50 comportamientos propios de una madre con falta de sueño
Si eres madre, es muy probable que sepas lo que es la falta de sueño. Después de estar pendiente del bebé toda la noche, obligas a tu agotado cuerpo a salir de la cama para interpretar los múltiples papeles que te corresponden durante el día: madre, esposa, trabajadora, diosa.
Si eres madre, es muy probable que sepas lo que es la falta de sueño. Después de estar pendiente del bebé toda la noche, obligas a tu agotado cuerpo a salir de la cama para interpretar los múltiples papeles que te corresponden durante el día: madre, esposa, trabajadora, diosa.
En tu estado de agotamiento, seguro que has tenido muchos momentos dignos de un "¡ups!", quieras admitirlo o no. Pero es mucho mejor tomárselos con humor, ¿o no?
Sabes que la falta de sueño es preocupante cuando...
1. Te echas leche de bebé en el café.
2. Te escondes cada vez que alguien intenta incluirte en una foto.
3. Sigues llevando el maquillaje de ayer.
4. Tienes que pedir prestados pañales, toallitas o ropa de bebé a amigos, vecinos, extraños o la oficina de objetos perdidos.
5. Te haces un moño con el pelo mojado en vez de desenredártelo después de una ducha.
6. Dejas a los niños en la guardería del gimnasio para echarte una siesta en el coche.
7. Surge la amistad con otras madres agotadas y os sentís unidas por la falta de sueño.
8. Te pierdes con el coche de camino a casa, a pesar de que has hecho ese mismo camino mil veces.
9. Utilizas el coche como cubo de la basura y/o unidad de almacenamiento de cosas de niños.
10. Utilizas la televisión como si fuera un canguro.
11. Desayunas cenas (pizza fría) y cenas desayunos (cereales).
12. No te duchas porque no tienes tiempo y te limitas a echarte más desodorante.
13. Das cabezadas en lugares inapropiados y en posturas extrañas.
14. Te bebes más de tres cafés antes del mediodía. (Admítelo. El de la cafetería se sabe de memoria cómo te gusta el café).
15. Tiras las prendas de ropa de los niños porque las manchas de caca son tan profundas que no merece la pena lidiar con ellas.
16. Te quedas sentada en el váter mucho más de lo necesario para tener un momento de tranquilidad.
17. Te comes un chicle en vez de lavarte los dientes.
18. Te dejas sin querer las llaves o a los niños encerrados en el coche.
19. Evitas el buzón: si no ves las facturas, no existen; y, si no existen, no tienes que enfrentarte a ellas.
20. Te olvidas de coger el correo del buzón durante tantos días que las cartas empiezan a rebosar o acaban tiradas por el suelo.
21. No sabes qué día de la semana es.
22. Pasas a depilarte solo cuando vas a salir (y a veces ni eso).
23. Envidias a todo el que parece estar descansado.
24. Te olvidas de sacar al perro otra vez.
25. Veneras a quien esté dispuesto a quedarse con los niños mientras tu descansas.
26. Pones la música de los niños en el coche aunque no haya niños en el coche.
27. Utilizas el cepillo de dientes de tu pareja porque no encuentras el tuyo.
28. Relees una y otra vez la misma página del libro y, finalmente, acabas cerrándolo.
29. Te dejas la compra y/o los biberones de los niños en el coche y te das cuenta cuando empieza a oler.
30. Bebes alcohol a las cuatro de la tarde porque tienes que sobrevivir a las horas que quedan antes de que tus hijos se vayan a la cama.
31. Te pasas el día esperando a que tus hijos se echen la siesta o se vayan a la cama.
32. Pides cita con el médico y luego se te olvida ir.
33. Te alegras cuando alguien cancela un plan porque así puedes quedarte en casa y no hacer nada.
34. Vas al supermercado y se te olvida lo que más necesitabas.
35. Lo compras todo por internet. (De parte de las madres agotadas del mundo: gracias, Amazon Premium).
36. Intentas convencerte de que algún día volverás a dormir con normalidad, de que mañana saldrás de casa o de que esta semana volverás a hacer ejercicio.
37. Te tiñes de un color más oscuro para no tener que mantener unas mechas.
38. No estás segura de haber dado de comer al perro/gato/pez y, por si acaso, le das de comer otra vez.
39. No estás segura de haber cerrado la puerta con llave, de haber apagado la plancha del pelo, el horno o el gas y tienes que darte la vuelta y comprobarlo.
40. Deseas que por un día los padres pudieran dar el pecho a los hijos.
41. Llevas mallas siempre y a veces incluso te las pones del revés.
42. Echas crema hidratante, jabón de manos o crema para las hemorroides en el cepillo de dientes.
43. Dejas la ropa limpia en la lavadora hasta que empieza a oler mal y tienes que lavarla otra vez.
44. Te das golpes con todas las esquinas de todos los muebles y tienes unos 10 moratones de origen desconocido.
45. Te derrumbas en lugares inapropiados y delante de vecinos, pediatras o repartidores.
46. Estampas el coche contra la puerta del garaje o el cambio de parachoques se convierte en algo habitual.
47. Compras platos y vasos desechables para no tener que fregarlos.
48. Te ríes como una loca de cosas que tampoco son tan graciosas y acabas preguntándote a ti misma si estarás perdiendo la cabeza.
49. Compras todos los ingredientes para hacer una receta determinada para luego ver cómo se van echando a perder en la nevera.
50. Recuerdas los días en los que todo parecía estar bajo control y te preguntas si alguna vez volverán.
Si te sientes identificada con alguno de estos comportamientos, tú también eres una de esas madres que no duermen todo lo que necesitan. ¡Bienvenida al club! La suscripción es gratuita y dura 18 años.
Este artículo fue publicado originalmente en Mommy Owl. Puedes leer (en inglés) las aventuras de Lauren con la maternidad en Facebook y en Twitter.
Este post fue publicado con anterioridad en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero.