla en su música porque él es el mejor productor, hermano, de este país. Entonces si yo me voy a montar en su ritmo, si empiezo a escribir con él allí también está la opción de que él me diga ‘¿no crees que aquí pega un rapeo más espaciado?’. Siempre surgen cosas nuevas.
Ó.S.: Muchas veces yo no termino el ritmo hasta que no está el rap encima, el cante. Es lo más lógico. Prefiero que él lo haga y yo remato, embellezco su tono, su rap o su métrica.
-Corregidme si me equivoco, pero un cóctel musical de este nivel destaca desde que pones el primer corte y eres consciente de la diversidad de estilos a la que nos estamos enfrentando. ¿Hay una mayor madurez musical, era un reto? ¿Sánchez, cómo se lleva la batuta para coordinar esa fusión?
Ó.S.: Modestia aparte, me es fácil. Date cuenta que estás escuchando 15 [temas], pero piensa que yo tengo mil más. Luego ya sí que soy más exigente a la hora de decir ‘vale, tengo, pero la buena buena es esta, la que creo que va a funcionar de estas cien es esta’. Más o menos, la media de un ritmo potente es hacer diez y uno bueno. Es lo que yo he estipulado a lo largo de mi carrera. De manera natural, al final de escuchar música, te vas fusionando, intentas no parecerte a los demás. Ir un poco, no a contracorriente, pero sí echarte a un ladito, trincar, sorber de aquí, de aquí, lo meto a lo mío, pero no voy en vuestro carril. Voy en el de al lado. De ahí surge mi creatividad y mi inquietud.
Z.: Siempre hemos hecho eso además, eh, intentar ir por otro [camino, carril]. En todo.
Ó.S.: Zatu canta mejor, entona mejor. Se arriesga más en partes. Ya no es que rapee bien, rapea número uno, pero desarrolla cante. No es fácil encontrar el tono.
Z: Por lo menos encontrar el tono que te hace despertar algo dentro de ti o que toca la fibra.
-En el disco tienes una rima que reza “mi delito es no haber nacido con la voz de SIA / pues de ser así, te cantaba, no rapearía”. ¿Hay algo de esta esencia en el primer tema, 'Defectos y taras'?
Z. Sí, hostia, cantar… Uno no lo sabe, pero los raperos comenzamos a ser raperos, creo, principalmente porque no puedes cantar [ríe]. Hoy en día todo el mundo, incluso el pop, giró la cabeza hacia el rap y hacia lo que sale del rap o de la música urbana. Vienen, aportan algo más. El mismo Beret que venía del reggae, nosotros los hablábamos, los poperos cuando escuchen las letras, que tiene cosas rebuscadas, dirán: ‘¡Coño, que me escriba ese!’.
-¿Cómo es sacar adelante un trabajo de estas dimensiones y magnitud en un mundo a golpe de single y videoclip?
Z.: Inkebrantable es el único disco que no hemos trabajado diciendo ‘vamos a hacer un disco’, sino que llevamos tres años que tenemos un estudio, nos gusta hacer música y vamos y nos juntamos para hacer música. Al cabo de tres años, aparte de la música que él tiene, teníamos treinta y tantas canciones. Había seis, siete que sabíamos que iban a ir seguro y hay otras once o doce, por lo menos, que hemos dejado fuera y que ahora sacaremos más adelante. Además, todo dentro del Inkebrantable que otras veces las hemos apartado mucho en el tiempo.
Ó. S.: Fue nuestra idea original cuando acabamos Redención dijimos ‘oye igual este es nuestro último disco’, porque es verdad que el proceso de crear un disco se te hace cada vez más largo y pesa más. Pero claro, como somos gente creativa, vamos grabando temas y grabando temas no te da tiempo a sacar toda esa música. Single a single puedes llegar a cansar. Me pasa a mí con artista que sigo, que digo ‘¿este tema es nuevo o no es nuevo?’. Es verdad que somos un grupo con muchos años, los discos nos han funcionado, tenemos una carrera de discos.
Z.: Y sabemos trabajarlo, crear un concepto.
-¿Qué os queda en la recámara entonces? ¿Cuáles son los planes de futuro?
