La realidad que hay detrás de ser padres de gemelos
"¿Cuál es la ventaja de tener gemelos?", le pregunté, agarrotada por el miedo y las molestias en el ecuador de mi embarazo múltiple de alto riesgo, a una vieja amiga. Esa amiga, cuyos gemelos son un año mayores que los míos, me contestó: "La ventaja es que tienes dos".
"¿Cuál es la ventaja de tener gemelos?", le pregunté, agarrotada por el miedo y las molestias en el ecuador de mi embarazo múltiple de alto riesgo, a una vieja amiga.
Esa amiga, cuyos gemelos son un año mayores que los míos, me contestó: "La ventaja es que tienes dos".
Siempre me ha encantado la claridad de su respuesta. En contraposición, la respuesta a la pregunta "¿qué es lo más fácil y qué es lo más difícil de tener gemelos?" está más difuminada. La situación de cada uno es diferente, pero a continuación podréis leer tres motivos por los que me pareció que criar a gemelos es coser y cantar y, después, dos motivos por los que pienso que a veces es realmente duro.
El lado fácil de tener gemelos:
1. El perfeccionismo pasa rápidamente a un segundo plano.
Antes de tener gemelos, me imaginaba que la paternidad consistiría en ocuparme de un único bebé en pañales. Me imaginaba meciéndolo entre mis brazos hasta que se quedara dormido, llevándole en el carrito a dar un paseo por el parque. Le daría el pecho tranquilamente en cualquier parte y, al final del día, vendría bien para cenar platos que llevaran col y quinoa. Vayamos a la parte en la que nacen los gemelos. El perfeccionismo queda en un segundo plano y todo se reduce a intentar mantener a los dos bebés con vida y a intentar dormir de vez en cuando. Aunque puede parecer triste que tuviera que bajar tanto el listón, lo cierto es que me dio la oportunidad de disfrutar de muchas alegrías inesperadas y de trabajar en equipo junto a mi marido. Me ayudó a deshacerme de las expectativas poco realistas y a cultivar una mentalidad en la que hubiera espacio para una felicidad más simple. Las respuestas a ciertas cuestiones relacionadas con la paternidad llegaron inmediatamente. Nuestros hijos seguían unos horarios, entrenamos su sueño cuando los médicos nos dijeron que podíamos hacerlo y nuestra dieta incluía comida para llevar y mejunjes extraños. Una amiga mía, que también es madre de gemelos, me describió así sus primeros años de maternidad: "Simplemente, agradeces que tu marido aparezca y les dé a los niños una barrita de cereales cuando todavía no están realmente hambrientos".
2. El vínculo que existe entre los gemelos es algo adorable.
Se habla mucho de la importancia que tiene cultivar la individualidad de los gemelos, mucho más que del vínculo que comparten. Hay algo innegablemente mágico en que dos niños nazcan a la vez. Su relación fraternal puede ser un apoyo contra la soledad -o el aburrimiento- de por vida. Con mis gemelos, lo que pasaba era que el que aprendió a andar antes empujaba el carrito del otro. En vez de chuparse cada uno su dedo, se los intercambiaban o, incluso, uno le hurgaba la nariz al otro. Cuando empezaron a ir al colegio, hacían el camino cogidos de la mano. Uno le contagia los ataques de risa al otro. Mi marido y yo todavía tenemos que recordarles que "no se pega, no se muerde, no se empuja, no se mete el dedo en los ojos de los demás y no se araña", pero lo que mis hijos demuestran es cada vez más empatía y colaboración. En casa o cuando estamos de vacaciones, se entretienen entre ellos.
3. Los padres de gemelos o trillizos son increíbles.
Mis relaciones con otros padres de gemelos, mellizos o trillizos me han aportado muchísimo: consejos, amabilidad y solidaridad. Cuando estaba embarazada de mis gemelos, fueron un hombro en el que llorar. Cuando mis hijos nacieron, siempre estaban ahí para resolver mis dudas y para hacerme compañía. Cuando uno de mis hijos, a los 20 meses, todavía no andaba, una madre a la que apenas conocía estuvo hablando conmigo durante casi una hora sobre la fisioterapia que había recibido su hija. La amistad que he forjado con otros padres de gemelos me ha ayudado mucho a criar a mis propios hijos.
El lado difícil de tener gemelos:
1. La época inmediatamente posterior al nacimiento de los gemelos.
Creo que lo que más buscan las madres de gemelos en Google es "¿cuándo se vuelve más fácil?". Los primeros meses con los gemelos son de una intensidad difícil de describir a alguien que nunca la haya experimentado. Es como un bautismo que, en vez de ser un chorro de agua en la cabeza, fuera como meter la cabeza en el océano. Para mí, intentar dar el pecho mientras me recuperaba de la cesárea fue una tortura. Cada vez que nos íbamos de casa era como si estuviéramos preparándonos para una expedición al Polo Norte. Ahora pienso en esos primeros meses y los recuerdo con nostalgia, pero fueron durísimos.
2. El resto de la gente.
Uno de los aspectos más difíciles de tener gemelos es intentar que la gente entienda cómo tienes que estructurarte los días y la gran diferencia que hay entre tener gemelos y tener un hijo único. Puede que los amigos y la familia no entiendan por qué la hora de la siesta es tan importante para ti, puede que te ofrezcan consejos, tan bienintencionados como frustrantes, sobre cuándo deberías relajarte. También hay gente que se compadece de ti descaradamente, o gente que te encuentras por la calle y te dice algo ofensivo solo por llevar un carrito doble. No es algo habitual, pero te harán desear haber metido un taser en la bolsa de los pañales. Después de que nacieran nuestros gemelos, perdimos el contacto por completo con algunos de nuestros amigos.
Por supuesto, también es el resto de la gente quien ha hecho que la paternidad de gemelos sea una tarea más agradable: los muchos amigos que no desaparecieron, nuestras familias y los nuevos amigos que hemos ido haciendo. Alzo mi taza de café para brindar por toda la gente fabulosa que nos ha acompañado en este camino y por todas las mamás y papás de gemelos, mellizos y trillizos.
K.K. Goldberg es autora del libro 'The Doctor and the Stork: A Memoir of Modern Medical Babymaking', una obra que trata sobre los gemelos, el embarazo y la fecundación in vitro pensada para divertir, consolar y distraer.
Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero