España toma nota de la trampa de Francia en las bolsas de patatas
El Gobierno francés quiere que la Unión Europea obligue a las tiendas y supermercados a informar sobre los productos afectados por la 'reduflación'.
La RAE, encargada de cuidar el idioma y actualizar el Diccionario de la Lengua Española con nuevas palabras, no ha incluido por el momento el concepto atribuido a la economista estadounidense Philippa ‘Pippa’ Malmgren y que definde el proceso por el que los productos que encontramos en el supermercado encogen de tamaño o reducen su cantidad, mientras se mantienen los precios o, como ocurre en algunos casos, suben.
Se trata de la reduflación (shrinkflation, en inglés). Una práctica legal pero poco transparente con la que el productor consigue mantener los márgenes de beneficio y que "se viene realizando desde hace décadas, pero que se ha sistematizado y sofisticado en los últimos años", especialmente en periodos de inflación alta, según el BBVA.
Una práctica que, según la OCU, puede reducir el contenido de los productos entre un 5% y un 10% sin que los consumidores lo noten y que afecta a productos tan dispares como bolsas de patatas fritas, algunos refrescos, productos de higiene o de droguería.
Francia quiere prohibir la reduflación
Sin embargo, la práctica puede tener los días contados en la Unión Europea. Si prospera la propuesta que ha remitido a la Comisión Europea el Gobierno francés, los distribuidores estarán obligados a informar a sus clientes de aquellos productos que afectados por la reduflación.
"Es una estafa, es un escándalo", afirmaba Bruno Le Maire, ministro de Economía de Francia, quien prometió el pasado septiembre medidas para frenar una práctica en aumento. "No estamos aquí para llenar los bolsillos de los gigantes industriales", añadió después de que Carrefour , como apunta El Debate, se adelantase a la legislación y colocase carteles en casi una treintena de productos advirtiendo del fenómeno.
Según la cadena gala BFMTV, el proyecto contempla que se debe advertir de la reducción de producto "directamente en el embalaje o en una etiqueta adherida o colocada cerca", indicando de forma "visible y legible" el cambio en las cantidades y el precio. La normativa, que en ausencia de comentarios de Bruselas podría empezar a aplicarse a finales de marzo de 2024, afectaría a tiendas con una superficie de venta superior a 400 metros cuadrados, mientras que las tiendas de conveniencia no se verían afectadas.
Según el borrador del proyecto, no aplicable en alimentos envasados de cantidad variable y los alimentos a granel, las infracciones se sancionarán con una multa administrativa de hasta 3.000 euros para una persona física y de hasta 15.000 euros para las jurídicas.
La normativa, que en ausencia de comentarios de Bruselas podría empezar a aplicarse a finales de marzo de 2024, afectaría a tiendas con una superficie de venta superior a 400 metros cuadrados, mientras que las tiendas de conveniencia no se verían afectadas.