Ó. S.: Se nos han quedado 11 o 12 canciones fuera, que podríamos sacar ahora single, pero hemos dicho luego la sacamos todas juntas. Creo que se piensa demasiado [el formato] y te lo dice alguien que piensa demasiado. No hay nada escrito en esta vida, puedes saber más o menos cómo mover tu música y cómo intentar llegar. Un chiquillo como Quevedo, que sacó unas canciones en pandemia, ¿crees que pensó que sus canciones o una fórmula le llevarían a ser número 1 del mundo? Creo que simplemente hay que pensar menos y hacer buenas canciones.
-Por cierto, muchas fechas en la gira y muchos bolos con el cartel de ‘Agotado’, enhorabuena, pero ¿tenéis planeada alguna salida internacional?
Ó. S.: Hay cosas. No está anunciado, ni confirmado del todo, pero sí que hay algún festival fuera en Latinoamérica. Hay varias cositas que se están perfilando.
-Toca hablar de las colabos. Cuando pensábamos que lo de Kaze podía quedarse en 'Agua pasá', nos dais Kaze por partida doble. ¿Cómo es colaborar con él, le debíais a vuestros seguidores otro baile?
Ó.S.: Es por la conexión que tenemos con él. Tenemos amistad con él, nos encanta. Es de nuestros raperos favoritos y él también es una persona muy creativa…
Z.: Y versátil, tío.
Ó. S.: Entonces él se junta con otros versátiles y creativos y… tuvimos que hacer dos canciones. ¡Una sabía a poco!
Z.: Con él me es muy fácil. No lo comentamos mucho, pero cuando trabajo, igual que en la música quedamos para hacer música, cuando quedo con alguien en el estudio vamos a hacer un trabajo conjunto. Siempre buscamos que la canción sea redonda, si yo tengo que aflojar un poco, se afloja. Pero claro, con gente como el Kaze, con él puedo hacer lo que quiera. ¿Hacemos un doble tiempo? Lo hacemos. ¿Hacemos una balada? La hacemos.
-La incorporación de Sara Socas y demás voces femeninas al disco es brutal, ¿cómo veis la figura de la mujer en el rap en España? ¿Hemos avanzado, hemos superado clichés?
Z.: Está fuerte.
Ó. S.: Está fuerte y creativamente están súper fuertes. A mí me encanta lo que están haciendo. Además, en el estudio he estado trabajando con Lia Kali, con Sara Socas y he hecho cosas que una creatividad, fuf y una pasada.
Z.: El grupito de la Lia Kali y la Santa Salut…
Ó. S.: Hay un nivel guapísimo y un talentazo y ojalá consigan altas metas.
-Hay componentes identitarios fuertes, quiero pararme en la colabo con Bejo y en las últimas parrafadas en las que cada uno marca el acento andaluz y canario mientras desfilan las estructuras. ¿Qué buscabais con este recurso?
Z.: Con Bejo empezamos dos, hay una ahí medio boceteada que abandonamos y nos pusimos en esta. Esta es un poco más libre la temática, Pompa, aunque nos centramos en alguna cosita concreta fue un brainstorming ahí de estos. Pero sí que en la parte final marcamos eso de los acentos adrede. Tío, él también lo hace sin ningún problema, somos gente que lleva el humor por bandera. Los canarios y los andaluces no están muy lejos en forma de ser, a veces. Y decidimos tirarlo para adelante y quedó súper guapo. Yo ya lo había usado [el marcar el acento], en mis primeros discos se notaba más el seseo también. Ahí lo hemos forzado un poquito, pero para mí que quedó magia vaya.
Ó. S.: Sí, fue eso. Surgió al final, yo tenía un puente y dije ‘vamos a jugar aquí con los ceceos, tú con estilo… esas cosas tan chulas. El tema sabíamos que iba a molar, pero hostia, está gustando mucho.
-Queríamos más Kaze y nos lo habéis dado, queríamos más Kase.O y nos lo habéis dado también. He de confesar que esta entrevista me daba un poco de miedo por si acabo catalogado en alguna rima de Ringui dingui [tema que critica el triángulo corrupto formado por las altas esferas políticas, judiciales y periodísticas]…
[Se parten, para alivio del periodista]
Sí, y ahora nos invitáis a un brunch ('Señores en el Brunch'), ¿estamos ante la segunda parte? Por favor, dadnos la intrahistoria o algo.
Z.: Sí, no es continuación, quizás por el tempo rápido del ritmo hay cierta similitud. A lo que vamos es que nos gusta jugar a la contra. Todo el mundo va por aquí, nosotros vamos por otro lado. Todo el mundo llama ahora a este artista para colaborar, hostia, pues a mí me da cosa llamarle, hacer las mismas cosas que los demás a nosotros nos ha costado mucho. Hicimos Ringui, dingui y después nos vamos a juntar otra vez y teníamos un tema de corte clásico tipo mega rapero hardcore, pero era un ritmo parecido al de Pompa, que canta el Bejo. Estábamos probando encima, haciendo estilos y era como… lo que esperarían. Estamos haciendo el tema que están esperando. Y éste llega [mira a Acción Sánchez], pone otro ritmo y ¡hostia!
Ó. S.: Lo que ha dicho él es algo que hemos visto con el tiempo. Analizando nuestros discos, cuando hay dos canciones de corte similar, una de las dos pierde. Dijimos, Pompa va a estar guapa así que vamos a arriesgarnos por otro lado. Por eso la variedad que tú dices, para que todas ganen.
-Conexión Madrid con ese temazo oscuro con Natos y Waor, ¿marida bien la escuela sevillana con la Villa, no? ¿Cómo ha sido la experiencia?
Z.: Magia.
Ó. S.: Mucho y de los temas más relajados que hemos grabado. Estuvimos muy bien. Era el último tema, estaba más o menos todo encarrilado, última canción, cerramos esto y gloria.
Z.: Quedó muy bonito, pero también quedó bonito el día. Yo improviso en los conciertos y eso, pero con Natos y Waor terminamos de grabar y, como cuando de joven, nos pegamos dos o tres horas, allí ciegos improvisando en el estudio, riéndonos…
Ó. S.: ¡Hay 15 canciones grabadas luego improvisadas!
Z.: Hacía tiempo que no me pasaba y me lo pasé súper bien. Son unos cracks. Además, son ahora mismo los que lideran el país respecto al rap y coincidíamos mucho en camerinos, se iba forjando y se forjó ese vínculo.
Ó. S.: Mucho respeto en la creación y te lo digo con emoción, eh.
-Hay que hablar también de lo que habéis reconvertido. Una canción redentora, esto ya amenaza con ser un nuevo himno -junto a Cheché Alvarez y Anita Franklin, el estribillo versiona el mítico tema No dudaría de Antonio Flores-. ¿De dónde surgió esta idea?
Z.: Ésa fue una de las que escribí en pandemia, por ejemplo. Sólo y después sí le buscamos la música. 40 días en el desierto…, esa está escrita justo ahí en mi tristeza de cuando empezó la pandemia.
Ó. S.: Fue de las primeras que grabamos.
Z.: Es una canción que le tengo mucho cariño, la verdad. Quería que fuese de las primeras que se lanzaran, le quise hacer videoclip y todo. Quería representar la pasión de Cristo, bueno, un Cristo paralelo, cargando tu cruz hasta el monte y al final ser crucificado haciendo el último verso. Y los romanos vestidos con la careta de Santi Abascal [ríe].
-Lo has sacado tú, pero iba a caer fijo, hasta me he traído la chuleta literal: “Ya noto el látigo y diviso el águila imperial / Mucho machito, mucha pluma y pecho de metal / Va por los niños, por los menas en particular / Nuestro nuevo Herodes, Santiago Abascal”. Podría preguntaros muchas cosas, si veis una amenaza de la ultraderecha en España, pero voy a ser genérico, ¿cómo veis el panorama?
Z.: Está jodido, está jodido. Las cosas, la ultraderecha en general, en España en Europa avanza o eso parece al menos. Hay ruido. Recuerdo cuando en los 90, por ejemplo, estábamos más frescos, pero no se podía llevar una bandera de España, era todavía algo ofensivo. De hecho, en El diablo de alma buena, una canción de Desafío Total, decía alguna rima de "ruedas pinchadas, por llevar banderitas fachas en el capó / fíjate cómo acabó / el diablo de alma buena". Siempre lo vi, cuando empezó Rafa Nadal a ganar y la gente ‘es que no es por España, ni lleva la bandera porque…’. Detrás del que está poniendo la bandera porque dice que es por el equipo, por la selección, o por lo que sea, detrás la mayoría de las veces hay otra cosa. Yo tampoco soy la persona que más sabe de política, soy simplemente una persona que creo en la justicia. Lo que debería estar en la cabeza de todo el mundo como algo justo.
-Cuando escucháis las típicas proclamas de Vox o de otras esferas que no vengan exactamente de ese partido, ¿qué sentís ante ese discurso?
Z.: Yo es que no lo comprendo, fuera de políticas, eh, hablo de actitudes en la vida que vayan a capar a los demás. Cuando en la vida lo que creo que hay que hacer es capar las actitudes malas, las agresiones, las cosas que hagan daño a los demás. Una cosa que no haga daño a nadie, pues deja que la gente haga lo que quiera, es un poco mi visión.
Ó.S.: Yo hace tres años que no veo la tele. No sigo las noticias de política y me dan igual. Así es mi respuesta.
-¿Hastío o cansancio?
Ó. S.: Sí, y evidentemente todos esos pensamientos de ultraderecha no los comparto para nada. Pero, en general, la política ahora mismo está fuera de mi vida. Él lo sabe [señala a Zatu], yo no sigo nada, ni me interesa y prefiero vivir a mi rollo.
Z.: Es que no tendría ni que haber ideales. La política es una movida que debe ser justa para la gente. Ni partidos ni pollas, ¿quién es el mejor preparado para llevar esto?
Ó. S.: Como una empresa.
Z.: La política me parece una payasada en general. No que haya política, sino en lo que está convertida. Siempre ha sido lo mismo.
-“Desde Roma privatizarán la sanidad / Y créeme, prima, la gente rica primará” se coló también en el listado de 'punch lines'. ¿Romadrid? ¿A qué te refieres exactamente, veis algún agravio centralista contra vuestra tierra u otras?
Z: Esa es de la canción redentora también. No, [me refiero a] siendo Roma el Imperio. Esas son las cosas que digo que no van de política o no política. Por ejemplo, privatizar la sanidad, ahora que estamos aquí en Madrid [en clara alusión a las protestas y huelgas de sanitarios madrileños], ¡hermano, que hay gente que no puede! ¿Dónde se ve la justicia de eso? Como en Estados Unidos, luego sale una mujer que no puede [pagar] y se muere en la puerta, te echan del hospital si no tienes seguro. Aquí tenemos algunos ‘privilegios’ buenos [en contraposición a los estadounidenses] y eso hay que cuidarlo. No hay otra. Mi madre, mi gente lo necesita y no puede pagarse un seguro privado. Y ahí está, va con los impuestos de todo el mundo.
-Sea como sea, tenemos nuevo trabajo de SFDK y eso es sinónimo de denuncia social, por ejemplo cantándole un blues al condenado. Tras estas tres décadas, ¿creéis que la crítica social sigue siendo un componente importante del rap en España? ¿Y sentís que ha cambiado algo en la calle respecto al pobre de la esquina la situación que afronta una mujer inmigrante?
Z.: Sí, sí. La crítica y lo social siguen siéndolo. El hip-hop es una música que habla del que la canta. Todos vivimos en esta sociedad, si estás hablando de tu día a día es evidente que entren ramalazos y para eso está. Siempre ha sido una música que nace de los desfavorecidos y encontrabas una voz en la música para hacer llegar tu mensaje. Hombre, hoy todo está más loco, el mundo en general. Es difícil hacer un análisis…
Ó. S.: Compleja la vida hoy en día. Es complejo decir algo, ayudar… si ayudas porque ayudas, si no ayudas porque no ayudas… Están creando mucha inseguridad en las personas. Vivimos en la era del que dirán.
Z.: Pero nosotros hemos sido siempre pobres. ¿Sabes? Él y yo. Pero cuanto tú naces ahí, ni siquiera lo sabes.
Ó. S.: ¡Unos botines al año!
