Cuando San Valentín escuece: qué hacer si duele este día, si nos llega un 'olvidona' o atravesamos un mal momento con la pareja
Dos psicólogos dan las claves para tener un San Valentín con mucha salud mental.

"No hay un Febrero / Que yo este contento / Y envidio al que sea feliz" canta Romeo Santos en una de sus bachatas, en la que carga contra San Valentín y "el carajito de la flecha". En este día repleto de rosas, bombones y Tagliatellas a rebosar, todo parece teñirse de rojo y corazones, pero también hay a quien no le gusta esta fiesta, quien no tiene la tradición de celebrarla o, directamente, a quien el 14 de febrero le duele.
"Son fechas señaladas que a uno le pueden reabrir esas heridas emocionales", reflexiona la psicóloga Patricia Fernández, de Somos Estupendas, espacio de psicología y bienestar con terapias online y presenciales en Madrid y Barcelona. "San Valentín, que además es un día generalmente como muy explosivo de amor, en el que hay muchas visualizaciones de personas que se quieren, etc, y uno puede conectar con la ausencia de 'ostras, yo no tengo a una persona especial así a mi lado', o inclusive con su propio proceso de duelo si ha tenido una ruptura", expone.
Según Fernández, ese "auge del amor" que se experimenta también se relaciona con "señales que van muy ligadas a 'eres válida', 'eres querible", directamente relacionadas con nuestra autoestima.
"Parece que ese día todo el mundo recibe ramos de flores, tiene relaciones maravillosas, que todo el mundo tiene pareja menos nosotros y eso nos puede llevar al sufrimiento y a emociones como puede ser ansiedad por necesitar tener una pareja o tristeza por no tenerla", apostilla el psicólogo David Gómez, que ofrece terapia online y en Valladolid y es autor de Un viaje hacia el amor (propio). Un efecto que además se puede multiplicar en las redes sociales, donde reina "la perfección". "Es un día ultra prototípico, lleno de reglas socioverbales y mitos del amor romántico y puede exacerbarse el malestar emocional", agrega.
Ante esto, aconseja que "es muy importante no poner el foco donde no tenemos que ponerlo y entender que aproximadamente la mitad de las personas tiene pareja, pero la mitad no". Por esto, considera que puede ser un buen día “para desconectar un poquito de toda esa incesante información que nos llega de las redes sociales".
Si se está en ese caso, por su parte Fernández ve positivo "encuadrar qué significa para uno tener pareja" y pensar desde dónde se está conectando "con esa idea de la necesidad de tenerla" porque es algo que puede dar pistas sobre "qué es lo que me falta".
"Si rascamos, en el fondo se está celebrando el amor", afirma la psicóloga. "Al final, tú puedes darle una visión constructiva para el momento vital en el que te encuentres: puede ser amor de familia o de amistad, que también de alguna forma refuerzan esa parte de que estás siendo querido", prosigue.
Transitar el dolor
Uno de los escenarios en los que San Valentín puede ser más negro es si coincide con una ruptura reciente. "Es muy importante entender que si estamos en un proceso de duelo, el duelo tiene que doler, y que no podemos tener prisa. Y que hay días, sea San Valentín, sea el cumpleaños del ex, sea que lo hemos visto con otra persona o sea nuestro aniversario, ese dolor tenemos que transitarlo y tenemos que sostenerlo, pero no liarla", recalca David Gómez.
También puede ocurrir que se esté en una relación, pero no precisamente en un buen momento. "Si la pareja está mal, está como está, cuidado con ese ramo de flores que nos llega a modo de perdón donde parece que todo es bonito, mágico y especial y realmente no lo está siendo", advierte el psicólogo.
El riesgo está en que "nos podemos anclar a la esperanza de que funcione lo que no va a funcionar": "Siempre digo que esa esperanza mal encaminada es nuestra peor enemiga".
