El extraño mamífero que pone huevos reaparece 60 años después
Lo han documentado miembros de la Universidad de Oxford.
Es peculiar, para muchos se podría decir que 'raro', y para la ciencia es todo un desafío. El mamífero más extraño de la naturaleza ha 'reaparecido' décadas después.
La Universidad de Oxford ha informado de la reciente 'localización' de un ejemplar de equidna, especie que llevaba cerca de 60 años sin poder ser hallada. Esto ha ocurrido en Papúa (Indonesia). Son, explica Muy Interesante, un linaje evolutivo único, con antepasados acuáticos y pocos parentescos en el reino animal actual.
Este animal, también llamado, oso hormiguero espinoso, es un ejemplar perteneciente a la familia de los monotremas, la rama más primitiva de los mamíferos existente y se encuentra principalmente en Australia y territorios cercanos.
Según Muy Interesante, se trata de un animal con características especiales, más allá de sus dimensiones y localización. Tienen un aspecto reducido en cuanto a tamaño y peso. Apenas miden de 30 a 50 centímetros y pesan de 2 a 6 kilogramos, siendo más grandes los machos que las hembras.
Con un cuerpo asemejado al de un puercoespín, con espinas y pelo áspero, tiene un hocico y una boca diferenciales, con una lengua muy larga y pegajosa, ideal para atrapar a sus presas. A esto se le suman unas extremidades cortas y fuertes, con garras afiladas en las patas para hacerle especialmente hábiles al excavar.
Pero aún más extraño resulta, añade la citada publicación, que a diferencia de la mayoría de los mamíferos, los equidnas tienen una temperatura corporal baja que puede fluctuar significativamente según la temperatura ambiente.
Y si estas características le hacen especial, aún más su modo de reproducción. El equidna es uno de los pocos mamíferos que pone huevos en vez de crías vivas. Así, la hembra deposita un único huevo en su bolsa, con cierto parecido a la de los canguros, y allí lo incuba alrededor de diez días. La cría ve la luz sin pelo y con un tamaño minúsculo y se alimenta inicialmente de la lecha de las glándulas mamarias.
Su alimentación está basada en lombrices, hormigas y otros pequeños invertebrados en el suelo. A similitud del hormiguero convencional, los equidnas disponen de un olfato muy fino y entre su especial sensibilidad olfativa y sus poderosas garras, consiguen abrir hormigueros para hacer su particular caza.