Z.: Tú no lo sabes, eres feliz, tío. Y cuando somos jóvenes uno vive con lo que tiene, da igual. Ahora por eso mis letras escarban un poquito más. Porque ahora es cuando yo hago el repaso de la vida y digo… pero es que esto es lamentable. Estas situaciones. Yo no he tenido a nadie que me explique o que estudiara conmigo. Uno no se da cuenta de lo pobre que es, cuando eres mayor lo ves y cuando ves a más gente. Hay personas que tú ni te imaginas las vidas que tienen de bien. Entonces es cuando dices, ‘claro, pero es que somos pobres’. Y seguimos siéndolo porque cuando entramos a un sitio igual que ese, aunque yo ahora tenga el dinero para poder entrar, cuando entras y te miran saben que no eres de ellos.
-Nos lo contabais en 'Un pobre con dinero'. Al hilo, ¿lo que vimos en ese tema tiene su reflejo en nuevos como 'Orgullo Titiritero'? Ése orgullo de sí, yo vengo del barrio y las tuve que pasar canutas para sacarme las castañas del fuego. ¿Cómo lo definiríais?
Z.: Claro, claro. Venir de abajo porque antes de hacer títeres [hace gesto de comillas para deslizar que se refiere a la música] he estado en bares, he sido pintor y eso que llevamos dedicándonos a la música desde los 17 años. Primero, teníamos trabajo en un bar hasta que salía un concierto, que a lo mejor no íbamos a ganar nada, pero era un ‘oye que este finde no podemos venir a trabajar…’ y nos decían ‘¿pero eso cómo es…?’.
Ó. S.: ‘¡A la puta calle!’. Yo he llegado a sitios a trabajar y he dicho, mira voy a aceptar el trabajo pero tengo estas circunstancias y si puede ser… claro, y se quedaban flipados. Les decía que los fines de semana igual alguno tengo algún concierto y no me importaba sacrificar mis días libres por irme el fin de semana. Y he sacrificado mi descanso por trabajar en lo que me gustaba. Tampoco he ido de guay, ¿tengo un mes al año? Voy a coger esos días y los voy a utilizar… Y me quedo sin vacaciones.
Z.: Todo eso es lo que repaso hoy en las canciones. Es la visión general de todo lo que nos ha tocado vivir. De hecho, a mí me ha empezado a preocupar la política de mayor. Cuando íbamos a tocar de jóvenes al País Vasco, a Galicia, dónde fuera, y veíamos a los chavales preocupados por esa movida, no lo entendíamos. Así de gañanes hemos sido. Porque después en el fondo es lo que se dice: si tú no haces política, ya la hacen por ti.
-Efectivamente.
Z.: Quizás yo no sé explicarte exactamente las situaciones, la política y demás, pero, el otro día lo hablaba con mi madre cuando fui a comer y luego lavaba los platos mientras ella me decía ‘a ver, déjame a mí’. ¡Qué más da, si lo estaría haciendo en mi casa! Entonces le dije: ‘Yo no sé, mamá si tú alguna vez lo has pensado en el abuelo, su padre, que no era una persona al uso.’ Ese hombre yo le veía fregar platos, fregar suelos, mi abuela era la que lideraba, era un poco matriarcal. Ese tipo de cosas, las personas y los menores siempre absorben de todas esas cosas en las casas, en los colegios… Todo eso que pasa hoy, porque hace unos días ha habido otra violación de menores. ‘¿Por qué no están en un centro de educación…?’ [imitando un comentario tópico]. No, la primera educación empieza en la casa. Ésa es la política que yo he entendido. Después que si racismo, lo otro… son las cosas donde veo injusticia.
-La última, prometido. Durante toda la entrevista habéis pivotado en torno a esa idea del momento idílico de estar por la tarde en el estudio…
Z.: Es lo que te queda, es el pago que nos llevamos nosotros a nuestra edad de la música. Esos momentos.
-Esa última frase en el outro de Amaneceres. ¿Entre sonrisas y lágrimas?
Z.: Sí, eso es real. Era para quitarlo, ‘esto ya lo grabo luego’. Me puse a llorar de verdad. Era para regrabarlo después, pero ahí se quedó. Porque es eso, tío…
Ó. S.: La naturalidad del momento.
Z.: Y terminar con mi amigo con el que llevo un montón de años abrazarnos, y decir: ‘Lo tenemos’.
Y vaya si lo tenían.