Cuidado con el o la "orbitante"
También conviene estar alerta si, con motivo de este día, de repente recibimos un WhatsApp de "Olvidonaaa" u "¡Hola, desaparecido!" con sus fueguitos. "Del típico que vuelve o el orbitante", lo llama Gómez. "Lo que recomendaría ahí es primero aceptar que eso puede pasar, porque no es algo que dependa de nosotros. Segundo, parar. Parar para reflexionar antes de responder y ver qué voy a obtener a corto plazo, que va a ser el enganche, el subidón, el se acuerdan de mí, pero realmente, ¿qué impacto va a tener en mi vida en el largo plazo?".
En definitiva, resume, "responder a ese WhatsApp si es lo que realmente quiero y necesito, porque normalmente lo que está acabado se acabó por algo". "Normalmente el que no se ha acordado de nosotros en un mes no tiene sentido que se acuerde en San Valentín o el sábado por la noche cuando le pica", sentencia el psicólogo.
"Esos fantasmas del pasado... si estaban en el pasado muchas veces es por algo", coincide Patricia Fernández. Según la psicóloga, en esos casos el subidón del "se acuerda de mí o le he marcado" nos puede llegar a nublar. "Soy partidaria en ese aspecto de no dejarnos llevar mucho por las emociones, ni por esa carga a nivel de oxitocina, de dopamina, sino de bajarlo un poquito a tierra", recomienda. Para ella, sería bueno plantearse "si lo que tú harías en San Valentín sería lo mismo que harías en un día cualquiera y aparece. Pensarías 'este es un gilipollas'. Y en San Valentín de repente es como, 'ah, pues bueno, no lo era tanto". A esa toma de conciencia, uniría el valorar si tendría sentido darle recorrido a esa persona ahora mismo.
"A la inversa también ocurre. Hay muchos pacientes que muchas veces dicen 'en días puntuales se me activa ahí esa necesidad de escribir a X", subraya la especialista. Su consejo ahí es "valorar esa parte de egoísmo" y reflexionar: "Si escribes a fulanito o menganita en un día puntual, ¿eso es sostenible en el tiempo? ¿Tú querrías realmente sostenerlo o es ahora, por el momento y por la fealdad de todo el mundo posteando cosas, que te hace sentir emociones un poquito más desagradables? ¿Lo que intento es taparlas o mal gestionarlas?".
Celebrar al otro o a uno mismo
Quien sí esté en pareja y quiera darlo todo este día, "perfecto, es muy válido", señala Gómez. "Y si no queremos celebrar San Valentín, pues también es válido. Recordemos que solo es un día, basado en los mitos del amor romántico y un invento meramente comercial. Y tenemos 364 días al año para querernos y para cuidar el vínculo", condensa.
"El vínculo no solo se cuida en San Valentín, sino que es como una plantita, utilizando una metáfora, que se tiene que cuidar día a día. No coger un día y echarle 23 litros de agua", recalca el psicólogo.
Patricia Fernández explica que en consulta suele hablarse del "mito fundacional o de por qué empieza la relación, el por qué tú eliges a la persona". "Muchas veces por el devenir de la vida y por la evolución vamos perdiendo un poco el significado o vamos dejando de darle la misma importancia. Considero que muchas veces fechas señaladas nos ayudan un poco a reconectar con esa idea del por qué te elijo", añade. "Una paciente que lleva 25 años con su marido me decía que no tenían planes o citas. Ella misma decía 'mira, ahora con la cosa de que viene San Valentín, que nosotros no somos muy de estas tontadas, estoy pensando que sí que puede ser un buen momento para proponerle una cenita", indica sobre cómo se puede utilizar esta fecha "a favor y de una forma más constructiva".
La psicóloga también advierte de que en fechas como San Valentín nos desvivimos por regalar o tener detalles con el otro, pero se puede probar a "eso que haríamos hacia la otra persona, dárnoslo hacia nosotros mismos". "Siendo un día con mucha comercialización, pensar qué necesito y qué me gustaría también a mí tener conmigo misma como forma de mimos o de cuidado", puntualiza.
En esta línea, tengamos pareja o no, David Gómez propone que pueda ser un día para llenar de amor propio y "para autocuidarnos, valorarnos, tener un día de desconexión, un ritual de cuidado, para pedirnos una cena o hacérnosla nosotros, hacer ese plan que tanto nos gusta o, por qué no, para tener autosexualidad con nosotros".